miércoles, abril 18, 2007

Detrás del escándalo Wolfowitz, ¿el bombardeo a Irán?

Alfredo Jalife-Rahme

Un escándalo de la magnitud del "asunto Wolfowitz" y su amante árabe, la mil usos Shaha Ali Reza -ampliamente conocido por la prensa británica desde hace tres años-, se cocina a fuego lento y se expone explosivamente en la coyuntura propicia. ¿A quién le importa estigmatizar a un cadáver como es el Banco Mundial (BM), o a su siamés, el Fondo Monetario Internacional, totalmente irrelevantes en el incipiente nuevo orden hexapolar? El asunto es mucho más profundo.

La vez anterior planteamos que detrás se encuentran fuerzas británicas muy poderosas que rehúsan el bombardeo unilateral nuclear de Dick Cheney contra Irán (ver Bajo la Lupa, 15/4/07). Ya decíamos que los británicos son muy pérfidos, pero no tontos ni suicidas como los televangelistas estadunidenses ni apocalípticos como los israelíes paleobíblicos.

El hipertóxico John Bolton, anterior embajador clandestino del torturador régimen bushiano ante las Naciones Unidas (tuvo que abandonar su cargo porque nunca fue aprobado por el Congreso de Estados Unidos, menos después del descalabro republicano en las elecciones de noviembre), representa al unísono de los delirantes predicadores fundamentalistas protestantes Pat Robertson y John Hagee, la más depurada simbiosis teratológica oficial de los paleobíblicos israelíes y los televangelistas rancheros del sur de EU. Desde su desempleo, Bolton fustigó como "pusilánime capitulación" de Gran Bretaña al creativo arreglo diplomático con Irán para la liberación de los 15 piratas británicos que puso entre paréntesis el bombardeo unilateral nuclear de Cheney.

Pletóricos vínculos "británicos" existen a lo largo de la vida de la libio-sirio-saudita Shaha Ali Reza que obligan a plantear la hipótesis de una Mata-Hari al cuidado del MI6: su nacimiento en Libia (ex colonia británica), su formación académica en la Escuela de Economía de Londres y la Universidad de Oxford; su matrimonio con el turco-chipriota Ali Reza (oriundo de una isla colonizada por Gran Bretaña) y su adopción de la ciudadanía británica. ¿Bajo los auspicios de quién fue incrustada Shaha en el putrefacto BM?

Puede ser también que el "amor ciego" de Shaha por Wolfowitz (que Erasmo de Rotterdam en su inmortal Elogio de la locura hubiera asimilado al cuerpo de la moria), en la etapa tardía de su vida, sea "efectivo": en el doble sentido de la palabra: con un salario de casi 200 mil dólares al año no podía ser menos.

Algo demencialmente satánico ha de haber tramado la dupla Wolfowitz-Cheney para que hasta la perfidia británica se haya deslindado de manera abrupta. Como demuestran los hechos expuestos por la radiactividad de las andanzas trianguladas de su amante árabe Shaha (BM, Pentágono, Departamento de Estado, etcétera), el estadunidense-israelí y neoconservador straussiano Paul Dundes Wolfowitz nunca cesó de ser el máximo estratega del torturador régimen bushiano. Abandonó su puesto orgánico en el Pentágono para trasladarse el putrefacto BM, pero no dejó su función primaria de máximo estratega. El tiro al blanco para frenar el bombardeo unilateral nuclear a Irán se (con)centra en la dupla Wolfowitz-Cheney.

El centro de pensamiento estratégico con sede en Bruselas, De Defensa (13/4/07), pone de relieve como "fenómeno remarcable" la "agresividad, furia y saña del Financial Times" contra el súper halcón Wolfowitz, a quien la insurgencia guerrillera iraquí y su amante árabe Shaha le cortaron el plumaje.

¿Por qué el Financial Times, pilar del sistema anglosajón, portavoz del neoliberalismo global y epicentro de los intereses financieros de la City, encabezó la cruzada contra Wolfowitz? En un artículo indeleble en The Times (7/8/06), William Rees-Mogg, considerado el portavoz oficioso de la reina, expuso que detrás del despido del canciller de Tony Blair, Jack Straw, estuvo la mano trasatlántica de Donald Rumsfeld, cuando fungía de secretario del Pentágono, a raíz de su sinceridad y de haber tomado como "tonterías" los planes de EU para bombardear a Irán. El establishment británico geopolítico y geofinanciero rehúsa acompañar a la dupla Wolfowitz-Cheney en su nueva aventura militar contra Irán.

La reciente postura de Chatham House (Instituto Real de Asuntos Internacionales) -uno de los centros de pensamiento más influyentes de Gran Bretaña- ha sido muy crítica del torturador régimen bushiano en Irak, donde considera que la "influencia de Irán ha superado a EU" ("Irán, sus vecinos y las crisis regionales", de Robert Lowe y Claire Spencer), lo cual ha molestado a la Casa Blanca. Oxford Research Group (5/3/07), otro prominente centro de pensamiento británico, advierte que el "bombardeo a Irán se le revertirá a EU" y solamente "conseguirá acelerar su programa atómico".

Evidentemente que existen poderosos neoconservadores británicos: los epígonos de Isaiah Berlin, Bernard Lewis, Leo Strauss y Niall Ferguson (curiosamente adscritos a la legendaria dinastía de banqueros Rothschild), cuyo representante ideológico "global" en México es el poseído plutócrata neoliberal Enrique Krauze Kleinbort. Por fortuna, estos posesos constituyen una minoría que quedó estigmatizada con la conducta bélica de Blair, vilipendiado en la prensa británica como perro faldero de Bush. El devaluado primer ministro, totalmente sometido a los intereses de los neoconservadores straussianos y a punto de ceder su lugar a Gordon Brown, se encuentra patéticamente aislado adentro y afuera, como relució durante la captura de los 15 piratas británicos por Irán.

Se ha desatado también una feroz batalla entre las plazas de Nueva York y la City por el control de la desregulada globalización financiera que está ganando Gran Bretaña, gracias a los retiros de capitales en EU. Los consultores británicos de Absolute Strategy Research (ASR) resaltan que a finales de marzo los mercados financieros europeos superaron en valor a su contraparte de EU (GEAB, núm. 14; 16/4/07): "tal cambio constituye una ruptura sistémica mayúscula que pone fin a una tendencia de un siglo iniciada durante la Primera Guerra Mundial". Ian Harnett, director ejecutivo de ASR y anterior mandamás de "estrategia europea" en UBS-Warburg, identificó este cambio dramático, que "representa una trepidación sísmica para los mercados financieros globales y exhibe el desplazamiento del centro físico de gravedad de la esfera financiera global que abandona EU y se dirige hacia la Unión Europea (UE)". Es en este contexto que se despliega la ignición inmisericorde del Finantial Times contra Paul Dundes Wolfowitz.

La desintegración social de EU, el desplome del dólar, su evanescencia, tanto en los intercambios mercantiles globales como en la creación de riqueza, así como su aislamiento geográfico frente a la cercanía de la UE con los "centros euroasiáticos", se han atravesado en las rutas de los dos "aliados especiales" trasatlánticos que hoy divergen ostensiblemente, lo cual es mucho más conspicuo en referencia a Irán en cuyo tratamiento Gran Bretaña ha optado por la solución diplomática, mientras la dupla Wolfowitz-Cheney se obstina en el bombardeo para recuperar el paraíso perdido. Aquí se encuentra la clave del feroz ataque del Financial Times contra Wolfowitz: intentar torpedear el bombardeo a Irán.

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