lunes, junio 23, 2008

Blackwater

María Teresa Jardí

"El secretismo es contrario a la democracia", termina diciendo el conductor del programa Contexto, que yo veo en un video al que se puede acceder entrando por la esquina derecha de la versión del POR ESTO! publicado en la Internet.

Dada la censura televisiva mexicana. Censura, que la Telebasura nacional aplica con relación al pueblo de México. No es que al duopolio mexicano lo censuren las instituciones mexicanas. Ya se sabe que la telecracia mexicana es, incluso, la que quita y pone coordinadores parlamentarios. Dada la censura que la televisión mexicana aplica contra el pueblo mexicano destinado a ser deseducado por ella y a ver y escuchar solamente su pornográfica Telebasura, lo que incluye a su noticieros. Dada esa censura, de la que también hay que empezar a hablar, es improbable que los que no leen la versión de nuestro diario en la Internet y más improbable aún si no son de los que pasan horas frente a la computadora, que hayan visto ese video que contiene una importantísima denuncia para el país entero. Información relevante, dada a conocer por el conductor de ese noticiero de apellido Luengas que, al parecer, aparece en TV 52 de Telemundo, es decir, en la televisión no abierta.

Ubicada en la frontera, la empresa criminal Blackwater amenaza, con lo que será el negocio de su vida, desde California, muy cerca del aeropuerto internacional de Tijuana, al país, debido al Plan México, disfrazado de Iniciativa Mérida.

Un poderoso ejército mercenario, traficante de armas, pero con un contrato con el Departamento de Defensa yanqui, para luchar "aparentemente" contra los narcotraficantes, aunque "sea en realidad contra los movimientos progresistas de Latinoamérica", se extiende como sombra maligna sobre el continente americano.

"Un ejército privado, mercenario, verdadera guardia pretoriana, de elite, capaz de tumbar a cualquier gobierno, dirigida por un conservador multimillonario cristiano, que financió la llegada de Bush y sus aliados, y que ya está operando en Bolivia y otros lugares encabezando otra guerra sucia en América Latina", señala uno de los entrevistados.

Una sombra maligna que amenaza a los migrantes y a todos los mexicanos. Pero a lo que también nos acostumbraremos. Esa es otra crónica anunciada.

Nos acostumbramos a las ejecuciones y hasta al hambre porque los mexicanos debemos ser la excepción que confirma la regla que señala que el hombre, a lo único que no se acostumbra es a que le quiten impunemente la vida y a no comer.

Nos acostumbramos a la subida del precio de los productos, chatarra, que se venden aquí, los que pagamos como si fueran los mejores del mundo. Nos acostumbramos a ser un pueblo miserable, pero, eso sí, somos el pueblo que pagamos los más altos salarios, del mundo, a funcionarios públicos y a los administradores de la injusticia y a los que sólo se representan a sí mismos en función de sus propios intereses y, de vez en cuando, de los intereses partidarios. Somos el pueblo que rescatamos, sin chistar, una y otra vez a los más corruptos empresarios banqueros y carreteros y azucareros y hasta a extranjeros que aquí pueden cobrar hasta como secretarios de la Gobernación mexicana. Los mexicanos nos acostumbramos a todo. El pueblo, que se acostumbra a que el asesinato sea otra causa de muerte natural, se acostumbra a todo lo que decidan por él. Veinte el sábado. Ya ni los fines de semana descansan. Diez, en Chihuahua, cinco en una sola acción cuyos cadáveres fueron encontrados esposados y con camisetas que les cubrían el rostro. Veinte, seres humanos, algunos asesinados en Culiacán, ante los militares y la inexistente policía que también paga el pueblo como si funcionara como algo más que como mercenaria… No sé qué más se puede decir. Hay días en que la realidad rebasa la capacidad de las palabras. 400 % el aumento de escuelas privadas patito en el D.F. Los gastos excesivos ya no serán motivo de nulidad de elecciones, porque levanta el Senado el veto para rebasar gastos de la campaña presidencial. Bienvenido dinero del narco a las campañas para imponer a los nuevos usurpadores, dicen los senadores. Posponen obligatoriedad de educación media superior a causa del blanquiazul. Pero, eso sí, se nos garantiza la posibilidad de seguir tomando té acompañado de mermelada con jalapeños y alguna bebida de soya no recomendada para la salud ni por las tolerantes, por inexistentes, instituciones mexicanas.

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