martes, octubre 23, 2007

Demasiada mentira sobre la economía nacional (Bolivia)

Alfredo Serrano Mancilla

El último informe de la fundación Milenio de Julio del 2007 sobre la economía boliviana requiere una mención especial. El premio a la deformación. Dicha fundación es una muestra más de por donde vienen los tiros en Bolivia. Esta institución, por no decir otra cosa, se dedica a realizar estudios sobre la economía en Bolivia en los últimos años. Su estrabismo es latente, mal intencionado y desmedido. Resulta inadmisible un trabajo tan tendencioso en su interpretación de los resultados. Puede que se trate de ignorancia conceptual o falta de rigurosidad académica, sin embargo, todos los errores coinciden en una misma dirección. Con un juego de palabra que presume y ambiciona ser ingenioso y locuaz, “La gestión empobrecedora de la bonanza”, esta fundación titula así una lectura falseada de unos datos que cantan por si solos. Cuando se quiere desvirtuar la realidad, o los datos, por lo menos se debe exigir más sutileza, mejor dominio de la materia y de vez en cuando algún piropo. Halagos que vienen hasta de los organismos internacionales de su misma corriente ideológica y nada “pro-Evo” (véase el último informe del FMI de Julio del 2007).

No quiero marear mucho la perdiz ni cansar con cifras, pero si deseo muy brevemente revisar este su decálogo. La fundación Milenio afirma que:

1- “Aumenta valor de exportaciones pero el volumen disminuye”; ¿Desde cuándo se calcula el valor de las exportaciones por la cantidad? Ahora bien, si lo que querían era encontrar alguna variable que bajaba, pues si, la encontró pero sin ninguna relevancia. Este aumento del valor de las exportaciones es aplaudido hasta por el FMI. Por el contrario, esta misma fundación solo tiene en cuenta el valor de las importaciones para decir que éstas crecieron, en el informe anterior del 2006, en la pagina 32 (Las importaciones mostraron un crecimiento de 19.9 por ciento para la gestión de 2006 en relación al año anterior).

2- “Aumento de remesas”; sin embargo, los últimos datos del año 2003, el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, (con sede en Washington, nada sospechoso) coloca a Bolivia como el país número 14 en el ranking de receptores de remesas en América Latina y el Caribe, y en el último informe del BID (2007) tampoco destaca a Bolivia como país receptor de remesas.

3- “Entorno externo favorable elevó los ingresos fiscales”; esto ya es la demagogia suprema. El entorno externo evidentemente tiene efectos, pero si no se canaliza correctamente no sirve para nada. Si alguien echa una ligera mirada a la reciente historia de Bolivia, se observa inmediatamente que épocas de bonanza internacional no han coincidido con periodos de mejora de la situación económica de los bolivianos.. Por otro lado, no haber mencionado la importancia del decreto supremo relativo al proceso de nacionalización de hidrocarburos para explicar el aumento de los ingresos fiscales habla por si solo (véase informe FMI de julio 2007).

4- “Política de austeridad no pudo impedir el incremento de los gastos”; ¿por qué no incrementar el gasto cuando han aumentado mucho los ingresos en un país lleno de necesidades? Una política de austeridad no es sinónimo de no elevar el gasto, sino no despilfarrar, o por ejemplo, el recorte de su propio salario como hizo el presidente. Resulta preciso recordar ya que en ningún momento lo hace tal estudio que el incremento del gasto viene de la mano de un incremento del ingreso que ha provocado un superávit en el ejercicio pasado, cosa no vista en Bolivia en los últimos veinte años.

5. “Sin considerar la renta petrolera el sector publico se encontraría en déficit”. Esto ya es dibujo libre. Hacer análisis de algo que no es. “Si yo fuera rico,...”, “Si Bolivia tuviera salida al mar, ...”. Si Bolivia no tuviera recursos naturales, no sería Bolivia. Lo peor no es esto, sino lo sospechoso que resulta haber ignorado el aumento de ingresos fiscales procedente de sus propios recursos naturales. En vez de aplaudir tal sustancial cambio para las arcas del estado, prefieren lamentarse de tener renta petrolera para no tener déficit.

6- “De la desinflación al inicio de la presiones inflacionarias”; quiero pensar que cuando leyeron estos datos tenían su mismo gráfico dado la vuelta. Tanto en su propio gráfico al derecho, como en los datos del Instituto Nacional de Estadística, solo hubo desinflación entre los años 2001 y 2002, creo que ya pasaron un lustro. El resto de datos del Indice de Precios al Consumo (IPC) son similares al actual, o incluso existen datos del IPC por encima de la actual. Prefiero no pecar de lo mismo, y evitar remontarme a la época de hiperinflación de los años 80s. Hubiera sido más fácil y creíble hablar de la preocupación de los datos de la inflación acumulada anual sin tener que acudir a falsear la realidad inventando el paso de la desinflación a las presiones inflacionistas.

7- “Inversión extranjera directa está lejos de los registros de fines de los años 90s”; comparan la inversión no con los datos de los anteriores años, sino con aquellos que les permite buscar una comparación negativa. No calculan la tasa de crecimiento de la inversión porque le daría positiva. Además, ¿qué clase de inversión hacían antes? ¿qué objetivos se perseguían? Por cierto, creo que se les pasó, obviaron el dato del presupuesto en inversión para este año (1142 millones de dólares) frente a años anteriores; 762, 584 y 500 millones de dólares para los años 2006, 2005 y 2004, respectivamente.

8- Presupuesto, grado de ejecución es baja; antes criticaban la no existencia de la política de austeridad, y ahora demandan la total ejecución del gasto, ¿en qué quedamos?

9- “Los indicadores líderes evidencian un estancamiento”; para argumentar tal afirmación se basan en el descenso del índice de cemento, como si éste fuera una medida clave para hablar de estancamiento. En cambio, hacen la vista gorda al incremento del índice de consumo de energía eléctrica, o del crecimiento del PIB.

10- “Gestión empobrecedora”; en ningún momento esta aseveración viene acompañada de algún dato de pobreza o de distribución del ingreso en el país. Por el contrario, no hacen ninguna referencia al aumento de la alfabetización ni de la mejora en materia sanitaria que ha disfrutado Bolivia en el último año.

Ya no sigo más. Con esto basta para demostrar y desenmascarar a quienes presentan este informe. Podría continuar desmenuzando un informe de mala calidad en lo conceptual, poco riguroso, y con muchas ganas de tergiversar, pero creo que ya es suficiente. Para terminar, solo querría resaltar aquello que aparece en su web como presentación; “La Fundación Milenio es un centro de pensamiento orientado a fortalecer la institucionalidad propia de una sociedad abierta democrática y proyectar a Bolivia en el contexto internacional”. ¿Es así como lo quieren hacer? No, gracias.

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