martes, enero 02, 2007

La revolución de la conciencia. 8. El amor.

Sique

El lenguaje racional sobre el amor resulta árido y poco elocuente ya que tratándose del sentimiento que implica la vida y la sexualidad humanas más adecuadas resultan la poesía, la música o cualquier otra rama de las artes.

Sin embargo, en términos de la revolución de la conciencia no podemos sacarle al parche y tenemos que referirnos al amor aun cuando tengamos tan pobres herramientas dentro de los signos propiamente racionales para significarlo. El diccionario de la lengua española lo define como:

1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.

2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.

En efecto, hemos conceptualizado al amor como un sentimiento intenso, no obstante el diccionario se refiere a la procuración de unión con otro ser o persona, y llama la atención que se omita el amplio sentido, referido en las humanidades y en la religión, el sentimiento amoroso del ser humano puede y debiera estar orientado hacia todos los seres de la tierra porque ellos son vida.

Desde el punto de vista del psicoanálisis, el amor deviene de un impulso arraigado en el instinto que nos impele hacia la vida y la sexualidad, el pensamiento de Fromm es el que ilumina más concretamente su manifestación y donde podemos encontrar una mayor comprensión práctica.

El amor significa cuidado, el sentimiento amoroso nos conduce a cuidar de la integridad física, psicológica y moral de aquellos a quienes amamos.

El amor significa responsabilidad, nos lleva a adoptar una actitud responsable respecto a quienes amamos como debiera ocurrir con los gobiernos si verdaderamente amaran a sus gobernados o como debiera suceder con el fuerte hacia el débil.

El amor significa respeto por los seres humanos, respeto a sus derechos, a su libertad, a su vida y a sus elecciones.

El amor significa solidaridad con los seres humanos, unirnos a las causas nobles que los harán más felices o menos desgraciados.

Todos estos conceptos los hemos revisado en estos textos sobre la revolución de la conciencia, así que prácticamente el amor engloba todos los principios éticos ya que el amor es lo que genera la ética y sus principios tienden a armonizar la convivencia humana.

La forma de manifestar nuestro sentimiento amoroso nos fue enseñada y desafortunadamente no todos hemos tenido buenos maestros. Hay familias que manifiestan su amor a través de la exacerbada exigencia, del chantaje, del dominio o del dinero. Muchos omiten las caricias, los besos y la formación moral. De ahí que lejos de aprender a amar muchos confunden sus expresiones permitiendo que el impulso amoroso se pervierta y que en vez de ser un alimento espiritual para fortalecerse como seres humanos se torne en el odio que envenena sus vidas porque finalmente es la otra cara de la moneda.

Muchos niños y niñas no aprenden a amar porque no se sienten amados, de ahí que crezcan sin amarse a sí mismos e incapacitados para amar a sus semejantes y a los seres vivos. La crueldad hacia los animales es señal de que no se ha recibido la ternura que provoca un ser indefenso, ni el amor de su familia. Al no haberla sentido en carne propia, no han podido aprenderla o expresársela a otros. "Ama a tus semejantes como a tí mismo", implica que para amar a los demás es necesario amarse a sí mismo.


Gran parte de la población mundial no contempla el amor como el alimento de y para la vida; hay personas que no saben bien que es lo que se siente amar. De ahí, drogas como el éxtasis suelen tener mucho éxito y adeptos pues permite la expansión del sentimiento amoroso de una manera química y artificial, al descubrirlo les resulta tan gratificante que se convierten en adictos a ésta como única forma de experimentar el sentimiento amoroso. De ahí, la carrera bélica emprendida por gobernantes que no conocen el amor y se concentran en la acumulación de la riqueza como si en ésta pudieran encontrar consuelo y felicidad para sus vidas.

Cuando el amor verdaderamente nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear es cuando tiende a expandirse y a alcanzar más amplios horizontes. Es entonces cuando amamos a los animales, a la naturaleza, a nuestro trabajo y a la humanidad entera. Para Fromm el trabajo productivo es también la manifestación del amor. Y con productivo no se refiere a la cantidad de ingresos económicos que se generen sino a la productividad de un trabajo que satisface por el sólo hecho de llevarlo a cabo y que contribuye al bienestar de los demás.

La revolución de la conciencia implica también una reflexión sobre qué tanto amamos y cómo amamos para generar y alimentar este sentimiento hacia todos los seres de la Tierra. Termino con algunas poesías que seguramente inspirarán mejor este sentimiento.

A MI MADRE
(Edmundo de Amicis)

Amo el nombre gentil, amo la honesta
aura del rostro que del pecho arranca.
Amo la mano delicada y blanca
que mis lloros a secar acude presto,
los brazos donde yo doblo la testa
que a mi trabajo sirven de palanca.
Amo la frente, pura, abierta, franca,
donde toda virtud se manifiesta.
Pero amo mucho más la voz sencilla
que el ánimo conforta entristecido
convenciendo y causando maravilla.
La voz que cariñosa hasta mi oido
llega al alba a decirme dulce y bajo:
Hijo mío: ¡Es ya la hora del trabajo!

SONETO
(Pietro Aretino)

- Amémonos sin tasa ni medida,
puesto que para amar hemos nacido;
adora nuestros bienes; te lo pido,
pues sin ellos, ¿valdría algo la vida?
Y si aun después de ésta ya extinguida
fuese posible amar, mi bien querido,
a gritos pediría el bien perdido
para seguir gozando todavía.
Gocemos, pues, cual lo hizo regiamente
la primera pareja de mortales
aconsejados bien por la serpiente.
Que nos perdieron por amar, se dice;
blasfemias necias son los dichos tales,
que sólo quien no ama es infelice.

LO ÚNICO ETERNO
(Guillermo Blest Gana)

Las verdades de ayer son hoy mentira,
las de hoy acaso lo serán mañana;
la incorregible vanidad humana
siempre creyendo razonar, delira.
Como Nerón cantando ante la pira
en que convierte a la ciudad romana,
ciega destruye o cínica profana
lo que, poco antes, ensalzó la lira.
Y así, a través de todas las edades,
siempre abrasada por un fuego interno,
buscó la humanidad nuevas verdades,
y halló que en todo tiempo, - joven tierno -
en aldeas, en campos y ciudades
sólo el amor es en la tierra eterno.

EL AMOR Y LA MUERTE
(Sarojini Naidu)

Que era libre el Amor mi alma soñaba;
sobre el Destino la victoria era,
cuando en la vida la batalla acaba
y estamos de otro mundo en la frontera.
Soñó el alma, gloriosa en su rescate,
vencer también a la implacable suerte,
y lograr, como premio del combate,
que triunfara el amor, aun de la Muerte.
Me desperté: mi amor miré vencido;
del corazón no pudo ni un latido
prolongar: su poder tanto no alcanza.
¡Oh, Amor! ¿Por qué te miro desarmado,
y no dejas al hombre desdichado
más allá de la Muerte la esperanza?

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