jueves, agosto 24, 2006

Correo de Beatriz

Nos llegó el siguiente correo:

Hola amigos:
Hoy estaba escribiendo el artículo que les adjunto, cuando en un rato entré a su página y me encontré un comunicado con algo muy similar a lo que yo estaba escribiendo. De su artículo me estoy fusilando un pequeño detalle como lo notarán, el cual agregué al mío. Ignoro si debo hacer alguna indicación en el párrafo que puse con la idea de ustedes para darles el crédito. Gracias por lo que ahí dicen, es muy ilustrativo.
Beatriz

Respondemos:

Hola Beatriz,

El relato de tu experiencia con respecto al movimiento en el que compartes tambien tus reflexiones es original aunque coincidan con las nuestras. Tanto tú como nosotros solo tenemos que darle crédito a la Real Academia de la Lengua Española. No nos extraña que alguien tan honesto participe en el movimiento. Agradecemos tu contribución, la cual publicamos inmediatamente. Seguiremos juntos en esta lucha.

El Justo Reclamo

México, D. F. A 23 de agosto de 2006

A todos aquellos que no han participado en el Movimiento de Resistencia Civil Pacífica:

Por uno u otro motivo, existen miles de ciudadanos que a esta fecha no se han integrado al Movimiento de Resistencia Civil Pacífica. A ellos deseo dirigir mis palabras por si desean saber un poco más del mismo, a través de alguien que ha sido testigo presencial. Personalmente he contemplado que existen grandes diferencias ideológicas entre mis compañeros en esta lucha. A éstas he de agregar las diferencias sociales, económicas, culturales, generacionales y un sinfín más que podría enumerar, intentando ilustrar el verdadero ambiente del que he sido testigo en estos días tan importantes en mi vida, días llenos de grandes experiencias jamás vividas, teniendo la absoluta seguridad de que estoy siendo una pequeña parte de la gran historia que ha de contarse algún día. Es verdaderamente grato recordar la noche anterior cuando en medio del silencio, a punto de amanecer, pude caminar a lo largo de Paseo de la Reforma, sintiendo la protección que me brindan a cada instante los compañeros que se encuentran conmigo en la guardia que nos ha tocado cubrir. La noches no pasan tan rápido como quisiéramos, pero cuando en medio de un respeto sincero hemos entonado canciones (¡qué bárbaros! ¡qué manera de tocar la guitarra!) al calor de un cafecito, la espera del amanecer se hace menos larga (he podido contemplar a grandes talentos que ha dado nuestro México y sin tener que pagar por verlos). Al comenzar la noche, ya habíamos superado la prueba de un fuerte aguacero con granizo que casi vuela nuestro toldo, el cual tuvimos que arrimar para poderlo amarrar al templete y así evitar quedarnos a merced del aguacero. En lo personal he de decir que, contrario a lo que se pudiera pensar, estas experiencias son algo que verdaderamente me han dejado un sabor de boca dulce y no amargo. Hemos podido presenciar además, escenarios como el siguiente: formados con su tortilla en la mano, nuestros hermanos que se encuentran en los campamentos del zócalo, aguardan pacientes que les llegue el turno para rellenar su taco y poder comer lo que hemos preparado para ellos y diciendo que ni eso tenían en sus lugares de origen, agradeciendo porque alguien se preocupa de que ellos puedan comer algo. A pesar de lo que se quiera difundir por canales oficiales para desprestigiar nuestro movimiento, ellos afirman estar comiendo mejor que antes. Al principio me referí a las grandes diferencias entre los compañeros, por lo que deseo hacer hincapié en que a pesar de esas grandes diferencias, hay algo que nos ha mantenido unidos en esta lucha, y todos y cada uno de los que estamos participando en ella sabemos perfectamente bien cual es ese algo. Sólo así se puede explicar la gran fuerza que tiene este movimiento, movimiento que en estos días recientes se ha hecho manifiesto, y que desde muchos años atrás se ha ido gestando en las mentes de millones de mexicanos y que al fin ha salido a flote. Somos personas que no hemos podido permanecer indiferentes ante las convocatorias para “asesinar indios”. Tampoco hemos podido ignorar las “evidencias vistas con nuestros propios ojos” a través de tantos años. Tampoco estamos dispuestos a “vendernos”, porque consideramos que tenemos dignidad y principios (yo personalmente perdí trabajos por no “venderme” y no nos morimos de hambre ni mis hijos ni yo, por eso sé de lo que hablo). Seguimos siendo leales a nuestros principio éticos y a nuestras convicciones, no a otros seres como se nos ha querido hacer creer; no somos animales. Según el Diccionario de la Real Academia:

lealtad.
(De leal).
1. f. Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien.
2. f. Amor o gratitud que muestran al hombre algunos animales, como el perro y el caballo.
3. f. p. us. Legalidad, verdad, realidad.

Por lo tanto, deberemos entender que solamente los animales deben ser leales a otro ser.

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Por supuesto que la posición más cómoda ante las crisis de la vida es la indiferencia, pero tarde o temprano nos hará mella. Concretamente, todo en la vida se reduce a escoger uno u otro camino en las encrucijadas de la vida y tarde o temprano todos, ante tal escenario, deberemos decidir por dónde seguir.

Beatriz

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