miércoles, octubre 10, 2007

Veladas amenazas a Julio Hernández desde la Secretaría del Trabajo

del CORREO ILUSTRADO, La Jornada Miérc 10 oct 07
Disiente de afirmaciones en Astillero
Me refiero a lo publicado por Julio Hernández López en la columna Astillero el día de ayer en relación al “actual secretario del Trabajo”, como el columnista se refiere al señor secretario Javier Lozano Alarcón.
De la lectura de la referida columna se desprende que desafortunadamente Hernández López escribe sin haberse informado sobre las acciones y tareas que ha emprendido la Secretaría del Trabajo y Previsión Social durante la administración del secretario Lozano Alarcón, para atender a los familiares de los mineros fallecidos en el lamentable accidente ocurrido en la mina 8 de Pasta de Conchos el 19 de febrero de 2006.
Si tan sólo el columnista hubiera consultado la página de Internet de esta secretaría, donde con absoluta transparencia se publica toda la información relacionada con la atención a las consecuencias de esta tragedia, hubiera evitado incurrir en comentarios aventurados, irresponsables y, sobre todo, desinformados, pero afortunadamente para Julio Hernández sus opiniones, aunque equivocadas, no ameritan sanción alguna y tiene el innegable derecho a seguirse equivocando en su beneficio y en perjuicio de los lectores de La Jornada.
Héctor Alcudia Goya, director general de Comunicación Social

Respuesta del columnista
Vaya tufo amenazador del encargado de la comunicación social de la Policía Federal Laboral: se enoja el funcionario porque en Astillero se cree más a los testimonios de los deudos de Pasta de Conchos que al catálogo gubernamental de autocomplacencias que sobre el caso tiene en Internet (por cierto, el “actual secretario del Trabajo” y su equipo podrían informarse, en www.astillero.tv, o asomándose a las afueras de sus oficinas, de lo que opinan esos deudos sobre sus discursos, declaraciones, boletines y páginas de Internet). Sentencia el agente Alcudia Goya que “afortunadamente” para el tecleador de “comentarios aventurados, irresponsables y, sobre todo, desinformados”, esas opiniones, “aunque equivocadas” (según el Santo Tribunal del Boletín Oficial de lo Sano), “no ameritan sanción alguna”, por lo cual ese columnista, que de otra manera sería sujeto de multas o cárcel (conforme a la lógica judicial del vocero de la secretaría del trabajo) podrá “seguirse equivocando en su beneficio” (¿guardará sus millones de dólares mal habidos en Las Lomas?) y “en perjuicio de los lectores de La Jornada” (¡Gracias, patroncito, por perdonarle la vida periodística a un aporreador de teclas!) . Nada trabajosa manera de advertirle a quien no sigue la línea oficial: “merecerías cuello, por no cooperar”.
Julio Hernández López

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