sábado, agosto 25, 2007

Amarga confesión

Hoy contribuí a que Slim siga siendo el hombre más rico del mundo.

Nada menos que de 3,500 pesos, cantidad que nunca he depositado al Gobierno Legítimo que me defiende y representa, porque constituye la tercera parte de mis ingresos, fue el regalo que le dí a Teléfonos de México.

Estuve fuera, mi celular está inservible y ya no lo uso y hoy entre dos cuotas aplicadas al mismo celular sumaron esa cantidad; como se cobran directamente a la tarjeta, mientras aclaro esa situación tuve que pagarla porque si no me cobran intereses en la tarjeta.

Me sentí pendeja por no haberlo cancelado a tiempo, atrapada entre Teléfonos y el banco, traidora por estar contribuyendo al robo, inconsciente por no darme cuenta que tengo que estar más atenta a mis gastos y muy, pero muy encabronada por todo esto. ¿De qué sirve que haga mis donativos al Gobierno Legítimo, que siga con el boicot, que colabore con el blog, que divulgue información a diestra y siniestra, y que dedique la mitad de mi tiempo al movimiento si en una sola tirada le regalo 3,500 pesos a un enemigo ya no sólo de México sino de toda América Latina?

Bueno, lo único que puedo hacer es ir el lunes a primera hora a arreglar este asunto tratando de recuperar mi dinero y cancelando el celular.

Aunque dudo que haya alguien tan pendeja como yo, me permito alertarlos para que no les pase lo mismo, chequen sus recibos, cancelen toda esa trampa que son los servicios telefónicos y de luz, analícenlos muy bien, nos tienen atrapados y hay que salirse de sus redes de avaricia. Defiéndanse, hay que estar atentos, en cualquier descuido te transan, son expertos, ¡cuidado!

Sean muy conscientes de a quien le están dando el dinero, producto de su esfuerzo y su trabajo, no se lo den a los enemigos de la justicia social.



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