lunes, diciembre 18, 2006

"Para que vivamos mejor", ¿verdad, pelele?

Carlos Fernández-Vega

El mini aumento al mini salario de cada año
Se estima que será de 1.88 pesos diarios

25 años de poder adquisitivo negativo

Millones de agradecidos mexicanos se aprestan para recibir la buena nueva: el microscópico aumento a los salarios mínimos que en unas horas más autorizará la comisión tripartita (gobierno, empresarios y "representantes" obreros), que podría ser de un pesote con 88 centavos diarios, el cual resultará aún menor ante la cascada de aumentos de precios e impuestos que por estos días se registran y autorizan.

Una vez más, tradición obliga, los tres sectores que establecen dicho "aumento", en el seno de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, están más que preparados para violar el artículo 123 constitucional, que en su fracción VI precisa: "los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos..."

Para 2007, la decisión de la junta de notables que se reúne una vez por año para determinar en qué proporción deberán aumentar los salarios mínimos apunta para que, en el mejor de los casos, el incremento no rebase los 2 pesos diarios, con lo que por vigésimo quinto año consecutivo el poder adquisitivo del mini ingreso sería negativo.

Ya se escuchará la "protesta" de los "representantes" obreros, quienes nuevamente firmarán el acuerdo "bajo protesta", al tiempo que la parte patronal expresará los mismos pretextos de siempre ("ya casi nadie gana el salario mínimo en el país; sólo es un indicador que sirve para fijar multas"), mientras el gobierno permanecerá en silencio.

Lo cierto es que alrededor de 32 millones de mexicanos cerca de 75 por ciento de la población ocupada en el país obtiene ingresos de uno a cinco salarios mínimos, es decir de 47 a 235 pesos diarios (en números cerrados), que no alcanzan para nada, ni siquiera para reactivar el mercado interno. Mucho menos garantiza aquello que la Constitución establece ("...suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos...").

Por estas fechas, pero del año pasado, uno de los representantes patronales aseguraba que como "ya casi nadie" gana el salario mínimo, los aumentos al mini ingreso suelen ser simbólicos, incrementos que suelen ser "justos" y que, al final de cuentas, para aquellos criticones sólo hay de dos sopas: mini aumentos o desempleo.

En diciembre pasado, después del anuncio oficial sobre el fastuoso incremento al mini ingreso (un pesote con 81 centavos diarios) se aseguró que "sólo 658 mil personas" en el país ganan un salario mínimo, y el resto de la población ocupada "mucho más".

Pues resulta que no, y hasta la estadística oficial lo desmiente. Sus cifras revelan que 15 por ciento de la población ocupada en el país (más de 6.2 millones de mexicanos, no "658 mil") obtienen un ingreso "hasta de" un salario mínimo. El siguiente escalón corresponde a quienes perciben más de uno y hasta dos salarios mínimos (de 47 a 94 pesos diarios), es decir, 9.2 millones de mexicanos, igual a 22 por ciento de la población ocupada.

La tercera posición corresponde a aquellos mexicanos con ingresos de entre dos y tres salarios mínimos (9.13 millones de personas, 21.8 por ciento de la población ocupada), y la cuarta a los que obtienen de 3 a 5 salarios mínimos (7.34 millones de personas, 17.5 por ciento de los ocupados). Por arriba de los cinco salarios mínimos diarios la estadística oficial registra a 4.65 millones de mexicanos, es decir, aquellos multimillonarios, envidiados por los de Forbes, que ganan más de 225 pesos diarios.

En resumen, casi 32 millones de mexicanos (alrededor de 75 por ciento de la población ocupada) se enriquecen cotidianamente con el salario mínimo y los "aumentos justos" que le acompañan, sin considerar que cerca de 3.4 millones de personas, oficialmente empleadas, no obtienen ningún tipo de ingreso.

Y también de diciembre pasado una nota de color, que nada raro será ver publicada por estos días: "a bordo de su automóvil Alfa-Romeo de más de 60 mil dólares llegó ayer el líder del Congreso del Trabajo, Víctor Flores, a la negociación de los salarios mínimos. Arguyó estar molesto e indignado por el raquítico aumento que se estaba proponiendo para los trabajadores y abandonó pronto la Comisión Nacional de Salarios Mínimos en su automóvil, cuyo costo equivale a más de 13 mil días de mini salario, es decir, casi 35 años de trabajo de un asalariado con esta remuneración. Se quejó de que 30 por ciento de las empresas del país no han pagado los aguinaldos y dijo que iniciaran diálogos con ellas para que, si no tienen dinero, aunque sea paguen un bono a los trabajadores, y a las que se nieguen, según amenazó, les presentará las banderas rojinegras. Al preguntarle el reportero de una televisora de cuántas empresas estaba hablando, el dirigente sólo respondió: el 30 de un total de 100 por ciento" (La Jornada, Patricia Muñoz)

Las rebanadas del pastel

Rápidamente se pusieron de acuerdo los integrantes de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados y los representantes de la Secretaría de Hacienda: más dinero, más impuestos, resignaciones presupuestales y elevación del precio petrolero, pero de mayor crecimiento económico ni una sola palabra.

Si después de esto los mexicanos siguen reconociendo a un pelele usurpador como presidente, bien merecido se tienen su pesote con ochenta y ocho centavos de aumento.

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