jueves, noviembre 22, 2007

Desplegar la inteligencia por encima de todo


Por Félix Sautié Mederos

El incidente en la sesión final de la Cumbre Iberoamericana ha concentrado la atención en el exterior sobre lo que es profundo en América Latina y ello resulta lógico porque todo irrumpió tal y como lo hacen las bombas inesperadas, aunque el tema de la cohesión social en una región que ha sufrido tantos años de opresión y angustias aún presentes, siempre ha mantenido viva la posibilidad de un estallido.
Es por tanto una lucha que continúa porque la victoria aún no se alcanza y una lucha justa en la que tenemos la imprescindible necesidad de desplegar la inteligencia por encima de todo. En estas circunstancias dejarnos llevar por lo más fácil de las corrientes y los torrentes que se desatan, es tanto como oscurecer los entendimientos. El lenguaje es arma, el insulto es ciego, la descalificación a veces complica más de lo que ayuda.
La política del señor Aznar es del todo condenable. Su actuación ha sido y es de muerte y no de vida, pero Aznar no es España y no se le podría confundir con una etnia, porque nuestros problemas no son ni de etnias ni de razas, son de clases sociales que explotan a los demás y clases sociales que son explotadas. Entonces el diálogo en común y la concertación a partir de los intereses de clases es una actitud básica para la política de frente único que tanto valorara Lenin.
En este orden de pensamiento, en medio de la adversidad generada por las acciones y los errores de unos y de otros, de los que han hecho daño real y de los que los defienden, planteo el análisis de las clases para valorar las situaciones existentes. Tenemos que saber discernir con inteligencia para no confundirnos y herir a Fray Antón de Montesinos, Fray Bartolomé de las Casas, Federico García Lorca, la Pasionaria, Pablo Iglesias ni Alfonso Comín, sino concentrarnos de un lado y del otro de la geografía sobre los que tanto ayer como hoy dañan y sojuzgan. El punto de mira debe ser afinado hacia lo profundo en alianza fundamentada en los intereses comunes desde uno y otro lado del océano. Cuidado con la ultraderecha de España y de América, que esa gente no está jugando. Cuidado con los extremos que pudieran coincidir y entonces debilitar a las izquierdas en sus múltiples manifestaciones. Analicemos nuestros problemas de conjunto, critiquemos nuestros errores, no dejemos pasar a lo que verdaderamente nos daña, ni permitamos que nadie pretenda silenciarnos, pero a la vez deberíamos disponernos a tender los puentes que nos hacen falta para constituir los frentes únicos que interpongan la resistencia ante los señores que hoy destruyen el planeta y quieren más y más sojuzgación.
Para ello es preciso dejar a un lado los insultos en el lenguaje para dar paso a la profundidad y la altura en el pensamiento y en las ideas. Las ideas justas no necesitan de los insultos ni de las mofas que tanto dañan. Por encima de todo, busquemos la concertación con quienes verdaderamente quieren la justicia desde una y otra orilla del océano, en medio de la diversidad que es muy importante que exista, identificando los puntos que nos unen. Una derrota de la izquierda en España, aun por causa de sus propios errores, a nadie va a ayudar en América, ya que sería el ascenso de los peores continuadores de la política de Aznar. Recordemos lo que sucedió en la Alemania de los años 30 cuando el sectarismo de izquierda propició, sin proponérselo, el triunfo del fascismo. Esta es mi opinión y así lo manifiesto.

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