sábado, agosto 30, 2008


Es hora
Y al igual que el rescate carretero y el bancario, que no son menos criminales, la “industria de la seguridad”, que promovieron desde finales de los ochentas, los mismos empresarios que hoy forman parte del FOBAPROA, se ha quebrado y el costo de desmantelar al Estado se promueve hoy de la peor de las maneras, un desgobierno incompetente hasta la médula y ya sin la menor capacidad de influir en decisión alguna, preocupado por cumplir con sus compromisos mafiosos con las trasnacionales que lo impusieron, al tiempo que el empresariado chatarra pierde el control de sus “rescates”, y en un intento más, como la naciente burguesía del 800, se apoya en las enajenadas masas (alguna vez clasemedieras) para “iluminarlas” mientras intenta salvar sus privilegios al menor costo; “la industria de la seguridad”, ha dado paso a la inseguridad más absoluta y los muertos se apilan por montones de Norte a Sur, sin que ninguna “autoridad” acierte hacer algo que parezca respetable.
Hoy Yucatán se suma a la larga lista de los estados que viven la violencia cotidianamente, violencia que no es otra cosa que el resultado de la impunidad y la necedad de querer hacer de un asunto de moral personal, un propósito de seguridad nacional. Demostrado ha quedado que la guerra contra el crimen organizado, más allá de que la mediocridad desgobernante anuncie por adelantado sus inexistentes “triunfos”, no arroja resultados, pues la prohibición no sólo no evita el consumo, sino que favorece al crimen organizado, con elevadísimos beneficios financieros, los muertos hablan por sí solos. Es necesario que la sociedad abra los mecanismos requeridos para debatir urgentemente el tema de la despenalización del consumo de drogas, y que junto con lo que nos quede de Estado impulsen las campañas de salud pública que informen de los riesgos del consumo, como debería informar de los riesgos del consumo de refrescos embotellados, comida chatarra, cigarros, bebidas alcohólicas, productos con aditivos y conservadores declarados por organismos internacionales de salud como no aptos para el consumo humano o animal (en general), sobre las hormonas en la carne o en la leche y una larga listas de asuntos que ponen en riesgo la salud personal y pública. La despenalización de la droga, sería un paso fundamental contra la impunidad en general y muy particularmente contra el crimen organizado y el narcotráfico, sería además la oportunidad para que sean el Estado y la sociedad civil, las que determinen los controles de calidad y las formas de adquisición de la misma, evitando además la propagación de la drogadicción y la adicción en las comunidad de riesgo, como lo es la comunidad infantil. Es hora de que la sociedad se dé cuenta de que la violencia por el control de distribución y producción de la droga genera más muertos, muchos más que los que provoca el consumo, que por su condición de prohibición, es cada día mayor y pone en riesgo a grandes sectores de la sociedad desde temprana edad. Sólo se terminará con la violencia del narcotráfico terminando con el negocio, reglamentando su venta.Por otro lado no deja de ser sumamente alarmante que los carteles del narcotráfico sean los que hagan público lo que cada día es más público: la narcopolitica. Lo que hace necesario abrir también el debate y los mecanismos (que existen constitucionalmente) que nos permitan cambiar de manera urgente a toda “autoridad” que por su incapacidad ponga en riesgo la seguridad pública y el bienestar social. Es hora pues, de que empecemos a plantearnos la inmediata sucesión, ante un desgobierno federal que no sólo carece de legitimidad ante cientos de miles de personas, y que su infinita incompetencia y frenética ambición abrió una caja de Pandora que amenaza con la aniquilación de cientos de miles en todo el país.

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