domingo, julio 06, 2008

Cuba: socialización informática

Por Mildred Legrá Colón

Que un país gaste millones de dólares para universalizar el acceso a la informática y a Internet, es un prodigio y una realidad que no se da en muchos países. Cuba es un ejemplo de ese atributo revolucionario.
En esta pequeña isla del caribe estudiantes de diferentes enseñanzas tienen acceso a las nuevas tecnologías, cada escuela está equipada con un aula de informática. En algunas como las Escuelas de Trabajadores Sociales y la Universidad de las Ciencias Informáticas, cuentan con un equipamiento de la última generación.
A modo de ejemplo se pueden mostrar cifras que ilustran el programa cubano de socialización de la informática, que involucra al pueblo en un ordenado y masivo proceso de las tecnologías comunicativas, un logro indiscutible si tenemos en cuenta que en el mundo unos 5 mil millones de personas no tienen acceso a Internet.
Sin embargo Cuba prepara para esta contingencia a las nuevas generaciones, baste decir que más de 11 mil alumnos se instruyen en los centros de estudios de la Educación Superior con un alto nivel profesional, en los Institutos Politécnicos de Informática, donde estudian 38 mil jóvenes de la Enseñanza Media y los más de 600 Joven Club de Computación, a todo lo largo del país, donde se han capacitado más de un millón de cubanos de todas las edades.
En Cuba existen 146 escuelas radicadas en los rincones más apartados del país a las que asiste un solo alumno, y todas disponen de un ordenador. Esto es una realidad, sin contar los numerosos Ciber Café, las Facultades de Medicina, Centros de las Ciencias, la prensa y otras instituciones de la sociedad.
Tanto estudiantes como ciudadanos simples tienen acceso a los cursos donde se imparten diversos niveles que adiestran a los interesados en aprender los sistemas, técnicas y el uso de las computadoras para luego aplicarlos en sus respectivos centros de trabajo o de estudios.
Una manera de incorporarse a este que hacer y conocer el amplio mundo de las tecnologías comunicativas y las técnicas de navegación en la Internet, que aquí fue posible a partir de 1996 pues antes no pudo ser porque una cláusula del bloqueo económico impuesto por el gobierno de Estados Unidos le impedía al país tener acceso a la red internacional.
Pero aún el acceso cubano está condicionado por la Ley Torricelli que pacta que cada megabit comprado a una empresa estadounidense debe recibir previamente la aprobación del Departamento del Tesoro. Cualquier violador está sujeto a sanciones estrictas. Y si a esto se suma que más del 80 porciento del tráfico de Internet pasa por servidores estadounidenses se tendrá una idea de los límites y las consecuencias de un control puramente arbitrario.
A esto se une que la Administración de la Casa Blanca niega a Cuba el uso de su cable submarino de fibra óptica que rodea el archipiélago, así la Isla está obligada a conectarse vía satélite, lo cual implica poca velocidad de la comunicación y el precio de pago se multiplica por cuatro. Otros de los tantos obstáculos es también que las computadoras y otros accesorios se adquieren por terceros países debido a las sanciones económicas, lo cual acrecienta el precio de la nueva tecnología.
Esa es la realidad de la Internet en Cuba. No otra, a pesar de todos los esfuerzos que realiza el gobierno cubano por generalizar los conocimientos y el acceso al ciberespacio, sobre el cual se ha ganado mucho terreno poniéndolo a disposición de las escuelas, institutos universitarios y centros con niveles de investigación.
Una manera de ganar otra batalla más frente a los obstáculos que impone el bloqueo. A pesar de todo esto, cada vez más cubanos entran al ciberespacio aunque algunos pretendan negarlo y otros, a limitarnos el paso hacia la modernidad universal.
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