jueves, agosto 23, 2007

El poder de la maestra


El poder de la maestra



México, D.F., 22 de agosto (apro).- Hace un año, muchos ya contaban los últimos días de Elba Esther Gordillo. Enferma gravemente del hígado, expulsada del PRI, tambaleante en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), con el fracaso a cuestas en su papel de operadora del gobierno foxista, ciertamente la maestra parecía vivir sus últimos momentos de poder.Pero después de jugar un papel decisivo en el triunfo de Felipe Calderón, la política chiapaneca se ha posicionado como pieza clave en el actual gobierno, tanto que algunos ya la consideran un factor de seguridad nacional o como el elemento de peso que inclina la balanza política mexicana.Para muchos es una exageración de los medios la apreciación que se tiene del importante papel que juega la maestra en la toma de decisión del gobierno calderonista y en las recientes elecciones de Baja California.Los panistas consideran que se está haciendo un mito del poder de la dirigente magisterial y que su peso político no es tanto. Sin embargo, si nos atenemos a los hechos, se puede ver con claridad que la maestra cuenta con suficiente fuerza económica y política, con la estructura del SNTE, así como con posiciones clave en la administración federal, apoyo de gobernadores e incidencia en la estructura del Instituto Federal Electoral (IFE), como para incidir en una decisión de gobierno o en una elección.Además, tiene en sus manos el Partido Nueva Alianza (Panal), algo de lo que ningún otro político mexicano puede jactarse.El cacicazgo de la maestra es evidente y nadie lo puede negar. En 18 años al frente del SNTE ha manejado a su antojo, sin rendir cuentas a nadie, unos 104 mil 200 millones de pesos. Esta cifra equivale al doble del presupuesto de salud de este año. Según las cuentas de la Asociación Ciudadana del Magisterio, durante el gobierno de Carlos Salinas el SNTE de la maestra Gordillo llegó a manejar un total de 25 mil 503 millones de pesos.En el sexenio de Ernesto Zedillo obtuvo recursos por 31 mil millones de pesos y, con Vicente Fox, las arcas del SNTE captaron fondos por 41 mil 432 millones, ingresos que vienen de las cuotas sindicales de un millón 600 mil trabajadores de la educación, así como de las inyecciones millonarias del gobierno a tres fideicomisos del sector inscritos en Banobras. Además, mensualmente el SNTE genera más de 90 millones de pesos tan sólo en cuotas sindicales.La maestra Gordillo ha manejado como quiere las arcas del sindicato más grande de América Latina.Pero no sólo eso, hoy la estructura nacional de esta agrupación, la única que tiene ramificaciones hasta el último rincón del país, ha dejado de ser un ente sindical únicamente, y se ha transformado en la columna de un proyecto electoral. Con este cambio cualitativo de la organización magisterial, lo que observamos es la intención de la maestra por dar el último paso en su larga carrera política: dejar el sindicato de maestros, consolidar su proyecto personal con el Panal y preparar su salida contra cualquier eventual sobresalto. Esto es, abona el terreno para su impunidad.El monopolio político de la maestra alcanza a otros sindicatos, pues fue ella la que dividió a la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), y cooptó a 21 agrupaciones que lo integraban para conformar la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos (Fedessp). Esta aglutina a un millón 800 mil agremiados.Es evidente que a la maestra le interesa concentrar el poder político y asegurar su riqueza, y que poco le importa la calidad educativa que, aunque no lo quiera reconocer, está en manos de los maestros.Según el “Reporte de competitividad global 2003-2004”, del Foro Económico Mundial, en el campo de la educación México se ubicó en el lugar 74 de 102 países, y fue rebasado incluso por naciones con economías más débiles, como Uganda, Ghana, Serbia, Zimbabwe, Kenia y Jamaica.Más recientemente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ubicó a México, de entre sus miembros, como el país más atrasado en educación.Mientras que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), al hacer una evaluación de los estudiantes mexicanos, éstos se colocaron en los diez últimos lugares de un total de 41 países examinados.Pese a esos datos y a la evidente desmesura de poder de Elba Esther Gordillo, a Felipe Calderón parece no importarle mucho que la expriista continúe tejiendo nuevas redes de poder y se convierta en el factótum de su sexenio.En los hechos, Calderón no ha tocado el germen de poder de la maestra. La herencia del PRI, el corporativismo con que vienen operando políticamente los sindicatos, permanece inalterable en el actual gobierno federal, e incluso se le apoya con fines electorales.Así fue en la elección de Baja California, en que la mano de la profesora fue evidente, y de la misma manera se espera opere en los comicios de Michoacán, el 11 de noviembre próximo.Intocable, la maestra Gordillo sigue con sus planes rumbo a las elecciones intermedias del 2009 y presidencial del 2012. El Panal es su apuesta, espera avanzar en posiciones y fortalecer a su instituto político. “El partido soy yo”, diría en privado.Mientras tanto, seguirá avanzando en posiciones clave dentro de la administración de Felipe Calderón. Quiere para ella, o para alguno de sus cercanos colaboradores, la Secretaría de Educación Pública (SEP). Y está trabajando en ello.Y del lado del gobierno federal no se ven señales de intentar frenarla en su frenética carrera por el poder político.Hasta el momento no se evidencian signos en el equipo calderonista por disminuir la presencia política de Elba Esther Gordillo, no se observan las minas colocadas en su camino, ni siquiera se percibe un plan encaminado a relevarla en el SNTE o de debilitar al sindicato, como en su momento lo hizo Salinas de Gortari con el anterior cacique magisterial, Carlos Jonguitud.Quizá la única posibilidad de que la maestra caiga es que la concentración de su poder llegue a tal grado que podría comenzar a competir con el poder presidencial y disputar decisiones que únicamente le conciernen al Estado.A partir de ahí sería considerada una verdadera amenaza a la seguridad nacional, un reto al poder presidencial y, por lo tanto, un peligro para la estabilidad del país. No es una exageración plantear este escenario. Desde hace mucho tiempo no se observaba un fenómeno político como el que encarna Gordillo, un personaje sin contrapesos en su irrefrenable concentración del poder político y económico.

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