martes, junio 03, 2008

Arriba Venezuela

Los mayores quienes hemos luchado desde muy jóvenes o casi niños, por un mundo menos malo que el de hoy, difícilmente podíamos reír, llorar, cantar y bailar, si no es que antes pensáramos que había millones de seres humanos que sufrían y padecía….¿qué cosa?. Escuchábamos a nuestros abuelos y padres hablar de la guerra, de la miseria de los campesinos, de Hiroshima, de Nagasaki, de la lucha petrolera, de Cananea, la hazaña de Cárdenas padre, o sea, no vivimos ni en una burbuja de ricos, ni alejados de la realidad. Nuestros antepasados fueron muy humanos.
Sólo que este funesto presente, nos ha puesto a parir chayotes con su dizque avanzada ciencia y tecnología, sobre todo en la comunicación y en el transporte. Allá, el primer mundo que inventara cuanta destrucción se le viniera en gana. Roban cerebros, importan todo tipo de materia prima para sus maléficos planes, y se han robado la mitad del planeta para sus experimentos. El llamado primer mundo que viene mucho antes de los babilónicos y de los egipcios, creó su propia Biblia para perpetuarse en el planeta. Hubo quienes supieron con bastante antelación, cuál sería el destino de la humanidad si la pretendían gobernar como lo habían hecho hasta los romanos y los feudales. Desde arriba para abajo. En esa época, hubo un impass, debido a que tenían que planear como seguir siendo los amos debido a los movimientos sociales que se estaban dando, y que no ataban ni desataban en como evitarlos. La revolución industrial, se les venía encima, los siervos se rebelaron en los feudos y los COMERCIANTES inventaron un gran “descubrimiento” …. la América de Colón (Java, según esto por que pensó que estaba en Japón). Luego Cortés y toda la camada de bandoleros gachupines que llegaron a este Nuevo Continente; los portugueses a Brasil y a las Guyanas; y finalmente los yanquis, desde su madre putativa inglesa, debido a los pleitos por el único dios que existe para ellos el dinero.
Hemos vivido más de dos mil años de mentiras y oprobios. Por suerte o por desgracia, la costumbre es más fuerte que el amor. Si una inmensa mayoría de los seres humanos padece de inconformidad consigo mismos, como será posible “el amor al prójimo”. Muy difícil.
Sin embargo, después de 500 años, aún es tiempo de poner un punto final a este imperio agonizante, “Hay que dejar morir lo que tiene que morir; y dejar que nazca lo que tiene que nacer”, exclamó en una de sus grandes comparecencias Hugo Chávez. Muy cierto, los pueblos son como los grandes hombres, a través de ellos hablan muchos, muchos, millones, y sólo unos cuantos llegan al final de la carrera, otros quedan en el camino, todos y cada uno ellos va dejando la huella que muchos más habrán de continuar. Con diferente pisada, con distinto andar. El paternalismo, el matriarcado y el corporativismo, son los tres cuernos del demonio, inventados por Occidente, y así continuar como hasta hoy.
En América Latina, todos somos jóvenes, tenemos energía y valor, para agarrar al toro por los cuernos y darle su revolcada final.
Y está nada menos que Fidel, el Che, Camilo y todos, todos los que lograron la revolución en la hermana República de Cuba. Vigente y con brío autóctono, Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Ortega en Nicaragua, el recién electo presidente Fernando A. Lugo Méndez de la Alianza Patriótica, en Paraguay, el peruano Ollanta Humalla y Andrés Manuel López Obrador, víctimas del fraude hecho por la burguesía corrupta y traidora tanto del Perú como de México.

América Latina tiene mucha semilla, desde Mariátegui, Benito Juárez, José Martí, Sandino, Morelos, Atahualpa, Simón Bolívar, el fundador de las FARC, Marulanda, “tiro seguro”, quien seguramente no es reconocido como héroe, y recién muerto en marzo de este año, y muchos más.

Así también cronistas, poetas, historiadores, literatos. Bolívar y Andrés Bello fueron los que pusieron los cimientos de la latinoamericanidad antes que nadie. Arguedas en Bolivia, Los libros de Próspero, una réplica poética y teatral a la Tormenta de Shakespeare, la obra maestra de Latinoamérica. El Calibán y el Ariel los dos héroes de la tragicomedia inglesa pasan a ser la denominación a los bárbaros, los sensuales los utilitaristas, por los americanos del Norte, con derecho a pisar a los redimidos indígenas de Isabel de Castilla. Y el Ariel, para los criollos, los sabelotodo de la oligarquía naciente continental. Juan Rulfo, artista, escritor y poeta, con su obra cumbre, “Pedro Páramo”, que prácticamente no estuvo al alcance del pueblo y del público en general para leerlo, y en cine nunca pasó de las salas de cineclubistas, por el temor a la interpretación de la obra, y por ende a la transformación del mundo en el patio trasero del yanqui. Esta obra fue primerísima en toda Latinoamérica que la Guerra del Fin del Mundo o Cien años de Soledad. ¿Cómo estará la ciudadanía de mal informada, que siendo la familia de Juan Rulfo quien demandó al gobierno de Fox por continuar usando el nombre del padre en un evento, de calidad mucho muy dudosa, con un premio de 200 mil dólares, que no puede ser si no lavado de dinero?. Y pasando por alto la demanda, haciendo oídos sordos a la ley y a la sociedad, siguieron otorgando dinero a nombre de quien fue recto, veraz y honesto en su quehacer como hombre y como humano. ¿Quién fue el último, que sin escrúpulo alguno se embolsó el dinero -tal vez de entre los excedentes del petróleo- y se convirtió en el “arielillo” de esta nefasta tragedia en que vivimos hoy?...

Las traiciones a la patria grande, Latinoamérica, son orquestadas, manipuladas y dirigidas por el monstruo agonizante del Gran Capital. ¿Para que quieren todo el oro del mundo, el petróleo y los minerales; esos corroídos y mínimos sujetos, convertidos en caterva de maleantes, e intentar producir la hecatombe de toda la humanidad. En su codicia impidieron que más de seis mil millones de seres humanos no alcanzaran la autosuficiencia moral y económica para llevar una vida digna. Desde que se nace en este mundo de Occidente, hasta que se muere, no se vive. Nos hemos convertido en analfabetas disfuncionales. No conocemos nuestra propia historia y finalmente desconocemos la de los países hermanos.
El gran capital yanqui, junto con sus aliados, cuya misión es hacer guerras, es un ser insensible, amorfo y sin edad, convirtió al hombre en un fanático comerciante de tasa activa, siempre trepando hacia arriba, o en un esclavo inamovible de tasa pasiva, sirviendo de cómplice al de arriba. Ambos son capaces de matar y matarse por un mendrugo de pan, sin ver, indiferentes a los niños y a los ancianos. Y todo, todo ha pasado y está pasando porque el hombre inventó y planeó el crecimiento de la humanidad, desde arriba, de una pirámide. De esta forma, esas tribus de malnacidos envidiosos y competitivos, evitaron que el DESARROLLO del hombre y la naturaleza fuese natural y espontáneo. Se valieron de la tecnología destructiva para promover su dichoso “progreso”, aferrando a los eruditos en las ciencias en un ateismo inexistente, y a los demás en fanáticos pordioseros de amor y de limosnas, o séase para nuestros antepasados indianos, en auténticos zombies.


Solo que: “No todo está perdido maestro”, le decíamos al héroe José Ma. Morelos en las marchas del 68. No todo esta perdido maestro, aún le decimos al líder del magisterio Othón Salazar *, seguimos en pie, tenemos memoria, y la hemos de conservar, hasta la muerte. La esperanza, está en la lucha, aquellos que hemos sido depositarios de narraciones, libros y documentos valiosos para la historia, tenemos una gran obligación con los jóvenes y las futuras generaciones. No va a ser posible que nos encierren, a los mexicanos en cuatro paredes, que se cuelen las noticias, las descompongan y las acomoden a su conveniencia. Los medios están subsumidos en los tratados que los fecalistas firman y confirman. Están totalmente desquiciados. No saben ni se imaginan lo que es vivir horizontalmente, es decir topándose con la gente, entre sus planes no figura ese don que los latinoamericanos si tenemos. Entre gestos, muecas, hechos personales, tenemos más capacidad de decirnos cosas e informarnos, que cien mil computadoras y diez mísiles para acabar con nosotros. ¡Que nos avienten a los marines, a ver que sienten de luchar cuerpo a cuerpo! . Imperio despreciable y abominable.

Venezuela, es por ahora, la vanguardia en la lucha de los pueblos americanos. Es lógico y de esperarse que los diarios, incluyendo La Jornada, o el semanario Proceso, tengan “mucho cuidado” de no dar nota amplia y cobertura a los acontecimientos fuera de las fronteras del imperio. Estamos sufriendo la dictadura más despiadada que haya sufrido cualquier país. Una dictadura descarnada, de plano con la espalda al pueblo y dándole la mano al yanqui han hecho de México el surradero continental.

VENEZUELA SALE ADELANTE, Y JUNTO CON SIMON BOLIVAR POR UN CONTINENTE SIN FRONTERAS.

*Maestro y líder del magisterio
Fundador del movimiento revolucionario del magisterio
9ª. Sección. Formador del SNTE. Tiene 84 años de edad.

Eugenia Díaz Medina Chihuahua, Chih., Junio 2 de 2008

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