lunes, junio 09, 2008

Somos millones

Por Alberto Híjar

José Antonio Ortega Sánchez, presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Justicia Penal y Guillermo Velasco Arzac, presidente de Mejor Sociedad, Mejor Gobierno (mayúsculas sic), están perdidos en el maremagno de la resistencia contra la globalización y sus gobiernos corruptos y criminales. Les pasa lo advertido por Robin Blackburn cuando un Ayatolá a quien la CIA consideraba un anciano pintoresco que enviaba grabaciones con instrucciones religiosas de París a Irán, resultó el dirigente que acabó con la dictadura del Sha apoyada por el Pentágono y la CIA. Dijo Blackburn: la CIA lo sabe todo pero no entiende nada. Así les pasa a los sicarios ciudadanos de El Yunque, apoyados por el gobierno de ultraderecha y en especial por el lépero gobernador de Jalisco, ese borracho capaz de mentar madres en público previa licencia del Cardenal Sandoval Iñiguez a quien también sirve Ortega con jugoso sueldo. Van y vienen al Vaticano, a España para acordar con Aznar a quien llevan y traen a Monterrey para maleducar jóvenes de escuelas carísimas, se entrevistan en Cancún con el criminal Uribe de Colombia y alguno de sus ministros cómplices, sin faltar el embajador histérico por las denuncias contra su gobierno y él mismo por su pasado como fiscal protector de paramilitares. Procuran coordinación con Manuel Espino, el expresidente del PAN ahora al frente de la Organización Demócrata Cristiana de América. Buscapleitos contra toda oposición a su fundamentalismo cristero, desquitan sus sueldos, gratificaciones y privilegios, escribiendo denuncias sin más sustento que los boletines oficiales y de prensa nada confiables y los alucinantes artículos de las madrinas periodísticas beneficiadas con información clasificada, pero al alcance de su manipulación mediática. Pese a su invalidez jurídica, los artículos de Jorge Fernández Menéndez, Carlos Ramírez y Raymundo Rivapalacio y otros laureados periodistas, establecen nexos inverosímiles entre organizaciones revolucionarias y civiles, veteranos activistas de izquierda, expresos políticos, abogados al servicio de perseguidos políticos e investigadores críticos de Nuestra América. Cumplen así la misión de intimidar y acallar sintetizada en las consignas de los manuales yanquis de inteligencia político-militar: quitarle el agua al pez, envenenársela, arrebatar banderas, matar al niño en la cuna, imágenes opuestas a la advertencia de Mao del guerrillero en el pueblo donde debe vivir como pez en el agua. Cumplen su cometido al dar lugar a declaraciones públicas de quienes juran su no pertenencia a guerrilla alguna de donde pueden seguir con su condena a la lucha armada. Pero no sólo intimidan y acallan los sicarios civilistas bien graneados a los de por sí cobardes políticamente correctos, sino que presentan denuncias de hechos bien nutridas de especulaciones y falacias como la del 25 de marzo de 2008 sobre la masacre de Sucumbíos donde enlistan las faltas que debiera investigar la Procuraduría General de la República supuestamente cometidas por los masacrados, la sobreviviente, los firmantes de la Convocatoria del Primer Encuentro de Solidaridad con las Luchas del Pueblo Colombiano y otras organizaciones solidarias.
Pero las trapacerías gubernamentales, las crisis de los partidos políticos y de las Cámaras de Diputados y Senadores, favorecen el estallido social, ese que López Obrador dice contener en velada oferta de sus servicios al Estado que podría volver a ser benefactor pese a las cotidianas pruebas en contra. La Universidad Nacional Autónoma de México, a diferencia del Instituto Politécnico Nacional donde estudiaba un posgrado Soren Ulises Avilés, masacrado en Sucumbíos, ha sido dignamente defendida por el rector, el Consejo Universitario, el Consejo Técnico de la Facultad de Filosofía y el director de ella. La defensa de la autonomía universitaria resulta importante en tiempos de soberanía popular conculcada. Pero nada pasaría si el sujeto de la Universidad pública permaneciera indiferente y rutinario. Por fortuna, como suele suceder, una minoría resiste, convoca y activa. Hasta la primera semana de junio, crece la audiencia crítica frente a la escalada fascistoide en América. La semana siguiente a la masacre del primero de marzo, un homenaje a las víctimas y el apoyo a la sobreviviente, llenó de periodistas, estudiantes y algún profesor, el vestíbulo de distribución de la Facultad de Filosofía. Días después hubo un plantón frente a la Secretaría de Relaciones Exteriores adonde acudieron los familiares ofendidos para recibir indiferencia y hostilidad. Toda la fachada de la Torre de Humanidades I lució el poema de Neruda contra el golpe militar en Chile en 1973 donde afirma no querer a los criminales como diplomáticos y otros cargos de premio a sus servicios represivos. Luego fue la recepción en el aeropuerto de los padres y madres con las cenizas con una participación semejante a la del acto fúnebre y cuando parecía que la amenaza de lluvia suspendería la marcha alrededor del campus más antiguo de Ciudad Universitaria días después, con los familiares y las urnas al frente, los contingentes sumados no cupieron en los dos salones donde los familiares hablaron de su dolor y su indignación. La dirección de la Facultad de Filosofía instaló el circuito cerrado de televisión para beneficiar a los que quedaron fuera del recinto.
El gran acontecimiento ha sido la reapertura de la cátedra bolivariana con un debate sobre la masacre de Sucumbíos y en otro día, la exhibición de la película Los héroes visten de luto que fuera estrenada en Chapingo en la primera semana de mayo cuando una tormenta tropical no mermó el numeroso público que llenó el auditorio Emiliano Zapata con las familias de los masacrados y de Lucía Andrea, egresada de la preparatoria de Texcoco y con familiares muy cercanos en la Universidad Autónoma de Chapingo.
La Facultad de Filosofía se agita con la presencia de Franco Verardi, el legendario Bifo activista de las autonomías obreras de Italia en los setenta, fundador de Radio Alice, preso político refugiado en París donde frecuentó a Foucalt y Guattari para luego ir a Estados Unidos a ensayar sobre el poder cyberpunk. Filósofo especialista en estética, Bifo comentó su libro sobre la Generación Alfa, esa que ya no usa el alfabeto porque sólo aprieta botones en la era de la globalización. La edición viene de Argentina y en México la firma Bajo Tierra, elocuente nombre de la colección de textos críticos que amplían la red de resistencia anticapitalista. El jueves 29, la Cátedra Bolivariana anunció a dos distinguidos profesores de Estudios Latinoamericanos para hablar de la “Bolivaridolatría”.
La misma cátedra presentó a Daniel Vigglietti y Gabino Palomares en un acto conmovedor con el Aula Magna de Filosofía y Letras llena. Los padres de Juan, la mamá y la tía de Verónica, el tío de Fernando, estuvieron presentes como parte de la gira que pronto será continental. Mantas y volantes acompañan estos actos que han activado la solidaridad con Nuestra América como llama Martí a la urgida de liberación. También el lado formalmente académico se agita porque el viernes 30 fue discutida la tesis profesional sobre las Fuerzas de Liberación Nacional que ocupó años de minuciosas investigaciones. ¡Enloquezcan Velasco Arzac y Ortega porque crece la audiencia, somos millones!
Como suele suceder, a la masacre y la sevicia estatal sigue la intensa actividad de una minoría muy activa que garantiza que pese a todo, la lucha siga con toda la herencia de quien como Manuel Marulanda Vélez entregó su vida de combatiente contra las dictaduras económico-políticas que tanto daño nos causan y tanto dinero dejan a los gobernantes corruptos y a quienes contratan para el trabajo sucio.

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