lunes, abril 28, 2008

Astillero

Julio Hernández López

En su soleada asamblea dominical, el político del amor dedicó al tan mentado debate legislativo un poco más de uno por ciento de su discurso (30 palabras de 2 mil 463; tres líneas de 383). Y en mera condición de pegote: “hay que agregar que en esta segunda etapa de la resistencia civil pacífica, representantes nuestros van a participar en el debate que se llevará a cabo en el Senado de la República”. Debate nonato que todo mundo en el mitin de la Plaza de la Constitución entiende como un trámite cuya suerte ha sido programada por la alianza prianista en las cámaras y los arreglos Calderón-Mouriño con trasnacionales petroleras. Por ello es que el discurso de López Obrador apenas se detiene en ese punto.

En cambio, se extiende largamente en el contexto y el significado de la lucha recién librada, en las asechanzas y retos y, provocando así la más notable de las oleadas de exclamaciones y consignas, ahonda en el papel que juegan los grandes medios de comunicación, sobre todo las televisoras, en favor de los planes del gobierno privatizador: más de 15 por ciento del discurso fue dedicado a precisar cómo los potentados se basan, para tratar de imponerse, “en el control que ejercen sobre los medios de comunicación” (374 palabras de 2 mil 463; 40 líneas de 383). Máximo enojo y repulsa a “los dueños de los más influyentes medios de comunicación” que a la vez son “de los hombres más ricos de México” y “se ponen a las órdenes del régimen y ofrecen sus servicios para campañas de desprestigio”. En el proceso de renovación nacional, señala AMLO, “uno de los puntos centrales” debe ser que “se garantice el derecho del pueblo a la información”, y entre los gritos se oye la propuesta de que, en protesta por sus mentiras y manipulaciones, se decrete un boicot a las principales televisoras y a los productos más insistentemente allí anunciados.

Allí están en primera línea del templete del Zócalo los legisladores del Frente Amplio Progresista, con sus monos blancos y cascos de petrolero que dan a firmar al tabasqueño como testimonio de una primera victoria. Han hablado Claudia Sheinbaum, Alfonso Suárez del Real y Rosalinda López Hernández a nombre de las brigadas de resistencia, los diputados federales y los senadores, respectivamente. Luego habla López Obrador, que con un plan de dos meses ya va mucho más delante de lo que sus adversarios desearían y anuncia otra gira por todo el país, fija la meta de duplicar el número de brigadistas en resistencia y convierte provisionalmente a sus activistas en Testigos de Pejehová, pueblo por pueblo, cas(ill)a por cas(ill)a.

Pero, antes de cerrar su discurso, el orador central pide a sus seguidores actuar “con alegría”, sin odios ni rencores, con sensibilidad y con la convicción de que en esta lucha cívica hay “adversarios a vencer, no enemigos a destruir”. Y entonces pasa a explicar que el amor es “la mejor forma de hacer política (…) Seamos el amor que todo lo da. Amar es perdonar en todo instante”. No se escuchan en ese momento campanadas llamando a misa cuando Andrés Manuel habla del amor al prójimo, convoca a luchar “por los pobres, los humillados y los ofendidos” y pide confianza en que “la fuerza del amor se impondrá sobre la codicia y la manipulación”. Convocando para nueva reunión, el domingo 29 de junio, a las diez de la mañana, a unos segundos del amén cierra su oración del Zócalo: “lo que se obtiene con amor se conserva para siempre”.

Metidos en el ridículo episodio de los hurtos menores (los teléfonos Blackberry) que sugieren vocaciones delictivas mayores, los habitantes del Reino de los Finos creen que van “reposicionando” a sus figuras centrales: Calderón sentenció que había fracasado “el ataque a las instituciones”, Mouriño produjo algunas declaraciones de poca monta celebrando el acuerdo en el Senado sobre el tal debate y Germán Martínez hizo juegos de palabras contra priístas y perredistas. En la asamblea nacional panista, el chaparrito Calderón (descripción dada por el ex dirigente del PAN, Manuel Espino) hubo de encontrarse con el alto vacío Fox y compartir ovaciones que fueron dos a uno en favor del michoacano. La reunión del partido blanco y azul abrió las puertas a ciudadanos que no sean miembros de la organización para que se hagan aspirantes a candidatos a puestos de elección popular en fast track, mediante el simple procedimiento de registrarse como “adherentes” que instantáneamente serán considerados miembros “activos” para que puedan competir internamente por las postulaciones anheladas. Los registros al vapor podrán hacerse incluso a través de Internet.

En Guadalajara, mientras tanto, sube de tono la protesta social contra el acólito (no se escribió alcohólico) Etilio González Madres pero, sobre todo, y eso es lo más significativo, contra el verdadero gobernador de Jalisco, el cardenal Juan Sandoval Íñiguez. Una marcha pública entró este sábado al salón de sesiones del Congreso del estado, que se encontraba vacío, para exigir que sea devuelta la macrolimosna dada por el mencionado González Madres a un patronato para construir un santuario de cristeros y, además, para que sea castigado el mandatario, al que incluso acusan de problemas mentales y personalidades desdobladas. Dado que el góber ¡Salud! ha mostrado especial afecto por el uso de palabras altisonantes, la marcha cívica sabatina se esmeró en devolver al yunquista los señalamientos maternos. Al rector de la Universidad de Guadalajara, Carlos Briseño, también le tocaron protestas varias por haber invitado a su reciente informe de labores a otros gobernadores repudiados, a líderes nacionales partidistas y, desde luego, al gobernador jalisciense, el citado Sandoval (el rector citado obsequió al cardenal un sitio de Internet que sólo dijo que se llamaría misas.com, para que los tapatíos puedan estar informados oportunamente de las celebraciones católicas en la entidad). A ese temprano “destape” de Briseño como candidato priísta a gobernador no asistieron los hermanos Padilla, distanciados de quien pretende, ayudado por Emilio González y Juan Sandoval, destruir su largo cacicazgo en la U. de G. ¡Hasta mañana!

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