viernes, marzo 07, 2008


1. Si la ONU ha sido una organización inservible para frenar a los guerreristas yanquis, la Organización de Estados Americanos (OEA) ha estado, desde su fundación en 1948, al servicio de los gobiernos de EEUU. Ningún acuerdo ha salido de ese organismo sin haber sido aprobado antes por los respectivos gobiernos gringos que vienen desde Truman hasta Bush. Aunque la idea justa de fundar una organización para la defensa colectiva de los países de América viene de fines del siglo XVIII, las intervenciones de Europa dieron el pretexto a los gobiernos de EEUU para plantear la llamada Doctrina Monroe (conocida popularmente como “América para los americanos”) y así comenzar a dominar la zona. Ese país estaba en su período expansionista y, si Inglaterra, España y Francia no pudieron resistir las presiones para vender territorios, México fue víctima fácil de gigantescos despojos que convirtieron a los yanquis en amos del mundo.
2. Casualmente la OEA se fundó en Bogotá en 1948 y su primer secretario general fue un colombiano (Lleras Camargo) cuando casi todos los gobiernos de América, recién concluida la segunda guerra, mantenían ya una gran dependencia económica y política del gobierno de Washington; es más, en esa gran metrópoli, donde están establecidos los grandes poderes yanquis, a la OEA se le dio un rinconcito para establecerse. En Brasil, tres años antes había concluido el gobierno de Getulio Vargas; en Argentina aún gobernaba Domingo Perón; en México Miguel Alemán (uno de los más serviciales de los yanquis); en Cuba Fulgencio Batista, en Venezuela salía del gobierno Rómulo Betancourt y en Ecuador se daba la transición entre Carlos Arosamena y Galo Plaza (Este último sería también secretario general de la OEA) El momento de la fundación de la OEA fue el mejor para los EEUU. 1948 era “América para los norteamericanos”.
3. En la década de los cincuenta estuvo presente la llamada “guerra fría” entre EEUU y sus aliados y la URSS que extendían su influencia y dominio. El continente americano era zona de total influencia norteamericana. Tanto los presidentes Truman como Eisenhower pensaban que los países americanos estaban escriturados a su nombre, así como la URSS había logrado “escriturar para sí” unos diez países. Por eso en 1962, cuando Fidel Castro se presentó en la gran reunión de Uruguay de la OEA y criticó fuerte al imperialismo yanqui, los EEUU sacaron el argumento de la “incompatibilidad” de un país como Cuba, que se había declarado socialista (“doctrina extranjera y ajena a nuestras costumbres”) con “un sistema libre y democrático”. Todas las manos de los cancilleres incondicionales (con la excepción del de México, que se abstuvo) se levantaron para aprobar la expulsión de Cuba de la OEA e imponer un bloqueo.
4. ¿Qué otra cosa podría esperarse de presidentes como Idígoras, Somoza, Stroessner, Guido, Alessandri, Muñoz Marín o Balaguer que se movían en 1962 al ritmo marcado por el presidente yanqui Kennedy? Fidel Castro, en esos años pronunciaba cada mes o dos meses discursos que duraban de dos a cuatro horas (los pronunciaba el 1 de enero, el 1 de mayo, el 26 de julio y cuando era necesario). Hacía que 100 o 200 mil cubanos permanecieran atentos (en la enorme “Plaza de la Revolución” de La Habana o en Santiago) a todo el repaso de la historia de América Latina agredida de manera permanente por los gobiernos de EEUU y los gobiernos lacayos del continente. (En México estos discursos eran publicados completos por la revista “Política” (mayo de1960/mayo de 1967) dirigida por Marcué Pardiñas y escuchados con gran pasión y claridad por la radio en los estados mexicanos del Golfo de México)
5. El gobierno de Kennedy tuvo incluso que crear el programa que bautizó “Alianza para el Progreso” para asegurarse el apoyo de esos países de la OEA. En su discurso lo contrapuso a la Revolución Cubana asegurando que todos lo países que fortalecieran el bloqueo contra Cuba recibirían grandes capitales, ayudas y alimentos destinados para los países del tercer mundo. En México se recibió leche y no recuerdo cuantas cosas más como “donaciones de la OEA”. Kennedy fue asesinado por miembros derechista del su propio gobierno y la famosa Alianza para el Progreso se vino abajo. Después vino la llamada “crisis de los misiles (1962) y la invasión yanqui a República Dominicana (1965) La actuación de la OEA fue de apoyo absoluto al gobierno yanqui, que a pesar de ser país invasor se le justificaba por que “defendía la democracia contra el comunismo”. Toda la Radio, la prensa y TV (que nacía) estaban al servicio yanqui.
6. En 2004/05 la OEA eligió a un nuevo secretario general en medio de tensiones entre EEUU y el bloque de países que estaban integrándose. Países como Venezuela, Argentina, Brasil, Ecuador, se alinearon con el chileno José Insulza, pero los EEUU; después de hacer esfuerzos por poner a uno más incondicional, junto con Colombia, impulsó al mexicano foxista Ernesto Derbez, buscando los votos incondicionales de Centramérica. Los EEUU salieron derrotados, aunque semanas después continuó acercándose a Insulza (con muchos “argumentos de pesos”) para tenerlo de su lado; por eso éste brincó contra Hugo Chávez cuando se negó a concesionar nuevamente al monopolio televisivo golpista autorización para seguir transmitiendo. Hay esperanzas en que la OEA se independice al fin de los EEUU para luego convertirse en el foro que desde 1948 debió ser: un foro de análisis, discusión y defensa de Iberoamérica.
7. En la próxima reunión de la OEA que se programará para discutir la intromisión del ejército Colombia a territorio de Ecuador (cuando bombardeó el pasado sábado primero asesinó a guerrilleros de las FARC) debe ser una reunión donde el grupo de naciones encabezadas por Brasil y Venezuela, que están consolidando una fuerza independiente, logre los suficientes votos para castigar al gobierno colombiano presidido por el asesino Álvaro Uribe. Si la OEA lograra sacudirse de los EEUU inmediatamente Cuba recuperaría el lugar del que fue despojado en 1962. Pero tampoco hay que hacerse de muchas ilusiones; los Estados Unidos tienen el control absoluto de Colombia, México, Perú y casi todos los países pequeños de Centroamérica. No es fácil liberarse de un país imperial que posee enormes inversiones y muchos poderosos empresarios asociados cuyos tentáculos se extienden en cada uno de los países. Por eso la OEA sigue siendo un ministerio de colonias, tal como la bautizó Fidel Castro.

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