viernes, septiembre 21, 2007

Periodismo de hipocresías

Julio Hernández López

Hipercríticos se han vuelto los silenciosos cómplices de ayer. Sexenalmente acomodados durante el foxismo pródigo y apasionados defensores de la limpieza del proceso sucesorio patito (marca 0.56 por ciento), los canales del duopolio y sus estrellas (así como comentaristas radiofónicos y de prensa escrita hasta hace poco bastante contentos con el chentismo y el felipismo) han sido tocados de manera arrebatada por ínfulas democráticas y contestatarias. Los Rebeldes del Espot disparan en redondo contra todo lo que sea políticos y partidos, promoviendo con tono regañón la especie de que la representación popular no descansa en los tres poderes clásicos, sino en una dictadura mediática que no se reconoce como tal sino como una virtuosa república electrónica que presiden los bondadosos señores Azcárraga Jean y Salinas Pliego, con su corte de cómodos voceros de la plebe integrada por híbridos de periodismo y locución que consideran tener un mandato popular derivado de la popularidad que les dan las pantallas.

La metalizada conversión al periodismo crítico proviene del hecho de que las grandes televisoras han sido frenadas en el proceso de multiplicación de riqueza y de autonomía del Estado que pensaban consolidado con la famosa ley Televisa y que ahora ven amenazado en sus bases económicas a partir de la reforma electoral que les ha retirado el súper millonario pastel de publicidad partidista en comicios. Reservas para soportar la desgracia tienen suficientes (Televisa está en plena expansión del negocio de los sorteos electrónicos que le regaló Santiago Creel en un secreto intercambio por publicidad presidencial que el ex secretario de Gobernación no llegó a necesitar porque no fue designado candidato a la sucesión, y Televisión Azteca tiene para entretenerse con su banco y otras linduras financieras), pero las Torres Gemelas de la Televisión (TGT’s) saben que están en grave riesgo de que los excesos de poder cometidos en 2006 contra todos los partidos y políticos les sean cobrados con una redacción restrictiva y antimonopólica de la nueva ley de radio y televisión y que en específico es muy probable que haya nuevos concesionarios en espacios electrónicos, con lo que la fuerza política y el monto de la publicidad disponible habrán de repartirse entre más participantes.

Por desgracia, y debido a que su amplísimo capital está invertido en otros portafolios de riesgo, Astillero.tv no estará en condiciones de buscar una concesión de televisión abierta, pero en línea de espera están Telemundo y General Electric, que pretenden crear una tercera cadena de verdad, no como la que sólo de nombre instaló Mart…, perdón, Vicen…, no, Olegario Vázquez Raña luego que el foxismo doblegó al dueño de Aerocalifornia para que vendiera el Canal 28, de televisión abierta, al empresario favorito del pasado sexenio; también está en busca de una concesión El Universal, que provisionalmente y en vía de ensayos hace coproducciones con el Canal 40 que a sus puros chiquihuites pasó a formar parte del Poder Elektra.

El proyecto beltronista de instalar un semiparlamentarismo tripartidista, en el que los coordinadores de las principales bancadas legislativas ejerzan las funciones que el débil calderonismo no ha asumido, enfrenta, como es natural, la furiosa embestida de los publicitariamente rasurados concesionarios de radio y televisión, pero también del resto de los empresarios que ponen sus barbas a remojar ante la resurrección de una forma de estatismo sonorense. En pleno activismo opositor está el mismísimo Azcárraga Jean que, según denuncia de un diputado panista de Aguascalientes, se reúne con gobernadores como el de esa entidad (Luis Armando Reynoso, duque del Necaxa y, en esa condición, paje de Televisa) y luego de esos encuentros se producen mágicas declaraciones del mando estatal contra la reforma electoral que ¡oh, la defensa de los magnos valores patrios! lesiona el federalismo y amenaza la libertad de expresión.

En Miami, en la Conferencia de las Américas, el mencionado Azcárraga también utilizó la tribuna para señalar que le preocupa no el dinero que deje de percibir por el asunto de los espots, sino (¡oh!) “la libertad; libertad de expresión, libre flujo de información, libertad de transmitir puntos de vista críticos y opiniones diferentes”. Por todo ello, el héroe cívico reconoce sentir “un miedo legítimo de que, una vez que una línea es cruzada para revertir o reducir la libertad, la tentación para ir más lejos es fuerte, y creemos que algunos aspectos de esta reforma no honran completamente la libertad ni alientan la democracia”. El Consejo Coordinador Empresarial, por su parte, ha enviado una carta a los congresos estatales para pedirles que reflexionen sobre la reforma electoral y defiendan los magnos valores patrios antedichos. Seis meses, dicen los senadores que tardará la nueva ley de medios electrónicos, así es que larga será la temporada de crítica de lo que antes se convalidó, con ardoroso activismo de empresarios y locutores que se han beneficiado largamente del mismo sistema de una de cuyas variantes ahora se desmarcan teatralmente, exigentes de claridad, honestidad y virtuosismo que ellos mismos no practican. Periodismo de hipocresías, crítica de temporada, presión comercial disfrazada de heroicidad informativa. Como diría Mafalda respecto de la sopa: ¡Puaj!

Astillas

El gobierno federal se ha reunido con defensores de derechos humanos del Comité de Liberación 25 de Noviembre, que preside el pintor Francisco Toledo, para dar cumplimiento a las medidas cautelares que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha pedido para Alma Gómez Soto, Alejandro Noyola, Jesús Manuel Grijalva, Mayem Arellanes y Alba Cruz Ramos. A la reunión, realizada en Bucareli, asistieron representantes de las secretarías de Gobernación y de Relaciones Exteriores… Y, mientras Calderón asume que hay un copresidente designado en Roma, ¡feliz fin de semana, viendo la extraña propuesta, aún más enturbiadora, de crear una comisión de diálogo con el EPR!

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