viernes, abril 13, 2007

Sindicalismo y charrismo en México, a la sombra del poder

Pedro Echeverría V.
Rebelión

1. La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) volverá a reconocer a Napoleón Gómez Urrutia como secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, aseguró el titular de la dependencia, Javier Lozano Alarcón. Precisó que si la notificación del tribunal colegiado en materia laboral es remitida a la STPS este jueves, el trámite se realizará dentro de un plazo de 24 horas. Ayer, el tribunal otorgó un amparo a Gómez Urrutia, y en razón de esto la STPS confirmó que lo que procede es dejar sin efecto la toma de nota otorgada a Elías Morales el 17 de febrero de 2006, documento que se emitió con base en un escrito que, según un dictamen pericial de la PGR, estuvo avalado por firmas apócrifas. Así se resuelven los asuntos jurídicos en México: basta con un orden del presidente para que los asuntos se encaminen hacia donde quiere.

2. El líder minero Gómez Urrutia formó parte del llamado "charrismo" sindical encabezado por la CTM y el llamado Congreso del Trabajo. Es importante reiterar que en México se conoce como "líder charro" a todo líder que está al servicio del gobierno. Esto por una larga historia que se inicia en la década de los cuarenta con un líder ferrocarrilero que vestía de charro, que le gustaba la charrería y vendió derechos obreros al gobierno de Miguel Alemán. Sin embargo el líder Napoleón, por problemas sindicales, se confrontó con el presidente Fox y éste decidió desconocerlo y perseguirlo. Y, como siempre sucede en México, para apoyar a Fox, toda la televisión, la radio y la mayoría de los periódicos desató una gran campaña de calumnias contra el líder minero, achacándole malos manejos y corrupción, obligándole a exiliarse en los Estados Unidos.

3. El presidente de los empresarios, Felipe Calderón, con el objetivo de demostrar que su gobierno es justo y legal, ha dado la orden de desconocer al líder espurio impuesto por Fox. Los órganos de "justicia" han obedecido con sumisión y los medios de información –que tanto calumniaron a Gómez Urrutia y alabaron a Fox- hoy dicen lo contrario. Las cosas parece que regresarán a la normalidad… y como si nada hubiese pasado. Con ello se puede afirmar y reconfirmar que las leyes en México, así como las llamadas instituciones de justicia, sólo tienen validez en la mente de los insulsos y de quienes hacen negocios alrededor de ellas. Cualquier presidente, gobernador o alcalde municipal hace de ellas lo que le venga en gana; obviamente siempre que tenga una fuerza que lo respalde y que sus víctimas sean débiles y pobres.

4. Pero lo importante será saber la posición política de adoptará Gómez Urrutia al regresar a su cargo de secretario general del sindicato minero. Durante más de un año de su resistencia y persecución recibió el apoyo de la UNT y del dirigente Hernández Juárez, así como de las corrientes de centro izquierda. Se supone que a su regreso debería integrarse al llamado sindicalismo independiente encabezado por el sindicato de electricistas, de telefonistas, universitarios, la CNTE, etcétera y repudiar a todo el sindicalismo charro jefaturado por la CTM, el Congreso del Trabajo, el SUTERM, etcétera. ¿Regresará acaso reconociendo al gobierno de Felipe Calderón que siendo candidato panista y foxista lo desconoció, de la misma manera en que se ha opuesto a las luchas obreras, campesinas, populares y a los mismos trabajadores mineros?

5. El sindicalismo mexicano, que nació subordinado a la revolución mexicana y a la Constitución de 1917, con enorme dificultades ha logrado conquistar una débil independencia. A pesar de que durante la larga dictadura porfiriana (1876-1911) surgieron fábricas, obreros y trabajo asalariado, estas características capitalistas no fueron suficientes para superar el carácter semifeudal, hasta esclavo, de las relaciones de producción. Fue la revolución burguesa de 1910-17 la que instauró las relaciones capitalistas, la que hizo crecer la industria y la clase obrera. Por eso la clase obrera nació subordinada y legislada por la misma burguesía política al mismo tiempo que ésta educaba y organizaba a los mismos empresarios. Por eso la Constitución tiene premisas avanzadas pero conclusiones y reglamentos que las nulifican en beneficio de los poderosos.

6. Frente a partidos políticos preocupados exclusivamente por lo electoral como medio para la obtención de cargos políticos, el movimiento sindical independiente en México puede jugar un papel trascendente. Los mineros, que durante más de un año han demostrado legalidad y firmeza en defensa de su líder, pueden llegar a formar un gran movimiento independiente que empate con las batallas contra la privatización que los electricistas del SME encabezan. Sería terrible, sería un fuerte golpe al movimiento democrático que Napoleón decida tomar partido por el gobierno usurpador que siempre lo ha despreciado y perseguido. Las organizaciones que forman el Diálogo Nacional deben, como lo hicieron durante meses, darle cobertura para que ese liderazgo se integre; si acaso no fuera así entonces habría que trabajar más con los obreros mineros.

7. Por otro lado, los trabajadores mineros, con el apoyo del movimiento obrero, deben salir a la calle para exigir un ejemplar castigo contra Fox, Abascal y el anterior secretario el Trabajo. No debe aceptarse que esas conductas que dañan a los trabajadores y al país en general, se sigan repitiendo y como si nada pasara. Es otro grave problema de México, que los altos gobernantes y sus familiares dejen el gobierno y no se les carguen responsabilidades a pesar de que hayan desfalcado al país. Fox, su esposa, los hijos de ésta y demás familiares cometieron gigantescos robos sin que nadie pueda realizar una investigación a fondo. Y nadie puede porque los funcionarios del régimen actual y del pasado cierran, con férrea disciplina, bloquean cualquier indagación. Los poquísimos funcionarios que en décadas anteriores pisaron la cárcel, fueron por error.

8. Felipe Calderón, el presidente usurpador, al corregir esa gravísima medida impuesta por Fox en el sindicato minero, busca congraciarse con Gómez Urrutia y con los sindicatos independientes que se han opuesto férreamente a la nacionalización de la industria eléctrica. Su objetivo más importante es imponer las llamadas reformas estructurales que abarcan la aprobación de la ley del trabajo, la privatización del petróleo y la electricidad. Hace unos días estuvo en el sindicato electricista y seguramente ha continuado haciendo contactos con otros sectores independientes con el fin de ofrecerles subsidios y prestaciones para suavizar y dividir al gremio. La realidad es que se conocen pocas denuncias contra esa actitud política tramposa de Calderón que con el incondicional apoyo de los medios, puede llevar a engañar a la población

9. Equivocadamente iba a decir que estábamos lejos de los años de combatividad de la clase obrera mexicana. Sin embargo la realidad es que con excepción de las grandes luchas de los años 1958, 1959, y parte de los setenta, la clase obrera tuvo que sufrir a dirigencias de organizaciones como la CROC de Luis Morones y la CTM de Fidel Velázquez, desde 1966 del Congreso del Trabajo, que de 1918 hasta la década de los ochenta impusieron una férrea dictadura sobre el movimiento obrero. La valiosas batallas del sindicalismo independiente fueron realmente excepcionales pero en ningún momento pusieron en jaque al poder. A partir de los noventa las luchas se han elevado, sobre todo por el surgimiento de las batallas en las calles, los plantones y bloqueos. Por eso Calderón ha comenzado a tener respeto, pero tampoco olvida la vía represiva.

pedroe@cablered.net.mx

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