domingo, noviembre 11, 2007

El colectivismo es imprescindible para un verdadero socialismo

Por Félix Sautié Mederos

Si bien el papel de la personalidad en la historia es algo que no se puede eludir, tampoco deberíamos hacerlo en cuanto a los conceptos básicos del colectivismo y del trabajo en equipos. Más aún en una época en que la cantidad de conocimientos acumulados por la humanidad ha llegado a niveles extraordinariamente extendidos en el plano horizontal e intensamente profundizados en el aspecto vertical de la cuestión. Esta realidad hace que cada vez más los análisis sobre la naturaleza y la sociedad requieran de un concepto interdisciplinario que sólo se podría lograr con el trabajo en equipos.
Este mismo fenómeno y necesidad se presentan también en las ciencias de la conducción de los procesos sociales, ya sean políticos, económicos, culturales o simplemente propios de la amplitud de facetas que puede plantearnos el desarrollo de una sociedad civil altamente avanzada debido a la extensión de la educación y la cultura.
Por otra parte, la centralidad en la persona en específico, que es capaz de comprender por sí misma la situación general de las coyunturas en que vive y adquirir la conciencia de la importancia que ontológicamente poseen sus derechos humanos sobre la base de una verdadera justicia social y equidad distributiva, exigen que los procesos culturales, sociales, económicos y políticos sean cada vez más colectivistas, menos unipersonales, menos centralizadores y que se basen en el desenvolvimiento y desarrollo del diálogo participativo e inclusivo, del consenso básico, así como de los referéndum para la consulta en plena libertad de conciencia de la población en su conjunto, sin que medien compulsiones de ningún tipo.
Estos mecanismos deben fundamentarse en la más plena libertad de opción, de pensamiento y de palabra, de forma tal que se erradiquen los miedos sojuzgadores, los procesos represivos del pensamiento, las centralizaciones en la conducción social, económica y política, así como la sacralización de un pensamiento oficial que con el tiempo puede anquilosarse, hacerse dogmático, facilitar el inmovilismo y por tanto estancar a la sociedad.
La imposición de las ideas personales sobre todos los demás, la imposibilidad de debatir cualquier problema que interese a la sociedad en su conjunto, las desautorizaciones e insultos a los que piensan distinto, hacen que el futuro se convierta en algo incierto.
Además cuando se propicia el simplismo en el pensamiento, lo burdo que se impone por encima del conjunto de la sociedad fundamentado en la acción de agentes esquemáticos y dogmáticos, que llegan a ocupar posiciones en las distintas instancias sociales, quienes por demás en todas las épocas se forman y hacen su aparición; incluso, cuando también en la base los poderes de control, de decisión y de autoridad se concentran en personas simplistas e incapaces que llegan a sus responsabilidades no por medio de la virtud, el conocimiento y la capacidad, sino como resultado de un complejo sistema de lealtades que poco tiene que ver con la idoneidad, la ética y la autoridad moral de esas personas; entonces, el dogmatismo y el estancamiento social se asientan y enraízan firmemente en la sociedad y en consecuencia el daño puede llegar a situaciones irreparables.
Estas son realidades, que considero estamos obligados a tomar muy en cuenta en nuestras actuales coyunturas y circunstancias, tanto las locales, las nacionales, las regionales, las continentales como las mundiales. Entender claramente los procesos que se suceden en lo interno en la sociedad y a nuestro alrededor, es vital para no dar pasos en falso que hipotequen al futuro. Por eso, entre otras cosas, hay que tener mucha prevención para evitar y nunca propiciar, los desbordamientos de las pasiones colectivas que podrían arrasar con los pies lo que se hace con la cabeza, y que inhiben el pensamiento capaz de identificar y analizar las consecuencias que pudieran aparecer en el futuro como resultado de cualquier acción improvisada, precipitada e impuesta, sobre todo cuando tiene que ver con el conjunto de la sociedad o modifica las esencias en que se fundamentan la identidad nacional y la razón de ser de la nación en su conjunto.
Esto nos obliga al ejercicio de la transparencia, a una verdadera objetividad en la información, a dar paso a la participación efectiva de los demás sin exclusiones reduccionistas. Este es un problema de vida o muerte que exige que los debates y los diálogos sobre el futuro de la nación, de América y de la vida en general, salgan de los círculos estrechos en que se encuentran constreñidos y se realicen con todas las normas éticas necesarias para su conducción, fundamentalmente en los medios masivos que se encuentran al alcance del pueblo de a pie.
En esto, además, es imprescindible alcanzar una amplia comprensión de lo que significa el relevo de las generaciones en la medida que avanza el tiempo, así como de lo que necesariamente hay que sembrar para el futuro sin malograrlo en el presente por causa del deseo a ultranza de verlo realizado durante el tiempo útil de una única generación o conjunto de generaciones coetáneas, sin tener en cuenta que requiere de un mayor plazo; y, sobre todo, de la confianza en los que vienen detrás de nosotros.
Los conceptos de la unidad y lucha de contrarios, en procesos transparentes y limpios, con la finalidad de constituir los frentes unidos que tanto necesitamos para lograr la participación y el consenso, que permitan avanzar de forma efectiva hacia el futuro de un socialismo verdaderamente participativo y humano, es algo que tendríamos que entender a los efectos de que el colectivismo alcance los adecuados niveles que requiere el momento actual.
Todas estas son razones esenciales que hacen del colectivismo una herramienta básica del Socialismo, ya sea en Cuba, en América o en el mundo. Quizás deberíamos pensar más profundamente en estos asuntos, sin tabúes, miedos, ni prohibiciones, antes de precipitarnos detrás de consignas que aunque puedan tener un justo fundamento, podrían a su vez lanzarnos hacia situaciones complicadas y complejas que empeoren nuestros problemas en vez de solucionarlos. Así lo pienso y así lo expreso a plena responsabilidad.

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