jueves, noviembre 29, 2007

"El capitalismo es el sistema más ineficaz que la humanidad ha producido, pero hay alternativas para la esperanza"

François Houtart, Teólogo de la liberación, en el Simposio Internacional 'Pobre Mundo Rico'

Rebelión

Apuntó la existencia de una importante resistencia global que converge como nunca antes lo había hecho: protestas y movimientos sociales articulados, alternativas políticas que ya están funcionando en América Latina. Recordó la pobreza y las desigualdades derivadas de la concentración de riqueza: “El 20% de los más ricos comparten el 82% de la riqueza mundial, frente al 20% más pobre que comparte el 1’4%”. Señaló una ofensiva del capital que opera contra el trabajo, el estado y el medio ambiente.

François Houtart, Teólogo de la liberación, fundador y Director del Centro Tricontinental de Lovaina la Nueva en Bélgica, y uno de los impulsores del Foro Mundial de las Alternativas y del Foro Social Mundial, expuso en Vigo “La construcción anti imperialista y anti neoliberal”, participación con la que se clausuró el Simposio Internacional en la ciudad olívica. Houtart, referente internacional en la lucha contra las desigualdades y la pobreza y estandarte del compromiso social, abordó la convergencia de las resistencias globales al neoliberalismo y la construcción de alternativas, en un momento en el que comienzan a gestarse otros modelos políticos en América Latina, contrarios al modelo capitalista por el que «el 20% de los más ricos comparten el 82% de la riqueza mundial, mientras el 20% más pobre se reparte un 1’4%».

La convergencia de las resistencias al neoliberalismo: “hay una consciencia global de que tenemos el mismo enemigo: el capital”

François Houtart enfatizó en su intervención la importancia de un momento histórico que se erige como hecho social nuevo, en el que 30 años después del Consenso de Washington, por una vez las resistencias convergen. “Convergencias que se producen en dos orientaciones: protestas, y a través de movimientos sociales articulados”, que tienen sus razones en “la consciencia de que aun siendo diferentes, tenemos el mismo enemigo: el capital, la globalización del mismo y su lógica de acumulación, que subyace a todas las relaciones (culturales, sociales, políticas) y de la que derivan las desigualdades y la pobreza”, indicó.

Resistencia global: primeros pasos políticos en América Latina

Al mismo tiempo que quiso señalar el agravio del modelo neoliberal, Houtart participó de este simposio para insistir sobre todo en la fuerza de la alternativa, en el mensaje positivo, en un momento en el que “vemos críticas y protestas, y hay ensayos; alternativas que son posibles, y que pueden ser para el mundo una esperanza”.

“Estamos en un período de resistencia donde hay una consciencia que empieza a ser global, donde se desarrollan nuevos actores, se construyen redes y se configura un nuevo sujeto histórico de lucha y reconstrucción. Ya no es sólo la clase obrera, se trata de un sujeto plural”, afirmó.

El Director del Centro Tricontinental explicó que al mismo tiempo que se produce la ofensiva capitalista asistimos ya no sólo a la acción y a la convergencia de los movimientos de resistencia, sino que por primera vez se dan pasos políticos en un continente en particular, América Latina, en el que se están desarrollando alternativas políticas al capitalismo”, explicó.

Apuntó que este tipo de alternativas son visibles en Bolivia, Venezuela y Ecuador, y parcialmente en Nicaragua y en Brasil, “en base a programas de tipo social y cultural muy grandes: reforma agraria, economía social, campañas de alfabetización, que constituyen cambios internos muy importantes”.

Houtart quiso relatar que este hecho no sucede en otras regiones del planeta debido a diferentes motivos: “no sucede en Asia, que todavía ven en el neoliberalismo una oportunidad económica, ni en África, donde quieren construír una identidad política pero con unas características peculiares que hacen que el proceso sea diferente; tampoco en el mundo árabe, que lo ve como una agresión cultural, ni en Europa, donde el capitalismo tiene la hegemonía económica”. Quiso señalar que en Europa no estamos en un período de construcción de alternativas (es muy limitado), “pero sí en América Latina, donde hay reacciones para construir alternativas que contradicen la lógica del capital”. Así, expuso el caso de Evo Morales en Bolivia, donde en un año se invirtieron los porcentajes: el 82% que iba para las compañías revirtió en el país, y sólo el 12 % fue a las compañías transnacionales.

Propuestas de integración latinoamericana

Además de la política interna que desarrollan los gobiernos de estos países, Houtart relató así también cambios en los distintos ámbitos (económico, social, político y cultural) que se están llevando a cabo con el propósito de caminar hacia una integración latinoamericana.

En los terrenos político y económico se refirió el ALBA (Alternativa Bolivariana para los pueblos de América), que surgió frente al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas): “El ALBA, a diferencia de la base de competencia del ALCA, se sustenta sobre bases que entran en contradicción con la lógica capitalista: la complementariedad y la solidaridad”. En lo social aludió la ‘Operación milagro’, una campaña médica para invidentes, llevada a cabo conjuntamente entre Cuba y Venezuela. En el aspecto cultural destacó las campañas de alfabetización en la Venezuela de Hugo Chávez, y apuntó el importante avance que supuso acabar con el analfabetismo en menos de un año, “estas son cosas que no se saben en Europa”, añadió.

Por último, en el ámbito de las comunicaciones apuntó la iniciativa de Telesur: “nacida para dar voz a los de abajo, en un continente en el que el 80% de los medios está en manos del gran capital”. “Todos ellos son avances que informan de uma nueva dirección que podría dar lugar al socialismo del S.XXI”, afirmó.

Ejes de construcción de la alternativa: desarrollo sostenible, valor de uso, democracia, interculturalidad

Houtart quiso señalar también los pilares sobre los que debe pivotar la alternativa reclamada por los movimientos de resistencia y que como explicó tiene sus experiencias de práctica política en algunos países de Latinoamérica.

Destacó “el desarrollo sostenible, como una revolución en la filosofía de las relaciones de los seres humanos con la naturaleza”, y señaló la necesidad de salir de la idea de desarrollo lineal y capitalista, de sustituir el concepto de ‘explotación’ por el de ‘simbiosis’. Por otra parte apuntó la conveniencia de “privilegiar el valor de uso frente al valor de cambio, esto es: de la utilización frente a la acumulación del capital”. A este respecto se remitió a la concepción de economía (en cuanto a actividad humana destinada a construir la base de la vida, la sociedad), “el capitalismo es el sistema más ineficaz que la humanidad ha producido”, apuntó.

La democracia generalizada a todas las relaciones humanas fue otro de los ejes referidos. “Democracia en todas las relaciones humanas, no sólo políticas (democracia participativa) sino también económicas (control de medios de producción), sociales (relaciones de igualdad) y culturales (que las distintas culturas tengan las mismas posibilidades de construir una alternativa)”.

Las desigualdades derivadas de la lógica de la acumulación

“El 20% de los más ricos comparten el 82% de la riqueza mundial, frente al 20% más pobre que comparte el 1’4%”: Houtart no quiso dejar de recordar la desigualdad en la repartición de la riqueza derivadas del modelo capitalista, unas cifras que “son la expresión de la estructura del sistema económico mundial, lo que se ha venido a denominar ‘la copa de Champagne’, y que rebela una estructura de poder: la del poder económico y militar que se encuentra en la cumbre”.

Houtart se lamentó de que esa distribución no esté cambiando, es más, que se esté acentuando. Corresponde a la lógica del capitalismo, explicó: “para el capital es más provechoso producir para una población de desarrollo espectacular y sofisticado que puede comprar productos con alto valor agregado (porque acelera y estimula la acumulación), que producir para los que no tienen poder de compra o viven en la miseria”. Respecto a las desigualdades apuntó cómo las diferencias entre el 5% más ricos y el 5% más pobres han crecido de manera desorbitada desde 1850 a 2000, e indicó que “el agravio de las distancias económicas y sociales se produce precisamente en el desarrollo de la fase neoliberal.” Apuntó así la necesidad del capital de reconcentrar la riqueza que deriva en una serie de ofensivas: contra el trabajo, contra el Estado y contra la naturaleza.

Ofensivas del capital: contra el trabajo, el Estado y la naturaleza

Explicó el problema de la reducción de salario real, que es universal: “la ofensiva contra el trabajo no es un problema del sur, sucede en todas partes del mundo”. Relató que tanto Europa como Estados Unidos acusan el mismo problema, y ejemplificó en el salario de los dirigentes económicos norteamericanos el proceso de aceleración en la concentración de la riqueza (“en 1960 era 41 veces el salario promedio de sus trabajadores, en 1999 475 veces”). Asimismo, mencionó en esta ofensiva la existencia de fenómenos como el desempleo y la deslocalización de las empresas en países en vías de desarrollo para conseguir mano de obra barata.

En la ofensiva contra el Estado señaló la privatización de todas las actividades y la de los servicios públicos: “si educación y salud no entran como una mercancía, el capital no puede acumular, es por ello que debe transformarse em mercancía.” Respecto al medio ambiente, señaló la evolución de la presencia del CO2 en la atmósfera y el aumento de la temperatura del planeta, que se corresponde también con el proceso de neoliberalización.

Orígenes de la resistencia

Houtart completó su intervención explicando el origen de la convergencia de la resistencia global. Señaló cómo las protestas iniciadas en Seattle en 1999 aglutinaron movimientos sociales de diversa índole (Sindicatos obreros de Estados Unidos, movimiento zapatista, movimientos de los Sin Tierra (MST), femeninos, ecologistas, etc.), todos ellos juntos por una misma causa: la lucha contra las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), y cómo paralelamente al desarrollo de las reuniones de organismos e instituciones financieras internacionales (BM, FMI, OMC, G8) donde se construía el futuro económico del mundo en orientaciones neoliberales comenzaron a surgir protestas.

Houtart señaló así la importancia de una convergencia que se produce no sólo en las protestas sino también en los movimientos. Explicó también cómo paralelo al Foro Económico Mundial en el centro vacacional suizo de Davos, apareció una poderosa protesta común entre los movimientos sociales simbólicos de distintos sectores y diferentes continentes (Movimiento de los Sin Tierra de Brasil, Sindicatos Obreros de Corea del Sur, el Movimiento agrícola de Burkina Faso, movimiento de las mujeres de Quebec, el de los desempleados de Francia), que dió lugar a una resistencia articulada, que estableció los orígenes del Foro Social Mundial.

Refiriéndose a la fuerza de esta alternativa ya articulada, explicó cómo en el año 2001 el Foro Social Mundial rompe la previsión de participación: “la primera vez acudieron 20.000 personas, la siguiente 60.000, 100.000, 155.000... dando lugar además a la creación de otros Foros Nacionales, Continentales, Temáticos y más de 300 manifestaciones que son punto de encuentro de movimientos, intelectuales, ONGs. Acciones todas ellas que ponen de manifiesto el surgimiento de un hecho social nuevo: la convergencia de las resistencias”.

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