domingo, diciembre 23, 2007

La conciencia de la opresión

José Agustín Ortiz Pinchetti

Si se contempla el estado de la nación como un mural, se encontrarán varias características negativas: 1. Raquítico crecimiento económico. 2. Monstruosa desigualdad social. 3. Ineficacia de las instituciones para procesar los conflictos y crear un verdadero estado de derecho. 4. Crecimiento de los grupos de interés. 5. Descomposición de los partidos políticos. 6. Inconformidad creciente.

Este panorama no se alterará en 2008. Es parte de estructuras de larga duración. La economía, como dice Ifigenia Martínez, no va a comportarse en forma diferente que el primer año del gobierno de Calderón ni los últimos 25 años “neoliberales”: insuficiente crecimiento del PIB y por tanto del empleo. Mientras que casi toda América Latina se ha desvinculado del consenso de Washington y está recuperando sus niveles de crecimiento, México sigue rezagado.

Es poco probable una gran crisis política. No habrá grandes conflictos electorales ni fechas claves que sirvan como detonadores; sin embargo, la ineptitud, la falta de oficio y la descomposición del gobierno panista, asociadas con el hartazgo ante la impunidad, las denuncias sobre responsabilidad oficial en los desastres recientes, las divisiones entre la elite, los ataques guerrilleros pueden, actuando simultáneamente, crear tensiones, incluso estallidos. Calderón apostará al control de los medios y a la inercia.

La conciencia de la opresión está creciendo y va a crecer más. La opresión en México no consiste en una tiranía política. Es el poder que ejerce un pequeño grupo oligárquico sobre el resto de la población. No sólo garantiza la desigualdad, sino hace imposible el progreso del país. La oligarquía mexicana tiene como núcleo central a 350 mil familias encabezadas por un grupo compacto: los dueños de los monopolios o los oligopolios. Las clientelas de estos, los únicos que pueden prosperar dentro del sistema, no abarcan más allá de 15% de la población. El 85% no tiene acceso al mercado moderno ni posibilidades de ascenso. Son emprendedores y trabajan duramente, pero se topan con un “techo de cristal”. Por ello muchos emigran a Estados Unidos, donde han tenido un éxito impresionante. Allá 500 mil empresarios de origen mexicano producen más que todos los empresarios de México juntos. Estamos perdiendo ese caudal de ingenio, laboriosidad y energía. Única fuerza capaz de sacar al país del estancamiento.

La oligarquía ejerce un poder fáctico sobre las instituciones. Sus miembros pertenecen a la casta criolla, heredera directa de las viejas oligarquías y no tiene una mentalidad emprendedora sino feudal. Ha logrado impedir la alternancia. Influye de modo decisivo en el Poder Judicial y en el parlamento. Induce políticas públicas que aumentan su riqueza desmedida. Elude los impuestos y las obligaciones laborales. Gracias a la endogamia y otros negocios, se vincula con la clase política y con los más corruptos. Jamás asume ninguna responsabilidad, ninguna autocrítica. Insaciable, siempre pide más.

Frente a ellos está la mayoría que no tiene acceso a las oportunidades ni a una educación de calidad. Muchos tienen verdadero espíritu empresarial. Cada vez les será más difícil la emigración. Quieren un cambio. El cambio empieza en la conciencia. Un fenómeno que nadie investiga salvo el Cisen. Millones empiezan a despertar, mientras la elite se niega a salir del paraíso. Esa es nuestra mayor contradicción. Socavará la cohesión social e impactará en la política.

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