viernes, septiembre 14, 2007

La opereta de los dos centavos

Julio Hernández López

Con dos centavos por mes de aumento al precio de la gasolina, en corto plazo el teatro de la política podría bailar a un son de música económica distinta a la que hoy parece haber triunfado en las salas de ópera del Congreso. El que ríe al último es que no había entendido el chiste, así es que los empresarios despechados, y los “periodistas” electrónicos levantiscos podrán cobrar cuentas a un gobierno federal ausente, y a los partidos y legisladores que se han enfrentado al poder mediático, cuando los dos centavos energéticos sean convertidos por los muy decentes operadores mafiosos de la economía nacional en inflación y descontrol que requieran la entrada en acción de los salvadores televisivos y radiofónicos de la Patria. Criminales disfrazados de hombres de empresa y al revés, mundo de mezcolanzas que incluyen mendicidad, prostitución, hipocresía y decadencia; lo que ayer perdimos en espots mañana lo podremos recuperar con venganzas mercantiles varias, podrían pensar los hombres de negocios a la alza (es decir, a la inminente inflación): ya nos saquearon, ¿sí nos volverán a saquear?, una historia mexicana de frotación de manos empresariales bandidas que no fue escrita por Bertolt Brecht ni tuvo como compositor a Kurt Weill.

Opereta de protesta en San Lázaro, con unos cuantos diputados federales miembros del Frente Amplio Progresista entonando tibiamente la partitura de la más reciente obra de Ludwig von López Obrador, intitulada Cero negociación. No hubo toma de tribuna ni resistencia civil pacífica, a pesar de los respetuosos exhortos del ex candidato presidencial, quien ayer hubo de enterarse de que las fracciones legislativas del sol azteca consideraban que sería contraproducente montar un show de escándalo en medio de las delicadas negociaciones que implican intercambio de logros fiscales calderonistas por nuevos diseños electorales tripartidistas. El coro amplio senatorial que había ejecutado el rap llamado Mucha negociación podría encontrar inmediatas discordancias en la orquesta de cámara de diputados y desafinaciones intencionales en los congresos estatales, que aún deben aprobar los arreglos a la sinfonía Constitución hechos en los estudios digitales de Xicoténcatl. Así es que los músicos y músicas del PRD y partidos aliados (Con-vergüenza ya está pintando su raya y preparándose para romper el FAP) decidieron hacer como que parcialmente protestaban, pero plenamente decididos a permitir la continuidad de la función y el cumplimiento pleno del programa convenido. Votar en contra para quedarse con el posicionamiento electoral de que la “izquierda” se opuso al llamado gasolinazo, pero convalidar con esa negación participativa el proceso en sí y sus resultados.

Los papeles pautados de la nueva política musical han hecho que el palenque nacional de pronto parezca romántica noche de boleros (incluso quienes un día antes repartían lastimeras voces de tango comercial desde sus puntos de venta televisivos y radiofónicos fueron cambiando un poco el tono y la temática, dándose cuenta del ridículo que hicieron al proponer un referéndum inexistente y percibiendo que al exhibir sus lamentables prendas en público han quedado expuestos a una revisión popular que podrá encontrarlos desnudos y en situaciones penosas e incómodas). De hecho, las dos voces principales del espectáculo presidencial reciente han quedado a un lado: ni el legítimo pudo imponer su criterio aislacionista (y habrá que revisar con sensatez si acaso la negociación en los ámbitos legislativos ha dado al lopezobradorismo la más grande victoria poselectoral, la defenestración de Ugalde y del papel del IFE, y el golpe seco al bolsillo de las televisoras ugaldianas) ni el formal pudo hacer otra cosa que ver cómo en el Congreso se decidía el curso nacional mientras él seguía en el viaje (ni siquiera la importante restauración de relaciones diplomáticas plenas con Cuba y Venezuela se abrió espacio en la agenda mediática dominada por los temas congresales).

Pero, como líneas arriba se apuntaba, lo ganado en lo político podría ser perdido en lo económico. La tal reforma electoral “de tercera generación” pretende dar oxígeno a un cuerpo institucional maltrecho, de manera que la zanahoria de la política y las elecciones (es decir, los cambios por la vía pacífica) haga que las tensiones sociales encuentren salida y se mediaticen. Pero una crisis económica (por razones propias, más las que añada Estados Unidos) podría tener efectos de huracán en las optimistas construcciones inmobiliarias de política electoral que se han levantado. Los empresarios en general, y los de los medios electrónicos, en particular, han olido el peligro para sus intereses que representan tanto la traslación del centro del poder a un Congreso más o menos unificado en aspiraciones reformistas, como el carácter secundario y poco influyente del gobierno simbólico de Calderón. A partir de ahora apretarán la marca sobre ese gobierno que por ineptitud no les está sirviendo adecuadamente (incluso darán cierto espacio al lopezobradorismo y la “izquierda”) y aprovecharán todo problema para “demostrar” cuán mal se gobierna y cuánta razón tiene la dictadura del espot en buscar abiertamente el ejercicio del poder. Operetas de muchos centavos.

Y, mientras el Zócalo de la ciudad de México es tomado por las fuerzas militares para tratar de impedir que haya una protesta masiva contra Felipe Calderón la noche del Grito, con lo que se demuestra el tamaño de la resistencia civil, que a casi un año de distancia del fraude electoral sigue viva y fuerte (y con lo cual se confirma que Calderón está aislado, y que los cambios en formatos oficiales que se han vivido en las cámaras no le han beneficiado), ¡feliz fin de semana, en el otro Grito, el de los libres, con la mujer que representa décadas de lucha y congruencia, doña Rosario Ibarra de Piedra!

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