miércoles, mayo 28, 2008

Boletín Informativo ISA núm 430

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Sumario:

I. Propone AMLO que se apoye a las actividades productivas, la entrega de subsidios al campo y alcanzar la autosuficiencia en granos básicos para enfrentar la crisis alimentaria

II. Hambre: los alimentos como negocio, por Leonardo Boff

III. El dolor ajeno, por Rosario Ibarra

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PROPONE AMLO QUE SE APOYE A LAS ACTIVIDADES PRODUCTIVAS, LA ENTREGA DE SUBSIDIOS AL CAMPO Y ALCANZAR LA AUTOSUFICIENCIA EN GRANOS BÁSICOS PARA ENFRENTAR LA CRISIS ALIMENTARIA

Al iniciar su gira semanal para la organización de las brigadas en defensa del petróleo, Andrés Manuel López Obrador calificó de “más de lo mismo” y de demagógicas las medidas anunciadas por el gobierno de facto de Felipe Calderón en relación con la crisis alimentaria y en su lugar propuso el otorgamiento de apoyos a las actividades productivas, en particular a los ejidatarios y pequeños propietarios, la entrega de subsidios al campo y alcanzar la autosuficiencia en granos básicos, para dejar de depender del extranjero y para superar la actual crisis alimentaria mundial.

El presidente legítimo de México tocó tierras sinaloenses desde temprano, y a las 10 de la mañana presidió la primera reunión con brigadistas, esta vez en Los Mochis. Ahí, López Obrador aseguró que “el programa de apoyo anunciado por el presidente pelele, Felipe Calderón, es demagógico es más de lo mismo, es más de lo que hemos escuchado en otras ocasiones y no frenará la carestía, porque sólo apuesta a la compra de alimentos en el extranjero”.

Puntualizó lo anterior al señalar que “en lugar de ayudar, las medidas dadas a conocer por Calderón van a perjudicar a la economía nacional por el hecho de que en el mercado mundial hay una tendencia a la alza en todos los granos básicos y porque el presidente usurpador es un inepto, es un cero a la izquierda, no sirve para nada y no puede resolver los problemas nacionales, porque lo impusieron en la Presidencia de la República y, en consecuencia, está atado de pies y manos”.

Fue en ese marco que planteó como caminos para solucionar la actual crisis alimentaria el otorgamiento de apoyos a las actividades productivas, la entrega de subsidios al campo y alcanzar la autosuficiencia en granos básicos.

Al reunirse con brigadistas en defensa del petróleo de esta entidad, afirmó que la violencia y la inseguridad son fruto de la aplicación de la política económica neoliberal, impuesta desde hace 25 años, que dejó en el abandono al agro y no ofrece oportunidades de empleo y de estudio a miles de jóvenes, y aseveró que Calderón Hinojosa “está atado de pies y manos, y no se puede zafar de la mafia política, porque se comprometió con ella”.

Acompañado por legisladores locales y dirigentes del PRD, PT y Convergencia, López Obrador expresó: “¡Miren nada más como está Felipe Calderón! ¿Qué puede resolver en materia de inseguridad y violencia, si lo tienen agarrado, atado de pies y manos y mantiene acuerdos con gobernadores del PRI? Nada”, precisó.

Luego lanzó otras interrogantes: “¿cómo va a poner orden en la educación, si sostiene un acuerdo con Elba Esther Gordillo —la líder del SNTE— a quien le entregó el manejo de la Secretaría de la Educación Pública? ¿Cómo va a sacar adelante al sector energético, si Calderón tiene compromisos con empresas petroleras extranjeras y acuerdos con el líder petrolero Carlos Romero Deschamps?”.

Antes, en una entrevista radiofónica, calificó de inexplicable, absurda y cínica la afirmación de Felipe Calderón y de su secretario de Hacienda, Agustín Carstens, de que este año no habrá recursos excedentes por los altos precios del petróleo, porque aparentemente el dinero se usará para la importación de gasolinas y para financiar la compra de alimentos en el extranjero.

Ante los micrófonos del noticiero “Línea Directa” que conduce Luis Alberto Díaz, invitó a la gente a participar el próximo 29 de junio en la asamblea informativa, en el Zócalo de la Ciudad de México, donde se dará a conocer una evaluación sobre los avances del Movimiento en Defensa del Petróleo.

Para el miércoles, 28 de mayo, el presidente legítimo de los mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, se reunirá con brigadistas de Mazatlán, Sinaloa, y Tepic, Nayarit.

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HAMBRE: LOS ALIMENTOS COMO NEGOCIO
por Leonardo Boff

El mundo se está alarmando con la subida del precio de los alimentos y con las previsiones de aumento del hambre en el mundo. El hambre es un problema ético, denunciado por Gandhi: “el hambre es un insulto, humilla, deshumaniza y destruye el cuerpo y el espíritu; es la forma más asesina que existe”. Pero también es resultado de una política económica. El alimento se transformó en ocasión de lucro y el proceso agroalimentario, en un negocio rentable. Se cambió la visión básica que había predominado hasta la llegada de la industrialización moderna, la visión en la que la tierra era vista como la Gran Madre. Entre la tierra y el ser humano se articulaban relaciones de respeto y de mutua colaboración. El proceso de producción industrialista considera a la tierra solamente como baúl de recursos para ser explotados hasta que se agoten.

La agricultura más que un arte y una técnica de producción y de medios de vida se ha transformado en una empresa para lucrar. Mediante la mecanización y la alta tecnología puede producirse mucho con menos tierras. La “revolución verde”, introducida a partir de los años setenta del siglo XX, y difundida por todo el mundo, quimicalizó casi toda la producción. Los efectos son ahora perceptibles: empobrecimiento de los suelos, erosión devastadora, deforestación y pérdida de millares de variedades naturales de semillas que son reserva frente a crisis futuras.

La cría de animales se ha modificado profundamente debido a los estimulantes de crecimiento, a las prácticas intensivas, a vacunas, antibióticos, inseminación artificial y clonación.

Los agricultores clásicos han sido sustituidos por los empresarios del campo. Todo este cuadro se ha visto agravado por la urbanización acelerada del mundo, con el consiguiente vaciamiento de los campos. La ciudad demanda alimentos que ella no produce y que dependen del campo.

Existe una verdadera guerra comercial alrededor de los alimentos. Los países ricos subsidian cosechas enteras, o la producción de carnes, para colocarlas a mejor precio en el mercado mundial, perjudicando a los países pobres, cuya principal riqueza consiste en la producción y exportación de productos agrícolas y carnes. Muchas veces, para ser viables económicamente, se obliga a exportar granos y cereales que van a alimentar el ganado de los países industrializados, cuando en el mercado interno podrían servir de alimento para sus poblaciones.

Por el afán de garantizarse lucros, hay una tendencia mundial, en el marco del modo de producción capitalista, de privatizar todo, especialmente las semillas. Menos de una decena de empresas trasnacionales controla el mercado de semillas en todo el mundo. Han introducido las semillas transgénicas, que no se reproducen en las cosechas, y que necesitan ser compradas cada vez, con grandes beneficios para las empresas. La compra de las semillas es parte de un paquete mayor que incluye la tecnología, los pesticidas, la maquinaria y la financiación bancaria, atando a los productores a los intereses agroalimentarios de las empresas trasnacionales.

En el fondo, lo que más interesa es garantizar ganancias para los negocios, y lo que menos, alimentar personas. Si no se produce una inversión de este orden de cosas, — por ejemplo, una economía sometida a la política, una política orientada por la ética y una ética inspirada por una sensibilidad humanitaria mínima—, no habrá solución para el hambre y la desnutrición mundial. Continuaremos en la barbarie que estigmatiza al actual proceso de globalización. Los gritos desgarradores de millones de hambrientos suben continuamente al cielo sin que les vengan respuestas eficaces de alguna parte que hagan callar este clamor. Es la hora de la compasión humanitaria, traducida en políticas globales de combate sistemático al hambre.

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EL DOLOR AJENO
por Rosario Ibarra

(publicado en El Universal el 27 de mayo de 2008)

Hace tiempo, un militar, conmovido quizá por mi pena, cuando se enteró de que habían desaparecido a mi hijo, me regaló un pequeño libro de pastas verdes, cuyas hojas hoy muestran claramente el paso de los años. El librito fue editado en 1975, año en el que mi hijo fue entregado al Ejército en el Campo Militar Número Uno por Luis de la Barreda Moreno, integrante de la fatídica Dirección Federal de Seguridad, días después de que fue detenido en Monterrey por agentes judiciales que comandaba Carlos G. Solana Macías, jefe de la corporación en Nuevo León.

El citado libro es el Código de Justicia Militar, que dice en sus primeras páginas que es la novena edición y que se hicieron 3 mil ejemplares, lo que da un número pequeño de apenas 27 mil, que aun en aquellos años serviría sólo para igual número de integrantes de las Fuerzas Armadas, a todas luces insuficiente si es que se pretendía que todos los integrantes de las mismas lo conocieran.

Escribo esto porque ayer leí en un diario nacional una extensa nota que dice que en 18 años se han contado mil 70 abusos militares: “desaparición forzada, asesinatos, violación y allanamiento, entre los cargos”. Me parecen pocos, pero es quizá porque sólo son los casos reportados ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, porque lo que es revisando la prensa, aun en estos 18 años y echando un vistazo al pasado, pueden contarse muchísimos miles más.

Hay mucho dolor en el pueblo; la impotencia ante los abusos y la injusticia repetida por años ha ido abriendo una herida en las conciencias de los pobres; la herida se ha ido convirtiendo en una llaga que arde de dolor, porque las manos crueles del poder le siguen arrojando la sal de su malignidad. Pero al poder no le importa el dolor ajeno. Las miles de muertes de niños desnutridos, las de los miles de pobres que no tienen acceso a la medicina, el hambre y la miseria de los que logran sobrevivir, nada de eso les importa a los poderosos, fatuos, perversos, engreídos, llenos de soberbia, no escuchan los lamentos del dolor ajeno; no se molestan en volver la vista siquiera hacia la pena que causan. Se yerguen orgullosos anunciando los “avances”, los “logros” de su gobierno, engañifas que ni ellos creen, pero con las que pretenden convencernos, como si fuésemos retrasados mentales. ¿Cuáles avances, cuáles logros? ¿Cómo se atreven a insultarnos de esa manera, cuando somos capaces de entender y de razonar? ¿Cómo intentan que se les crea cuando siguen cometiendo los mismos delitos que otros gobiernos repitieron hasta la saciedad? ¿De qué sirven los códigos de Justicia Militar si no se obedece lo que en ellos se estipula?

Abrí al azar el librito de pastas verdes que un buen militar me regaló en 1975 y leí las pocas palabras que transcribo: “Siempre que el cumplimiento de una orden del servicio implicare la violación de una Ley Penal, serán responsables el superior que hubiese dictado esa orden y los inferiores que la ejecutaron”. ¿Cuándo han castigado por el delito de desaparición forzada a un solo militar, superior o inferior?... ¡Nunca! Al poder no le importa el dolor ajeno.

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