lunes, octubre 29, 2007

El bufón favorito


Por Juan R. Menéndez Rodríguez

Los tiranos se rodean de hombres malos porque les gusta ser adulados, y ningún hombre de espíritu elevado les adulará.- Aristóteles, Filósofo griego

Caminar, amable y estimado lector, permite incorporar en la memoria situaciones y formas culturales distintas a las que en nuestro horizonte se dan. Dicho lo anterior, empecemos, pues, con la apasionante tarea de escribir sobre el tema de hoy...

Somos partidarios, desde hace ya algunos años, de la filosofía sustentada en las tesis aristotélicas. De ahí que ante el inminente retorno de Vicente Fox Quesada a la palestra mediática, nuestro primer pensamiento haya sido aristotélico. "El tirano --decía Aristóteles-- es un provocador de disensos, pues necesita que sus súbditos estén siempre ocupados". Proclive a ponerse sacos que no le vienen, Fox Quesada seguro no entenderá que el tirano al que se refiere el genial pensador griego no es él, sino los senadores y diputados que han decidido revisar sus cuentas patrimoniales en estos momentos, no por una súbita preocupación por las finanzas de la Nación, sino por la necesidad de mantener a los ciudadanos en la inopia.
Basta ver los espacios que en los medios de todo el país le dieron a la nota del rancho La Estancia, propiedad de Fox Quesada, para darse cuenta que nos fuimos con la finta, y que las futuras declaraciones del tristemente célebre ex mandatario mexicano serán una inmejorable cortina de humo para disimular que la reforma electoral ha quedado trunca: que si bien muchos despistados se congratulan de haberle quitado al duopolio televisivo su libertad de presión (que no de expresión), no hemos avanzado ni un ápice en disminuir el poder de corrupción del triopolio que nos gobierna.
Y es que ¡qué conveniente para Carlos Navarrete Ruiz y para Manlio Fabio Beltrones Rivera resucitar a Fox Quesada justo cuando se imponía analizar el argumento que sustenta el presupuesto de los partidos políticos, el cual está asentado en la ley electoral de 1996! La razón de fondo para triplicar en 10 años el presupuesto electorero era "garantizar el acceso de los partidos políticos a los medios electrónicos". De ahí que si los spots van a desaparecer, se impone por lógica aristotélica la cancelación de las partidas destinadas al pago de propaganda en radio y televisión, así como la abolición del derecho de los partidos a recibir ese dinero. Dicho de manera más clara y concisa: si el año pasado los partidos gastaron en tiempo aire mil 971 millones de pesos, no existe motivo para seguir entregándoles esa suma ahora que podrán disponer gratuitamente de tiempo en los medios electrónicos.
Pero no. Fieles a las intenciones de los tiranos --"hacer que los súbditos piensen poco", que "desconfíen unos de otros" y que "les sea imposible ponerse de acuerdo para la acción"--, Beltrones Rivera y Navarrete Ruiz traen a colación a Fox Quesada con la intención de sembrar disenso y armarnos un circo mediático mientras sus partidos roban a manos llenas. Como en las antiguas tragedias griegas donde, a falta de un buen colofón, un dios se "descolgaba" del techo para salvar la situación y arrancar el aplauso del público, los eminentes legisladores van a hacer comparecer no a un dios, sino a su bufón favorito de nombre Vicente.
Fox Quesada provocará la catarsis de la risa (o la del llanto) con sus dislates y logrará lo que Beltrones Rivera y Navarrete Ruiz quieren: distraernos. Y es que la idea básica de este final improvisado a la reforma electoral es hacer que los ciudadanos nos demos por bien servidos con un cambio en el destino de nuestros dineros, en vez de exigir una drástica reducción de los gastos electoreros. Lo que nuestros diputados y senadores ocultan es que su reforma electoral, tan prematuramente aplaudida, no abate en un céntimo los costos de una de las democracias más caras del mundo.
Darles a los partidos mil 971 millones de pesos sin motivo ni justificación alguna, amén de obsceno, es dejar intacto el poder de corrupción de los partidos.
Claro que no faltará el cínico legislador que diga que, autoasignarse contratos millonarios por impresos y chucherías electorales, es imposible bajo las actuales normas de fiscalización. Mentira más que podrida: con sólo dos empresas publicitarias que monitorear (dos), al IFE se le "fueron" en la pasada elección 280 mil spots de los que nadie sabe, nadie supo, con qué o cómo se pagaron.
No existe duda: el 70 por ciento del presupuesto de los partidos carece de fundamento, pero es algo que no les conviene discutir a los tiranos del Legislativo. Y por eso, sólo por eso, han elegido este momento para traer a su bufón favorito a escena. Así, más de un mexicano permanece en la más total y completa inopia; así, los "inmaculados" medios de comunicación, ellos sí conscientes de este robo a la nación, son, por omisión, cómplices también de estos verdaderos hampones del quehacer político mexicano.
Lo dicho, amable y estimado lector, caminar en la vida deja huellas.

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