martes, octubre 30, 2007

La tenaza pobreza y desempleo

Por Alvaro Cepeda Neri

Conjeturas

Desde hace tres sexenios y un año que la nación, con el mínimo crecimiento económico y máxima concentración de la riqueza, ha generado un trágico aumento empobrecedor en la población. Y ya somos 105 millones sobreviviendo en una escala que inicia con la hambruna (los indígenas se mueren de hambre en la sierra Tarahumara, metidos en cavernas), la extrema pobreza, los pobres a secas y varios estratos de lo que fue la clase media y degradada por el capitalismo salvaje, al que apodan neoliberalismo económico.
Tenemos, puntualiza el Informe del desarrollo mundial, del Banco Mundial, 21 millones de mexicanos que apenas consumen un poco más del 4 por ciento del consumo total de bienes, sobre todo de alimentos. La miseria es el santo y seña en el país. El desempleo, la otra cara de esta moneda. Ya se le fue un año al calderonismo, pero como la receta es "más de lo mismo", entonces no hay la suficiente inversión, se ha reducido el gasto social y unas cuantas familias (las 300 desde hace 50 años) son dueñas de la riqueza y de las empresas que no multiplican empleo, producen para una minoría en bienes y servicios selectos.
La alternancia política panista, ayer con Fox y ahora con Calderón, no generó cambios en la política ni privada ni pública; pues la inversión oficial se ha ido en "pitos y flautas" para pago de la alta burocracia y la empresarial-bancaria y extranjera se ha ido a rubros de rápidas utilidades, en el contexto de una industrialización limitada y tradicional que no crece. Los trabajadores, que no pasan de 25 millones, con puestos laborales permanentes, la mayoría recibe salarios que apenas les alcanza para un mínimo consumo. El alza de los precios, de la inflación reptante, reduce el poder de compra.
No hay, se dijo en Washington (reportan Roberto González y David Brooks, en su nota) "un incremento suficiente de la producción y existe una extraordinaria concentración de lo poco que se produce". Y traemos de los mercados, sobre todo, estadounidenses, los productos de primera necesidad (trigo, maíz, frijol, arroz) ya que el campo mexicano sólo tiene campesinos y pequeños propietarios abandonados a su suerte. El comercio informal, combatido sin opciones de empleo, seguirá siendo la salida emergente a la pobreza y desempleo que atenaza a más de la mitad de la población.
El capitalismo a la mexicana es un capitalismo de rapiña. Y en lugar de hombres de empresa, tenemos hombres de presa. Esto mientras la conducción política y económica gubernamentales, siguen mirando a largo plazo, mientras en el corto plazo, que es el presente, las cosas han ido empeorando. Y como el consumo se reduce, también la producción y las inversiones, lo cual aumenta el desempleo y la pobreza de una manera cada vez más dramática para poner al país en los límites de una crisis económica que, si la política se ha paliado, la del hambre por pobreza y desempleo no podría controlarse salvo por empleo y transferencias directas de dinero, a la pobreza.

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