lunes, junio 18, 2007

Mayor inversión privada, eje articulador para el sector eléctrico

Claudia Sheinbaum Pardo

Para 2012 el programa de la CFE incluye el desmantelamiento de 33 plantas para ceder terreno a los productores privados de energía eléctrica Foto: Cristina Rodríguez

En el sexenio de Fox, la política energética del país estuvo sustentada en un objetivo articulador que fue la apertura del petróleo, el gas natural y la electricidad al capital privado. La orientación del actual gobierno usurpador no sólo no varía del anterior, sino que pretende ampliarla. Veamos el caso de la electricidad.

Los productores independientes de electricidad pasaron de representar 0.6 por ciento de la generación eléctrica en el año 2000, a 40.4 por ciento en 2007. Es decir, solamente 60 por ciento de la electricidad que consumimos se genera por las empresas del Estado y el resto proviene de la generación privada. Por si fuera poco, todas estas centrales de generación son de ciclo combinado y utilizan gas natural importado, fundamentalmente de Estados Unidos. De acuerdo con la Secretaría de Energía, en 2005 los productores independientes consumieron 336.78 petajulios (unidad energética) de gas natural seco, mientras se importaron 321.94 petajulios del mismo combustible, lo cual representa 20 por ciento del consumo nacional. Es decir, se importa casi la misma cantidad de gas que la que ocupan los productores privados de energía eléctrica.

Por si no fuera suficiente, una parte importante de las plantas de ciclo combinado, operadas por empresas privadas, sobre todo extranjeras, se licitaron sin que el país las necesitara. Me explico. La electricidad es un tipo de energía que debe utilizarse en el momento de consumo, es decir, no se puede almacenar en cantidades económicamente importantes. Para que un sistema eléctrico funcione adecuadamente requiere una capacidad instalada con posibilidad de generar cerca de 27 por ciento adicional de la demanda. Esto es así porque algunas centrales deben salir de operación para mantenimiento o sencillamente para poder cubrir posibles fallas. Sin embargo, el porcentaje de reserva ha llegado a representar en México más de 50 por ciento. Esta situación es inexplicable. Ninguna empresa eléctrica en el mundo quiere tener esta capacidad adicional porque sólo representa incremento innecesario de costos de inversión, operación y mantenimiento que se traducen en tarifas más altas al consumidor.

Y todavía más. Para asegurar la operación de los ciclos combinados que utilizan gas natural caro, las plantas termoeléctricas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ya no operan a plena capacidad, privilegiando la generación de los privados, que es más cara que la de la CFE. Inclusive muchas plantas antiguas en magnífico estado se paran forzosamente y en el futuro próximo se pretende desmantelarlas y venderlas como chatarra.

Pero eso no es todo. Para poder cubrir la demanda de gas natural, la CFE decidió construir plantas regasificadoras de gas natural licuado en diversas zonas del país, que le permiten importar el gas natural y que ya son operadas por petroleras extranjeras para abastecer a los productores privados. En la actualidad, se encuentra en licitación la planta regasificadora de Manzanillo, la cual, para colmo, estará ubicada en la Laguna de Cuyutlán, afectando esta zona de altísimo valor biológico porque en ella habita una importante cantidad de especies de flora y fauna en peligro de extinción.

Para 2012, el programa de la CFE incluye el desmantelamiento de 33 plantas de la propia empresa con una capacidad de 4 mil 546 megavatios y la instalación de 12 mil 184 adicionales de ciclo combinado con productores independientes.

Y a todo esto, ¿dónde quedaron los artículos 27 y 28 constitucionales? ¿Dónde quedó la soberanía y el patrimonio nacional? ¿Dónde el desarrollo independiente?...

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