domingo, abril 27, 2008

Cómo nos vamos a reconciliar?

“Déficit”, de Gael: Un México dividido

El nombre de la película en la cual Gael García Bernal se inicia como realizador (también actúa), expresa un estado que su generación padece y se relaciona con el sinsentido que conlleva una palabra como “patria”. La pregunta que subyace en la cinta, explica en entrevista, es cómo vamos a hacer los mexicanos para vivir sin divisiones lacerantes.Al fin hijo de actores, Gael García Bernal no niega la cruz de su parroquia: Además de seguir los pasos de la actuación de José Ángel García y Patricia Bernal, está extremadamente consciente de que “carga” con un linaje, y donde vaya se le verá de “cierto modo” por ello.
Nacido en Guadalajara, Jalisco, el 30 de noviembre de 1978, forma parte de una generación que creció familiarizada –o marcada– con términos como déficit, crisis, devaluación e impunidad, pero al mismo tiempo resintiendo la vacuidad de palabras como patria, bandera o valores.
Suscriptor junto con otros actores como Ana de la Reguera, Damián Alcázar, Daniel Jiménez Cacho, Dolores Heredia, Héctor Ortega y Luisa Huertas, del desplegado “100 opiniones de la farándula”, en la cual un total de 100 abajofirmantes se pronuncian en defensa del petróleo y en favor de un debate público, García Bernal se pregunta constantemente:“¿Cómo carajos vamos a lograr vivir juntos en algún momento? ¿Dé qué manera nos vamos a encontrar en un mismo territorio?”
Y cuenta a Proceso que esa cuestión les movió a él y sus compañeros y amigos Diego Luna y Pablo Cruz a montar la productora Canana. Fue también motor del film Déficit, en el cual el protagonista de Amores perros y Diarios de motocicleta, entre otras películas, debuta como director.Ésta, su ópera prima, escrita al alimón por él y Kizza Terrazas, se estrenará comercialmente el próximo 30 de mayo, luego de haberse exhibido en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes, en la sección Vanguardia del 32 Festival Internacional de Cine de Toronto y en el Festival Internacional de Cine de Morelia.
¿Por qué y en qué momento decidió no llamar a un director con más trayectoria, siendo que hay muy buenos en México (algunos incluso son sus amigos), y tomó el reto de dirigir él mismo la cinta?Con desenfado y sonriente, contesta en el patio trasero de la casa que alberga en San Miguel Chapultepec a Canana:“¡Ah, no! En realidad nunca hubo las ganas de querer llamar a alguien más para hacer esto. Siempre fue un proyecto que quisimos hacer nosotros. Además los directores buenos finalmente están haciendo sus proyectos también. Y era un poco de la misma manera, o sea, nació con esa necesidad orgánica, personal completamente, de querer tener los elementos del cine, jugar con ellos y tener una historia.”Luego se plantearon hacia dónde querían ir y qué historia contar. Todo pareció partir de una anécdota simple y hasta se asegura en la información oficial que se rendía tributo “a los escritores que escriben de pie”, pues nació de una resaca, “una cruda tremenda –añade el actor–, platicando con un amigo y riéndonos mucho acerca de una situación en la que un personaje desvía a su novia queriendo que se le arme con otra chava, ¿no?”En suma, “la fiesta que nunca existió”, y a muchos ha ocurrido, pues siendo guiados al lugar de la reunión finalmente nunca llegan. Pero pronto la historia fue adquiriendo elementos de la realidad política, social y económica del país, y se convirtió “en una fábula de la impunidad”.“Déficit –dice la sinopsis– es el recuento de un día en la vida de Cristóbal, un joven burgués y prepotente de veintitantos años, fanático del hip-hop, que estudia economía y es hijo de un político corrupto de alto nivel. A través de él echaremos un vistazo a cierto estrato de la sociedad mexicana y su relación con otras clases sociales. Bajo la superficie de una fiesta se esconde una historia sobre la pérdida de la inocencia, sobre la aceptación de que un sistema político está gradualmente llegando a su fin en México.”La historia se ubica en Tepoztlán, lo cual dio la pauta para darle otros contenidos. A través de sus principales protagonistas, Cristóbal y Adán, hijo del jardinero de la casa de campo de los padres del joven burgués, quienes en realidad son de la misma edad y crecieron juntos, se muestra la corrupción, la impunidad, el clasismo y las diferencias económicas y sociales.El director subraya que se planteó la pregunta de cómo los mexicanos nos vamos a reencontrar en un mismo territorio. En el caso de la historia de la película, cuestiona cómo este par de jóvenes pudieron ser compañeros, jugar futbol siendo niños y al paso del tiempo fueron separados por las circunstancias sociales.
–La pregunta inicial se la hacen politólogos, economistas, muchos mexicanos. ¿Ustedes dan la respuesta de cómo nos vamos a reconciliar?
–No, porque la respuesta es tan compleja, viene de un problema de raíz profundísima, y es que este país, como todos los de Latinoamérica, o América fueron un capricho colonial.Dice que podría apelarse a la “tentación teotihuacana”, aunque es terrible, para justificar que los problemas de México datan de entonces, y puede ser válido porque ciertamente es una realidad. Pero confiesa no saber para qué lado ir:“Creo en lo irracional, por ejemplo. Por ende, se vuelve muy difícil explicar o tener una respuesta de cómo vamos a vivir juntos. Lo irracional es que en el futbol podemos vivir juntos, en la risa podemos estar juntos, en la comida, en todo lo irracional, en el amor, en el sexo... Ahí es donde podemos estar juntos. En lo racional, o sea buscando formas de convivir, es donde aflora cierta dialéctica o retórica medio pobre, de un debate confrontador absurdo.”
Los sinsentido
Lo fácil sería pescarse de la historia y pretender explicar, “es que de donde venimos y en aquel entonces”, pero el problema es el ahora y es difícil dar respuestas porque incluso hay palabras que no podrían decirse ya en México, pues han perdido su valor o significado. Su ejemplo: la patria.“Hay que purgarla de significado. ¿Qué es la patria? No es ninguna bandera ni el petróleo ni es nada, porque la patria es un elemento que se puede usar muy fácil, casi, casi como Dios, y es muy fácil tenerla de tu lado y decir: ‘¡La patria está de mi lado, yo estoy actuando patrióticamente!’“En cambio para mí la patria es como dijo José Emilio Pacheco: es ciertos ríos, ciertos montes, ciertas personas, el territorio en donde vivimos, el que compartimos, para mí abarca el planeta tierra, pues la verdad es que primero quiero ser humano y después tener pasaporte.”Esas reflexiones están en la película y piensa que hacer la pregunta de cómo nos vamos a reconciliar puede ser ya el principio de una respuesta, en un contexto en el cual todo está tan confrontado que es difícil tener una conciencia o posición política sin que se tome como estar en favor o en contra de determinado partido.Para él estar politizado no es estar de parte de ningún partido político, por el contrario, la conciencia obliga a cuestionar todo, sin caer en partidismos, sino buscando la convivencia. En ese sentido juzga que la sociedad está mucho más evolucionada que las instituciones de los partidos políticos y que el gobierno, que “tampoco ha apelado a esa unidad”.El título dice también mucho, pues es la palabra con la que creció su generación, y no se refiere sólo a lo económico, aborda el déficit de identidad, el cultural, el afectivo:“Todos los personajes son casi huérfanos, están abandonados. Los dos principales, Adán y Cristóbal, son los polos opuestos, ahí está el choque más fuerte y es donde desemboca todo el drama. Son quienes al final sufren más este vacío social y el no poder compartir un espacio juntos, con todo y que nacieron juntos y eran amigos de niños.”Luego aclara que no es un retrato fiel de la realidad. No se trató de hacer una película de denuncia, sino de plantear los temas en forma abstracta pero concreta dentro de la historia de la cinta.Actúan el propio Gael García Bernal como Cristóbal y Tenoch Huerta Mejía como Adán. Además César Braga, Fernanda Castillo, Luz Cipriota, Dagoberto Gama, Malcolm Llanas, Fermín Martínez, Juan Pablo Medina, Siouzana Meliklan, Jorge Luis Moreno, Ana Serradilla, Camila Sodi, Pamela Reiter, Álvaro Verduzco y Giovanna Zacarías. La dirección de fotografía es de Eugenio Polgovsky.
–Hay quienes opinan que el cine es un medio para mostrar las realidades de un país. Y en varias películas mexicanas la corrupción y la impunidad se han vuelto temas recurrentes. ¿Es el país que querían mostrar?
–Antes de irnos tan lejos y hablar del país o de un país, quisimos contar una historia de seres humanos. Nosotros, como el caso de los personajes de la historia, también padecemos ese tipo de abismo social. Yo soy de Guadalajara y crecí en una familia de actores, obviamente cargo con ese linaje, y a donde quiera que vaya soy visto de tal manera, desde que era niño. Entonces ese tipo de bagaje resulta, en la mayoría de los casos, un poco injusto, porque somos muy aptos para el prejuicio y para el preconcepto, ¿no?En la película es igual:“Uno es hijo de un político, de un exsecretario de Estado, el otro del jardinero de la casa del exsecretario. Son vistos de esa manera y cargan con ese prejuicio, con toda esa lápida a sus espaldas. Un subtópico de la historia es que todos somos víctimas de eso. Los personajes son víctimas del contexto en el cual viven, de quiénes son sus padres, de la forma de vestir, del estrato social al que pertenecen, pero al final todos son responsables de sus actos: Ellos aprenderán a convivir o a destruir ese prejuicio y a vivir de otra manera.”
García Bernal no puede profundizar más. Aunque se muestra accesible, dicharachero e interesado en el asunto y en otros temas ajenos al de la película, la seña de una tijera cortando hecha con los dedos índice y medio de la gente de su staff indica, sin concesiones, que los 15 minutos de la entrevista han terminado. En el tintero se quedan preguntas y temas: el interés del actor en el teatro; el absurdo reto que enfrentan las películas en su primera semana de exhibición con determinada venta en taquilla, que llevó a su cinta La ciencia del sueño al “fracaso” –dice él mismo–, aunque era “buena”; y hasta la política cultural. Ya caminando hacia la salida brinca de rol y ahora pregunta él a la reportera:
–¿Qué pasa con Sergio Vela? (Presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.)
–Hay muchos rumores –apenas se le alcanza a decir casi a modo de despedida.

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