lunes, marzo 31, 2008

Concesionadas a extranjeros, 90% de las playas de Baja California Sur

Alerta investigadora sobre riesgos para la soberanía; la zona está en la mira de EU, dice

Con ayuda de desarrolladores y corredores de bienes raíces, aprovechan lagunas de la Ley de Inversiones Extranjeras para apoderarse de terrenos mediante creación de empresas fantasmas

Raymundo León (Corresponsal)

La Paz, BCS, 30 de marzo. Noventa por ciento de las playas de La Paz y Los Cabos están concesionadas, principalmente a extranjeros, informó María Luisa Cabral Bowling, investigadora de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, y advirtió que esta situación representa un riesgo para la soberanía del país, ya que la península “es muy vulnerable” y siempre ha estado en la mira de Estados Unidos.

Explicó que, de acuerdo con las leyes mexicanas, los extranjeros no pueden adquirir directamente territorio nacional a menos de 100 kilómetros de las fronteras y 50 de las costas, pero en años recientes lo han hecho a través de empresas domiciliadas en México, bajo el amparo de la Ley de Inversión Extranjera.

Refirió que el Estado mexicano ha ido cediendo el disfrute de bienes inmuebles a extranjeros, pues los fideicomisos “ya son lo de menos”. Ahora basta que alguien diga que tiene una empresa en México y que va a generar empleos y derrama económica para que le permitan obtener propiedades colindantes con las playas.

“Así como el sur de Estados Unidos se ha ido mexicanizando por los migrantes, hoy la península de Baja California se está extranjerizando, pues cada vez más estadunidenses o canadienses viven aquí”, comentó.

La especialista en relaciones exteriores aclaró que no se trata de xenofobia, sino de diferencias económicas e inequidad, pues los estadunidenses pueden adquirir con gran facilidad propiedades en México e incurrir en abusos como la privatización de las playas.

Señaló que notarios y corredores de bienes raíces aconsejan a los extranjeros que, en lugar de buscar concesiones por 20 años, pongan una empresa con domicilio en México y adquieran la propiedad en nombre de ésta, aunque sea una compañía fantasma o una simple oficina que realiza trámites por Internet.

Cabral Bowling consideró que en Los Cabos los extranjeros prácticamente han desplazado a los mexicanos de las playas y esta situación podría repetirse en los municipios de La Paz, Comondú, Loreto y Mulegé.

Explicó que, a diferencia de otras regiones del país, en Baja California Sur se crearon los ejidos no por un reclamo campesino, sino porque el presidente Lázaro Cárdenas quiso frenar las concesiones de territorio a los extranjeros, que entonces estaban vigentes; “sin embargo, hoy vivimos una situación inversa, de desaparición del ejido, lo que es muy riesgoso para la península porque no es lo mismo que los extranjeros compren tierra aquí que en Michoacán o Jalisco. ¿Allá dónde pondrían su frontera?”, expuso

Dijo que esta advertencia no es exagerada, pues hay sitios en Internet donde se promueve que el gobierno de Estados Unidos se cobre el costo de la migración mexicana con la península de Baja California.

Otro problema, dijo, es que no hay información sobre quiénes tienen propiedades o concesiones junto a la zona federal marítima-terrestre, pero toca a la Secretaría de Relaciones Exteriores hacer inspecciones, pues con frecuencia los supuestos desarrollos turísticos “detonadores de empleo” no son más que un conjunto de familias extranjeras que quieren una playa privada.

Expuso que para los estadunidenses las costas mexicanas son muy atractivas, pues les resulta más barato adquirir aquí una propiedad con vista al mar.

La catedrática dijo que, en contraste con el buen negocio que hacen los extranjeros al apoderarse de suelo mexicano, los ejidatarios “viven una tragedia, pues lo que les dan por sus propiedades pronto se acaba, y si tienen suerte se emplean con los compradores del terreno”.

Dijo que la supuesta riqueza de Los Cabos es un mito, pues los impuestos que recibe por transacciones inmobiliarias no alcanzan para financiar la dotación de servicios públicos de una población en crecimiento, que llega a esa región por el espejismo del auge turístico.

Señaló que los grandes ganadores son los desarrolladores turísticos y los corredores de bienes raíces. “Los ejidatarios venden y se acabó, pero los norteamericanos obtienen mucho dinero en cada cesión de derechos. Es impresionante la cantidad de dinero que se mueve, pero las autoridades no lo ven porque las transacciones se hacen en el extranjero”.

Ante esta “invasión” extranjera, dijo, la primera obligación de las autoridades es cuidar el patrimonio de las futuras generaciones, y si la ley no es clara en materia de concesiones o de libre acceso a las playas, se debe reformar, puntualizó la investigadora.

El otro punto, indicó, es que la visión de los mexicanos sobre la propiedad de la tierra es muy diferente a la de los norteamericanos. Si ellos van a vivir aquí, “tenemos que ponernos de acuerdo para que haya equilibrio, y no ganadores y perdedores”.

Los extranjeros parten de la idea de que al adquirir un predio son dueños de las playas y del subsuelo. “No pueden entender que en México esas cosas son de la nación”, concluyó.

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