lunes, marzo 17, 2008

Columna: Asimetrías.No Saber, No Poder Gobernar

Inepto para entender su momento como para elegir a sus colaboradores, el presidente de facto continúa también la ignorancia para gobernar que ha demostrado el PAN desde alcaldías y gubernaturas hasta la Presidencia de la República que se apropió a la mala.

Por Fausto Fernandez Ponte

I

Las reacciones del Presidente de Facto, Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón ante el escándolo de corrupción --tráfico de influencias-- del secretario del despacho de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, han mostrado inepcia política.

Esa inepcia, aunada a otros indicadores de igual, si no es que mayor elocuencia, nos describe que el Partido (de) Acción Nacional no ha sabido gobernar desde que asumió el poder, primero en alcaldías, luego en gubernaturas y, después, en Los Pinos.

"No haber sabido" gobernar ello podría entreverarse con la noción de que "no haber podido" hacerlo. Saber gobernar y poder gobernar son conceptos asaz diferentes, con propiedades filosóficas y semánticas muy nítidas.

Pero no haber sabido gobernar no implica que algún día sabrán hacerlo, tras un aprendizaje accidentado que, en el caso que nos ocupa, tiene secuelas desastrosas para México, los mexicanos, la forma de organización política prevaleciente y el PAN mismo.

El aprendizaje ha sido costoso, aun más si se toma en cuenta que dicho entrenamiento no se ha traducido en el desarrollo de aptitudes para administrar el poder del Estado y ejercer sus potestades, sino exactamente lo opuesto. A contrapelo de lo real.

II

Reitérese: el PAN aprenderá algún día a gobernar para todos los mexicanos --ejercer el poder con arreglo a principios morales inmanentes y paradigmas éticos de alteza de miras--, mas por ahora ello no está ocurriendo. Pero requerirá sacudimientos.

Estas conclusiones --las de que el PAN no ha sabido ni sabe aun gobernar-- antojaríase simplista fuere no por la ristra de yerros colosales de elemental sentido común y político, falta de correspondencia entre la realidad social y los tiempos políticos.

Y más, caro leyente: los gobernantes --de alguna manera hay que llamarlos-- incurren no sin patestismos en la práctica de subestimar los contextos históricos de México, sin aportar, a cambio. Su espíritu de cuerpo estrecha su horizonte.

Por supuesto, cabría hacer la pertinente salvedad, los políticos del panismo --distintos estructural y orgánicamente de los polìticos panistas, muchos de los cuales son transfugas de otras agrupaciones partidistas-- poseen y exhiben cortedades.

Esas cortedades son filosóficas --deontológicas--, ideológicas --morales--, políticas --éticas-- y, sobre todo, operativas. No han sabido concatenar la miríada de componentes de la polìtica de Estado, opuesta a la de partido o de una facción de éste.

No han sabido, pues. Y no anticípase sapiencia, precisamente por esa inepcia cuyas causales son, a nuestro ver, culturales y de composición de las vivencias de las que se nutre la psique del panismo y, en gran medida, la de los panistas cual individuos.

III

Esa es una psique cuyo agente central sería es profundamente dictómica, si no es que maniquea en el sentido más convencionalmente estratificado. Ergo, en el PAN nunca pensó alcanzar el poder a golpe de votos o cualesquier otros medios.

Y ante esa convicción, tampoco se preparó en consecuencia, aun en 2000, cuando todo indicaba que Vicente Fox arrasaría, como ocurrió, en los comicios. Esa cortedad foxista emblematizaba el sentir del panismo y de los panistas del estilo de don Vicente.

El propio señor Fox no estaba psicológica ni escolarmente preparado para gobernar, entendida la gobernanza como ejercicio y práctica de ejercer el poder en función de los intereses de un Estado y no de una élite de personeros de dicho Estado. El mismo defecto adviértese en don Felipe.

Empero, los políticos del panismo y los panistas --éstos son los de la cultura del partido, estrecha y árida por definición; aquellos, los abanderados de un ismo-- tienen un denominador común que los mal distingue.

El denominador coún es una vocación social subsumida --tal vez inexistente--, situación que privilegia el interés faccioso del partido y del ismo y los políticos de ambas venas en agravio del registro de la realidad social. No es en el interés de México.

La terquedad de don Felipe con respecto al señor Mouriño es elocuentísima. Los mexicanos entendemos esa actitud como la de trastocamiento de valores y prioridades en el ejercicio del poder del Estado que nada tiene que ver con el interés nacional.

ffponte@gmail.com

Glosario:

Inepcia: ineptitud.

Ismo: forma sustantivos que suelen sugnificar doctrinas, sistemas, escuelas, movimientos; indica actitud; designa actividades; forma numerosos términos científicos.

Subsumida: del verbo subsumir. Considerar algo como parte o componente de un conjunto más amplio o como caso particular sometido a un principio o norma.

Trastocamiento: del verbo tratocar. Trastornarse. Perturbarse.


¿Qué se puede esperar de un GOBIERNO ESPURIETE?

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