jueves, diciembre 13, 2007

El corazón verdaderamente "a la izquierda"


Hoy menos que nunca la "izquierda" ha de permitirse "problemas de identidad"... Saber quiénes somos y qué queremos, y actuar en congruencia con ello, es fundamental para la salud personal y grupal en este Movimiento Obradorista, que, más allá de las acusaciones de nuestros adversarios, es un Movimiento indudablemente de "izquierda"... Saber quiénes somos y qué queremos, y actuar en coherencia con ello, es, sobre todo, fundamental para la salud social de México y de nuestra IV República...

El siguiente artículo de Frei Betto me parece muy lúcido en este sentido y por eso hoy lo comparto para quienes no hayan tenido antes la oportunidad de leerlo o reflexionarlo... Y adelanto un resumen inspirado por este y otros artículos semejantes y lo someto a la consideración de ustedes, mis compañer@s, amig@s y herman@s en la izquierda mexicana: Tener el corazón verdaderamente a la "izquierda" implica 1) Opción por los pobres, no teórica sino de hechos, codo a codo con ellos... 2) Inconformidad y Resistencia a toda forma de injusticia, con palabras pero también con hechos, sin "negociaciones" al margen del pueblo... 3) Combatir todo tipo de desigualdad (social, económica, cultural, intelectual, religiosa, etc.) y combatir el concepto de cualquier desigualdad como "inevitable" o "correcta" desde un punto de vista racista o clasista... 4) Poner siempre al ser humano concreto y a sus derechos fundamentales por encima de "leyes", "instituciones", "ideologías", "partidos", "gobiernos", "liderazgos", "religiones", "culturas", "tradiciones", "valores o principios", "conveniencias económicas o políticas", etc... 5) Unidad y Fraternidad a toda prueba entre quienes comparten los cuatro objetivos anteriores, sin distraerse por diferencias menores (de credo, posición social, grado académico, ideología, trabajo o cargo, decisión partidista, etc.) que, esas sí, son "inevitables" y hasta convenientes para la pluralidad y riqueza de "la izquierda"...

Cómo derechizar a un izquierdista


Ser de izquierda es, desde que esa clasificación surgió con la Revolución Francesa, optar por los pobres, indignarse ante la exclusión social, inconformarse con toda forma de injusticia o, como decía Bobbio, considerar una aberración la desigualdad social.

Ser de derechas es tolerar injusticias, considerar los imperativos del mercado por encima de los derechos humanos, encarar la pobreza como tacha incurable, creer que existen personas y pueblos intrínsecamente superiores a los demás.

Ser izquierdista -patología diagnosticada por Lenin como 'enfermedad infantil del comunismo'- es quedar enfrentado al poder burgués hasta llegar a formar parte del mismo. El izquierdista es un fundamentalista en su propia causa. Encarna todos los esquemas religiosos propios de los fundamentalistas de la fe. Se llena la boca con dogmas y venera a un líder. Si el líder estornuda, él aplaude; si llora, él se entristece; si cambia de opinión, él rápidamente analiza la coyuntura para tratar de demostrar que en la actual correlación de fuerzas…

El izquierdista adora las categorías académicas de la izquierda, pero se iguala al general Figueiredo en un punto: no soporta el tufo del pueblo. Para él, pueblo es ese sustantivo abstracto que sólo le parece concreto a la hora de acumular votos. Entonces el izquierdista se acerca a los pobres, no porque le preocupe su situación sino con el único propósito de acarrear votos para sí o/y para su camarilla. Pasadas las elecciones, adiós que te vi y ¡hasta la contienda siguiente!

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Álvaro, Ciudadano de la IV República

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