sábado, noviembre 24, 2007

MIGRACIÓN Y ELECCIONES
LA RUTA EQUIVOCADA DE CALDERÓN
Jorge A. Bustamante
Nunca antes había estado tan polarizado el tema de la inmigración en Estados Unidos y nunca antes las elecciones presidenciales habían tenido un efecto directo sobre el futuro de las vidas de tantos ciudadanos mexicanos junto con sus familias, como lo tendrán las próximás elecciones de noviembre de 2008 en el país vecino. La distancia que hay en Estados Unidos entre los antiinmigrantes, que son mayoría y, los proinmigrantes que son minoría, es cada día mayor. Hay dos errores comunes que cometen las elites políticas en México. Uno es pensar que, en materia de migración, los políticos del Partido Demócrata son los buenos, y los del Partido Republicano los malos. Si bien entre los políticos del Partido Republicano se encuentran los mas xenófobos y antimexicanos, del estilo del representante de Colorado Tom Tancredo y James Sensenbrenner de Wisconsin, los del Partido Demócrata no están exentos de la xenofobia que predomina actualmente en la política interna de Estados Unidos, como lo ilustra el hecho de que los dos precandidatos del Partido Demócrata que actualmente aparecen como punteros en la lucha por la presidencia de Estados Unidos, la senadora Hillary Clinton y el senador Barack Obama, votaron en favor de la aprobación de la ley que autorizó la construcción del muro en la frontera con México, propuesta por el presidente Bush. El otro error común que varios presidentes de México han cometido incluyendo al actual, es el de no entender el sistema político estadounidense en el que la última palabra en las decisiones sobre política de migración la tiene el Poder Legislativo y no el Poder Ejecutivo. Este error se manifiesta en la orientación de la política exterior mexicana hacia la presidencia de Estados Unidos. Si bien el campeón de esta equivocación entre los pasados presidentes de México sigue siendo el ex presidente Vicente Fox, al poner todos los huevos en la canasta de la política bilateral, en su dizque relación personal con el presidente Bush, el presidente Calderón parece estar siguiendo los pasos de su antecesor, como lo ilustran sus declaraciones de la semana pasada cuando se dirigió a los políticos que buscan habitar la Casa Blanca, instándolos a no politizar el tema de la migración en favor de sus agendas electorales. Es lamentable el nivel de ignorancia que demostró el presidente Calderón del sistema político de Estados Unidos al hacer tal solicitud, totalmente ajena a las reglas del juego político que hará que sus encargos produzcan el mismo efecto que los de la carabina de Ambrosio. Los errores anteriores, sumados a la indiferencia generalizada (con contadas excepciones) de la sociedad civil mexicana respecto de lo que les pasa a los residentes mexicanos en Estados Unidos, hacen que la práctica infame de redadas policiales en los domicilios de las familias de migrantes que actualmente están ocurriendo en gran parte de Estados Unidos sea la principal fuente de violaciones a los Derechos Humanos de los migrantes y su principal preocupación sobre su futuro y el de sus familias en aquel país. Para nuestra desgracia, nunca antes en la historia de las relaciones entre México y Estados Unidos, la política migratoria de éste, había tenido un efecto directo sobre tantos mexicanos. No sólo sobre los casi 15 millones de ciudadanos mexicanos que residen con cierta permanencia en Estados Unidos, sino sobre sus 6 millones de familiares que dejaron en México cuya mayoría vive por debajo de los niveles oficiales de pobreza. Todos ellos se verán directamente afectados por los resultados de las elecciones de noviembre del 2008 en EU en las que no sólo se decidirá quién será el presidente de ese país sino qué partido obtendrá el control de la mayoría de su Poder Legislativo. Existen en México tanto políticos como académicos que conocen muy bien, tanto el sistema político como la cultura política de Estados Unidos, desafortunadamente, ninguno de ellos parece estar suficientemente cerca del Presidente de México como para hacerle evitar los errores que está cometiendo en tan poco tiempo que lleva como titular del Poder Ejecutivo nacional, como lo está demostrando la creciente información sobre el tristemente célebre "Iniciativa Mérida" antes llamado "Plan México" por su enorme semejanza con el otro, tristemente célebre, "Plan Colombia", además de la forma y fondo de sus peticiones hacia los precandidatos presidenciales de Estados Unidos. l Relator Especial de la ONU para los Derechos de los migrantes y ex presidente del Colegio de la Frontera Norte.
El voto de los medios

Estados Unidos vive la la campaña electoral más prolongada de su historia. Por primera vez la batalla interna por la nominación demócrata y republicana dejó de ser una campaña invisible para llamar la atención de diarios, televisión y electorado. Como hace mucho no ocurría, en esta elección no hay un candidato con la corona de triunfador en ninguno de los dos partidos. Dos candidatos, Hillary Clinton y Rudolph Giuliani, lideran la contienda con propuestas que en ocasiones desafían posiciones tradicionales de sus partidos, pero la gran pregunta es si Estados Unidos se perfila hacia un cambio de ideologías políticas tras la era de George Bush o sólo se trata de propuestas cosméticas y efectistas en busca de ganar electores de temporal. Pero a doce meses de la elección nada está escrito y todo puede suceder en la que es ya la contienda más larga, mediatizada, reñida y adinerada de los Estados Unidos.En el centro de la campaña se levantan algunos temas cuya suma terminará inclinando la balanza a favor de uno de los candidatos. Son tres las preocupaciones esenciales de los americanos: seguridad nacional, economía y la guerra en Iraq. Sin embargo, algunas encuestas recientes han contribuido a encender el ambiente político antes de tiempo y han levantado dudas sobre las preocupaciones reales y el ánimo de los electores. Una de ellas, patrocinada por The New York Times y la CBS News en julio pasado, advirtió que 42% de los estadounidenses estaban de acuerdo, en retrospectiva, con la invasión militar en Iraq, 7% más de los que opinaron en ese sentido dos meses antes. Parecería una broma siniestra, pero no lo es: Mientras peor marcha la guerra en ese país, más apoyo parece obtener la idea de una intervención militar por parte de las audiencias americanas. Lo importante no parecen ser los issues sino los hechos de la campaña, pero hay algo que ha oscilado de manera importante en la opinión pública: El perfil y las propuestas de algunos candidatos y la posibilidad de que en el fondo los Partidos Demócrata y Republicano vivan una etapa de cambio ideológico. El centro político en este país está colapsado porque ambos partidos y sus candidatos se han corrido en las últimas décadas cada vez más hacia la derecha en temas cruciales y en otros hacia la izquierda, en busca de captar electores. Giuliani ha sacudido a los conservadores republicanos con posiciones sociales controvertidas en el tema del aborto y los derechos de la población homosexual. Hillary Clinton ha continuado con la movilidad del Partido Demócrata hacia el centro iniciada por el gobierno del presidente Bill Clinton, y se ha inclinado aun más hacia la derecha en temas de seguridad interior, inteligencia y migración.
EL PROCESO: PASO A PASO
Entre febrero y marzo de 2007 los dos partidos habrán nominado un candidato a la Presidencia y es probable que hasta este momento el liderazgo y el reconocimiento público sean los factores de mayor peso en la manera en la que se han perfilado las posiciones en las contiendas demócrata y republicana. Y quizá por esa razón quienes encabezan las preferencias son Hillary Clinton y Rudolph Giuliani, sin duda los más famosos, los más asediados y también los candidatos más controvertidos. Pero con el nuevo año el escenario podría cambiar para ambos con el desarrollo de las primeras convenciones. En ese sitio las encuestas muestran una contienda cerrada entre Clinton, John Edwars y Obama, compitiendo tan parejos como para un final de fotografía. La senadora Clinton va adelante de sus rivales en otras convenciones de enero, por lo que una Victoria en Iowa sería clave para las aspiraciones de Obama y Edwars, que espera repetir la historia de 2004, cuando ese Estado lo catapultó a una presencia nacional en la contienda demócrata. Las cosas no son diferentes en el Partido Republicano: Giuliani lidera las internas con una cómoda ventaja (14 puntos arriba de su más cercano competidor), pero Mitt Romney, un republicano millonario y conservador, ex gobernador de Massachusetts, ha construido un fuerte liderazgo en ese estado sobre la base de una agresiva campaña en la televisión local, de manera que las encuestas lo ubican al frente en Iowa con 29%, por solo 11% del ex alcalde de Nueva York.
ECONOMÍA, LA DECISIÓN
La economía será clave en los resultados de la elección de noviembre de 2008. Hasta ahora sólo ha sido abordado en general por los candidatos, a pesar de las preocupaciones de la mayoría de los estadounidenses sobre la crisis hipotecaria, los impuestos, pérdida de empleos, el sistema de seguridad social y la debilidad del dólar. Una reciente encuesta dirigida por Brookings, una reconocida institución de estudios políticos establecida en Washington, encontró que 64% de los encuestados creen que el sueño americano de la prosperidad está desapareciendo y que el país va por un rumbo económico incorrecto. La mayoría de las personas dijo que le preocupan todos los días el precio de las gasolinas y el costo de los servicios de salud.
LOS SPONSORS
El tema del dinero y los patrocinadores de los candidatos resulta clave en la definición de las elecciones. Quienes han logrado concentrar la mayor cantidad en aportaciones desde diciembre de 2006 son Hillary Clinton, con 90 millones de dólares; Obama con 80 millones; el empresario Romney con 62 millones y Giuliani con 47 millones de dólares. The Center for Responsive Politics, una organización no partidista que se encarga de monitorear el dinero de las campañas calcula que la elección de 2008 no sólo romperá récords en duración: Los 16 candidatos disputando las nominaciones demócrata y republicana han recabado 420 millones de dólares hasta el último tercio de 2007 y todo indica que la caza de dinero en las campañas está en ruta de colectar más de 1,000 millones de dólares, cifra sin precedente en la historia de las elecciones.

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