domingo, diciembre 09, 2007

Felipillo: busca pies y burocracias

Por Jesús Peraza Menéndez

Creo que les decíamos "busca pies" (en Yucatán "barre pies"), a esos juegos de pólvora que una vez encendidos se lanzan imparables apenas al ras de suelo, todos saltan como reacción inmediata al percibir su zumbido y su estela chispeante. Es parecido al juego de las imparables campanadas norbertistas otro "busca pies", con las que paga su impunidad el cardenal y torna diabólica la resistencia contra el fraude, son unas campanadas bien orquestadas en las que el verdugo resulta la víctima, con una Iglesia que pierde adeptos cada día y los que se quedan nada saben porque, es una costumbre inconsciente patológica como sus guías.
En este tiempo comercial prenavideño el líder de la fracción perredista en el Senado, Carlos Navarrete, lanza un "busca pies" en medio de lo que eufemísticamente han denominado "debate democrático que caracteriza a los partidos modernos", esto es, desde su curul y a través de los medios electrónicos desconoce a la fracción minoritaria del PRD pero que es la que se vincula al movimiento popular en realidad la más numerosa, es la que hace política social pero sin peso real en la representación del PRD, siempre sucede así en estructuras verticales. Así los debates se tornan burocráticos, selectivos y excluyentes, sólo se escucha una voz mediática más como imposición que como convocatoria a la reflexión. Es un debate medido por el raiting, no con y para la gente, no es una reunión pública en las asambleas del partido o el movimiento, no, claro que no, es por la televisión bien seguros -los Chuchos- de que no debatirán con nadie y de que es a la propia Televisión a quien representa frente a las masas opuestas al fraude electoral a las que ahora desprecian.
Para las masas que votan, pero que los Chuchos no representan, les propone un "busca pies" que aleje el camino de la resistencia de las cámaras, donde ellos operan para su beneficio personal, para beneficio de los monopolios, si ellos están bien la nación está bien. En nombre de la izquierda moderna como la derecha sin gente, sugiere hacer un solo partido dirigido por Andrés Manuel López Obrador, conformado por las microempresas políticas o "partidos emergentes" que son Convergencia de Dante Delgado y el PT de Alberto Anaya.
La realidad que hay que ocultar tras el busca pies y las campanadas es la sumisión, bien pagada por supuesto, a la reforma electoral que resulta de un acuerdo para prolongar un poco más el control de las fracciones neoliberales del PRI y el PAN asegurándoles su permanencia en las instituciones públicas para mantener el inhumano proyecto económico de despojo y degradación de las clases medias y trabajadoras y legalizar la represión como la de Ulises Ruiz en Oaxaca.
Por más decorada que esté la trampa política trampa se queda. Al PRD de los Chuchos, a su abigarrada burocracia canonjías y privilegios, a cambio dilapidan el movimiento social. Los Chuchos se lanzan con el espurio presidente a desarticular la resistencia política frente al fraude. No el movimiento que permanecerá sino a quitarle su condición legítima y legal, pues el aparato perredista dominado por los Chuchos reconoce "al buen gobierno de Felipe Calderón" junto con la degenerada camarilla de los Cárdenas, es un golpe mediático y de los aparatos de los partidos neoliberales que se adjudican por asalto la franquicia perredista, el aparato del PRD y de este modo la política nacional condenan y criminalizan las movilizaciones y medios públicos como el recurso de la resistencias sociales frente a una ley maniatada por la élite del poder, que reserva la participación política a los aparatos partidistas subordinados: PRI, PAN y PRD en un lejano segundo término, más sus comparsas de emergencia; para quien no se subordine está la fuerza represiva, Oaxaca, San Salvador Atenco, Chiapas, Guerrero del Torreblanca aliado de los Chuchos son el ejemplo.
Sin duda la lucha de AMLO es legal y su sustento legítimo, se propone cambiar la situación con el convencimiento político y por la vía electoral, con esto le abre un boquete a la acorazada clase y burocracias políticas acostumbradas a los acomodos sexenales como oposición doméstica leal, como colaboradores críticos bien pagados, como arrepentidos luchadores sociales y políticos iracundos que saltan al servicio del control político una vez constatada su incapacidad o asumida como simples oportunistas del tipo de Jesús Ortega, hijo legítimo de aquel viejo comodín ambicioso Rafael Talamantes.
Como la resistencia contra el fraude no se coloca por fuera del proceso legal y lucha en las trincheras de la legitimidad, aprovecha los recovecos legales aún bajo los controles y trampas del gobierno de Felipillo, incluso con la represión soterrada y abierta que se manifiesta en una firme oposición que logra expresarse en cada lugar donde se presenta el espurio presidente. Los únicos actos en que su presencia es absoluta son los que realiza encerrado con su camarilla de incondicionales. Realmente una crisis de legitimidad que no han podido remontar ni la administración norteamericana, igual en franca crisis de legitimidad, ni han podido enterrar los medios electrónicos, la TV principalmente. No lo ha logrado tampoco la exhibición de fuerza militar para un supuesto combate al narcotráfico, cada día más fortalecido en las instituciones públicas y privadas, que ha producido más muertos (2,400) en 12 meses que en varios años con la "sana convivencia" narcopolítica-financiera-empresarial que ha mantenido a los gobiernos del neoliberalismo a flote (Salinas-Zedillo-Fox-Felipillo). Cierto que la definición política ha de darse en primer lugar en el PRD, al que AMLO no renuncia y no sede a los Chuchos, pero tampoco se puede mantener bajo su control burocrático y la sumisión de esta corriente de espurios a Felipillo.

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