jueves, octubre 12, 2006

La iglesia católica y la pederastia


Sique

La pederastia no es una cuestión de tratamientos psiquiátricos ni psicológicos. Me extraña que con tanto dinero, los especialistas en perversiones que contrata la iglesia no le hayan explicado al Vaticano de lo que se trata o quizás no lo hayan hecho porque así pueden conservar su negocio eternamente con la pretensión de una supuesta cura.

En realidad es muy sencillo, la naturaleza se cobra cuando tratan de violentarla. No se pueden crear reglas que vayan contra natura sin que haya consecuencias graves. Si al ser humano se le ocurriera poner una ley en la que se prohibe comer, la satisfacción del hambriento pasaría a ser una perversión, o bien quienes la cumplieran se morirían de inanición. Pero como muy pocos habría de éstos porque hay un instinto de conservación inscrito en el código genético más allá de la voluntad, la gente comería a escondidas y por supuesto trataría de hacerlo sin que hubiera testigos de su delito. También, lo más probable es que se ingiriera todo aquello que no se notara y clandestinamente, seguramente eso nada tendría que ver con una verdadera alimentación, sin embargo, surgiría una afición a esos espurios alimentos porque se asociarían no sólo con la satisfacción sino con un sentimiento de culpa, lo cual fortalecería el vínculo y haría recurrente la conducta de alimentarse con tales elementos.

El celibato es una regla que va contra natura, la negación del impulso sexual es un absurdo porque éste está también inscrito dentro del código genético de las especies vivas en tanto está encargado de la reproducción de las especies. De tal forma nos explicamos porqué la pederastia abunda en los sacerdotes de la religión católica que están sujetos al celibato.

La negación del impulso sexual que se representa en el celibato, como en el caso del ejemplo sobre la comida, es la causa de que los sacerdotes perviertan su satisfacción sexual. En vez de que la gratificación sexual se realice dentro de los parámetros normales, busca hacerse a escondidas, y qué mejor forma de hacerlo si no es con niños indefensos a quienes se les amenace si lo dicen o a quienes hacerles creer que a través de esas prácticas están sirviendo a Dios. Pero ¿por qué son más los niños violados por curas que las niñas? Pues resulta que estos individuos que no han tenido ninguna maduración sexual y que están ya adultos en una etapa de inmadurez, prefieren a los niños con quienes pueden practicar una especie de autoerotismo. ¿Y qué pasa después? Pues que la gratificación sexual se asocia al niño como objeto de satisfacción, es decir se pervierte, y por otra parte, la culpa se convierte en vínculo emocional adicional que tiende a repetir la conducta. En resumen, los perversos pederastas, son individuos inmaduros que explotan a los niños sexualmente y que sabiéndose culpables esconden sus aberraciones de la forma más vil e inmoral. Se tapan unos a otros porque comprenden el fenómeno. Consultar el link que nos envían del blog hemorroides de felipillo de Jesús en el que la pederastia de los sacerdotes está considerada como una especie de "pecado divino" ya que los que practican esta detestable práctica no obtienen castigo de la iglesia católica como ocurrió con Maciel y como Norberto Rivera los protege.

Un mensaje para las asociaciones religiosas de Guadalajara y a todas aquellas que estén con la necedad de curar a los pederastas: la pederastia no se cura, o lo que es lo mismo, árbol que nace torcido nunca su tronco endereza. En vez de pensar en la cura, piensen en evitar la causa, ya es hora de que la iglesia católica se percate de que el absurdo celibato es la causa principal de las perversiones sexuales que se dan en la iglesia y que esto seguirá sucediendo en tanto no quiten esa regla sacerdotal que tanto daño ha hecho a la humanidad.

Habría también que considerar que esos niños a quienes se les ha hecho víctima de abuso sexual van a tener, independientemente de un trauma psicológico por un evento que aconteció de manera violatoria a sus derechos humanos, una dificultad para relacionarse sexualmente porque tienen una experiencia que no tuvo lecho psíquico donde insertarse y, que a no ser por un tratamiento psicológico que la resuelva, tendrán una tendencia a identificarse con su agresor y a victimizar a otros niños en la adultez.

Obviamente, no todos los sacerdotes son pederastas, hay otros que optan por una forma menos perjudicial aunque también inmoral: mienten, y, a escondidas, tienen relaciones sexuales con parejas sexuales adultas. ¿A quién tratan de engañar? Y ¿qué clase de hipocresía es ésta? La de siempre, la característica más propia de la iglesia es la hipocresía y vaya usted a saber si esta primera hipocresía, la cuestión sexual, sea la madre de todas las otras.

La única forma de evitar que los curas no violen sexualmente a los niños es quitarles el deber del celibato o ponerlos en un lugar apartado, como a los leprosos, y evitar que tengan contacto con infantes. Sin embargo, parece que la cosa se mueve al revés, cada vez hay más escuelas de sacerdotes, o sea más lupanares infantiles para satisfacción de los sacerdotes; ahora resulta que Insurgentes Mixcoac se va a convertir en algo más que una zona roja, va a ser una zona de perversión infantil y no estoy exagerando. La sexualidad humana mueve al mundo y si ésta se ha pervertido pues habrá que imaginar la fuerza que puede tener dicha perversión.

Así que emito una advertencia a las asociaciones de Padres de Familia que tan preocupados están por sus hijos y las buenas costumbres en escuelas privadas, ALEJEN A SUS VÁSTAGOS DE LOS CURAS, si no, vamos a pensar que su preocupación es falsa, parte de la hipocresía que promueven los religiosos y que lo que menos les interesa es la cuestión de las buenas costumbres (porque nada dista más de las buenas costumbres que los niños sean iniciados en la sexualidad por un adulto perverso) y la que más es el sostener hipócritamente un absurdo status quo a cambio de prostituir a los hijos que en función de principios corresponde a una baja condición humana.


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