sábado, junio 09, 2007

Presumido

Carlos Fernández-Vega

Usa Los Pinos la IED para vanagloriarse
México, atractivo para los paraísos fiscales
Banca insaciable; eleva cobro de comisiones

Como si fuera juguete nuevo, el inquilino de Los Pinos utiliza el monto oficialmente registrado de inversión extranjera directa en el primer trimestre de 2007 para presumir "lo bien" que funciona la economía mexicana y lo atractivo que para el capital foráneo resulta "contribuir al futuro nacional".

Pues bien. De los 6 mil 553.6 millones de dólares que oficialmente "ingresaron" al país por concepto de inversión extranjera directa en el periodo de referencia, el 36.94 por ciento fue reinversión de utilidades notificadas (2 mil 421.1 millones), lo que implica que poco más de una tercera parte de los recursos por IED que "ingresaron" al país se generaron internamente. Al monto originalmente presumido también hay que descontar las cuentas entre compañías (mil 524 millones), de tal suerte que la inversión extranjera efectiva sólo sumó 2 mil 608.5 millones, o lo que es lo mismo, 40 por ciento del júbilo oficial.

Días atrás, cuando difundió la "buena noticia" sobre el río de dólares que, según él, inundaba la economía mexicana, comentamos que el inquilino de Los Pinos retomó el discurso foxista de "la confianza" (en "el gobierno y sus instituciones"), y presumió que "en ningún" trimestre de la historia nacional tal río irrigó tanto al país en forma de IED como en el primero de este 2007.

Y señalábamos que Felipe Calderón "olvidó" algo elemental: si la inversión extranjera se mantiene no es precisamente por "confianza" ni por "solidez" económica, sino porque México se ha convertido en uno de los paraísos más preciados para los capitales foráneos, y de ello dan cuenta los 26 mil millones de dólares que en el sexenio foxista remitieron a sus respectivos países de origen en forma de utilidades netas, sin considerar los casi 18 mil millones reinvertidos, por igual concepto en territorio nacional, los 29 mil millones por concepto de cuentas entre compañías, ni las jugosas exenciones fiscales de las que gozan, ni mucho menos los excesos e impunidad que ese "gobierno" y esas "instituciones" les toleran y garantizan. Entonces, "la mayor inversión extranjera (para un primer trimestre) en la historia del país" (Calderón dixit) se reduce a 40 por ciento del discurso.

Un análisis del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados desmenuza el monto presumido por el inquilino de Los Pinos: en el lapso referido, la IED ascendió a 6 mil 553.6 millones de dólares, cifra mayor en 3 mil 548.6 millones (118.09 por ciento) respecto a la del mismo periodo del año anterior, (pero) las nuevas inversiones notificadas fueron menores en 45.45 por ciento); la cantidad de las nuevas inversiones estimadas fue de mil 700 millones, monto que no tiene comparativo debido a que en el mismo periodo de 2006 no hubo inversión de este tipo; la reinversión de utilidades notificadas fue de 2 mil 421.1 millones, 67.2 por ciento más; las cuentas entre compañías notificadas sumaron mil 524 millones (247.55 por ciento de aumento), mientras que las importaciones de activo fijo realizadas por empresas maquiladoras con inversión extranjera fue menor en 3.9 por ciento a lo observado en el mismo periodo de 2006.

Una cuarta parte de la inversión extranjera directa tuvo como destino el financiamiento de la filial en el país y que no precisamente significó un incremento en la inversión productiva; las cuentas entre compañías, que se refieren a las transacciones originadas por deudas entre empresas asociadas e incluye tanto préstamos de las matrices residentes en el exterior a sus filiales en México como préstamos o adelantos de pagos de las filiales a sus matrices y son consideradas como IED debido a que significan un ingreso proveniente del exterior, financiado directamente por el inversionista extranjero a su filial en México, representaron 23.25 por ciento de dicha inversión en el primer trimestre de 2007 y reportaron un incremento de 247.55 por ciento en relación con el mismo periodo de un año antes.

Así, si a la inversión extranjera directa que tanto gozo provoca en la reticencia oficial se le resta el monto de las cuentas entre compañías notificadas y la reinversión de utilidades, se obtiene un monto de 2 mil 608.5 millones de dólares de IED efectiva, monto 50 por ciento inferior al que el país captó (ese sí efectivo y sin condicionamiento alguno) por remesas de la paisanada en igual lapso. Lo demás sólo sirve para el discurso.

Lo que sí llama la atención es que los paraísos fiscales se han convertido en tremendos inversionistas para México, porque en el periodo referido 22 por ciento de la IED presumida por el gobierno provino de (potencias económicas sin lugar a dudas) Bermudas y las Islas Vírgenes, una información que irremediablemente se asocia a cierto olor a petate quemado y a la blanca nieve, y no precisamente en invierno.

Las rebanadas del pastel

Como es costumbre, la realidad mancilla el discurso de los barones del dinero: éstos juran que los cobros a la clientela descienden, pero el Banco de México (Reporte sobre el Sistema Financiero 2006) documenta que el margen financiero (diferencia entre intereses pagados y cobrados) de los seis mayores bancos (5 de ellos extranjeros) que operan el país aumentó 21.4 por ciento en términos reales en dicho año, a pesar de que el diferencial entre las tasas activas y el costo promedio de captación no se incrementó durante ese lapso. "El aumento del margen financiero que se observó en 2006 es el mayor registrado durante los últimos seis años", periodo en el que ese selecto grupo se embolsó más de 625 mil millones de pesos por la diferencia entre los intereses que pagaron a los ahorradores y los que cobraron a los créditohabientes. Además, subraya el Banco Central, "a pesar de la menor participación del crédito al sector privado en los activos de la banca mexicana, el margen financiero, medido como proporción de los activos, es mayor en México que en, cuando menos, España, Canadá y Estados Unidos", cuyos inversionistas son propietarios de cinco de los referidos seis grandes bancos.

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