martes, junio 05, 2007

La verdadera bonanza de América Latina

Carlos Fernández-Vega

Impacto económico de la desnutrición infantil en Centroamérica y República Dominicana
Reflejo de la gran inequidad en los ingresos

De un tiempo para acá, los organismos especializados y las instituciones multilaterales que operan en y se enfocan hacia América Latina no pierden oportunidad para festejar que esta región, la más desigual del planeta, reporta "el mejor comportamiento económico" en muchos años con "un crecimiento sin precedentes", según afirman.

Tales son los casos de la Cepal y el Banco Interamericano de Desarrollo, los cuales, a pesar de que la gran mayoría latinoamericana no comparte su alegría ni coincide con su teoría de bonanza virtual, porque ella sufre la realidad y los organismos sólo la interpretan, no cejan en su empeño por convencer a más de 220 millones de latinoamericanos que sobreviven en la miseria y la pobreza para que, junto a ellas, echen las campanas al vuelo por tan agradable panorama.

Pero la sonrisa es para la foto, porque la realidad es dolorosa, y de ella dan cuenta, inclusive, investigaciones e informes que organismos especializados como la Cepal divulgan, sin tanto bombo y platillo como los reportes sobre la bonanza virtual. Uno de ellos (El impacto social y económico de la desnutrición infantil en Centroamérica y República Dominicana, como parte del proyecto conjunto Análisis del impacto social y económico del Hambre en América Latina) se conoció ayer, y en él se advierte que la región muestra una paradójica situación: la presencia simultánea de los dos efectos extremos de una mala nutrición, la obesidad y la desnutrición. "Esta situación no es un mero accidente sino reflejo de las grandes inequidades en el ingreso"; el costo económico de la desnutrición estimado para los países de la referida subregión, alcanzaría 6 mil 700 millones de dólares, con Guatemala a la cabeza.

Lo anterior no resume precisamente la citada bonanza, y si bien en América Latina el problema de la desnutrición infantil no es exclusivo de los países centroamericanos y la República Dominicana, la citada investigación se circunscribe a Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y la isla caribeña. Los resultados, puntualiza la Cepal, revelan que el impacto económico de la desnutrición en esas naciones es realmente significativo, y representa entre 2 y 11 por ciento del PIB. En esto, las pérdidas de productividad, por mayor incidencia de muertes y menor nivel educacional, representa hasta 90 por ciento de los costos.

Así, al imperativo ético de erradicar la desnutrición se suman los beneficios que ella generaría, porque aquella tiene efectos negativos en distintas dimensiones de la vida de las personas, entre las que destacan los impactos en salud, educación y economía (costos y gastos públicos y privados, y menor productividad). Como consecuencia de lo anterior, estos efectos conllevan mayores problemas de inserción social y un incremento o profundización del flagelo de la pobreza e indigencia en la población, reproduciendo el círculo vicioso al aumentar con ello la vulnerabilidad a la desnutrición.

El costo de la desnutrición global en 2004 estimado, conservadoramente, para el conjunto de los países mediante el análisis incidental retrospectivo, alcanzaría 6 mil 700 millones de dólares. En dicho monto Guatemala aporta 47 por ciento, no obstante que en el período concentra 28 por ciento de la población menor de cinco años de edad y 43 por ciento de los desnutridos. En segundo lugar se ubica El Salvador, con 15 por ciento de la población, igual proporción de los desnutridos y 18 por ciento del costo total indicado.

En el lado opuesto se encuentra Nicaragua, con 4 por ciento del costo, siendo que registra 7 por ciento de la población desnutrida, presentando así "los más bajos costos unitarios" del conjunto de países analizados. Esto se asociaría a la menor variabilidad que presentan los ingresos en relación al nivel educacional antes del término del ciclo medio. Le siguen Costa Rica y Panamá, con alrededor de 5 por ciento del costo y 3 por ciento de los casos de desnutrición, cada uno. En comparación con el PIB de cada país, los casos más significativos corresponden a Guatemala y Honduras (más de 10 por ciento), y en el lado opuesto, Costa Rica y Panamá, con cifras en torno a 2 por ciento.

Al comparar los montos indicados con el gasto público social de cada país se observa que en aquellos de mayor costo (Guatemala y El Salvador) esta relación supera 185 y 137 por ciento, respectivamente. En Costa Rica representa menos de 10 por ciento. Sin embargo, dicha relación alcanza un promedio de 78 por ciento para el conjunto de los países estudiados. Al analizar las partidas de costos, se tiene que 93 por ciento corresponde a productividad.

Al proyectar, en los siete países analizados, los costos que generaría la desnutrición global para niñas y niños menores de 5 años de 2004, se estima que éstos suman un valor presente de 2 mil 271 millones de dólares, 71 por ciento de los cuales se producirían en Guatemala, país que junto a Honduras y El Salvador concentran 90 por ciento del total. La pérdida de capital humano por menor escolaridad es la principal fuente de costos derivados de la desnutrición global, con 70 por ciento a nivel subregional, casi tres veces el costo en salud.

Entonces, si alguien dudaba de la bonanza en América Latina, pues allí está un ejemplo. Y falta la investigación sobre el caso mexicano.

Las rebanadas del pastel

Si de bonanza real se trata, allí está la Bolsa Mexicana de Valores. Ayer registró su máximo histórico número 33 en lo que va de 2007, con una ganancia promedio cercana a 22 por ciento en cinco meses, mientras la economía real a duras penas avanza poco más de 2 por ciento... Y mientras Calderón le fue a besar el anillo al Papa y a soltar una que otra mentirita en público ("no abordé el tema del aborto ni tampoco el de las sociedades de convivencia" con su SS), una vez más se pone de pechito ante la Casa Blanca ("propongo estrategia supranacional contra el narcotráfico").

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