sábado, mayo 10, 2008

De la lectoría y las orejas justificatorias

“En un país donde las principales carencias en algunas personas son el dinero y la dignidad, gente de la ralea de Carlos Salinas de Gortari se mueve a sus anchas. Oficiosos que venden por migajas lo poco que les queda, y abren las puertas de sus medios, a personajes tan nefastos como el antes citado, lo confirman. La escasez de memoria es insultante. La falta de conciencia histórica, aberrante. Y la necesidad de mantener ligas subterráneas, vergonzosa. El pueblo mexicano, a pesar del retraso educativo, no es de la calidad de esos tipejos. Un asesino convertido en facilitador de los sucesos. Un ladrón de siete suelas transformado en honesto discursivo, con su estilo difuso que vuelve por sus fueros. Redentor de los años y escritor de los patíbulos. No permitamos que, una vez más, se burlen de nosotros. Absurdos son los que piensan que, cambiando la patina del tiempo, se borran las heridas. Por más que sean expertos en cinismo. Esta época convulsa merece menos fuego. Los espacios son adecuados para pesca, pues la revoltura del río se acrecienta; sin embargo, nuestra inteligencia se yergue sobre el valle de los necios y concurre a la razón. Demos cabida a los esclavos que salen del marasmo, levantemos la pared de la verdad, y no permitamos el paso de aquellos que tienen escasez, hasta de origen”

(Francisco A. Servín de A., fsda@att.net.mx).

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