sábado, septiembre 27, 2008

Memoria del 68

Alberto Híjar

Oscar Menéndez produjo una de las dos películas emblemáticas del 68. Tuvo que irse a París a terminarla, con una carta a Sartre firmada por dos dirigentes encarcelados, solicitando el apoyo del filósofo existencialista. Al cumplirse 25 años de la masacre de Tlatelolco, renovó la película con entrevistas a los sobrevivientes, para lograr un elocuente efecto de verdad construida por los años y la persistencia de la terca realidad. Nada de esto ha sido fácil porque la represión sorda es constante, atemoriza funcionarios, aterra intelectuales, conduce al silencio a los testigos. Pero la constancia del Comité del 68, de los constructores de alternativas para México en diferentes campos y la permanencia de una prensa exigente con la mentira y la exculpación de los criminales de estado, están como impulso de la historia popular no oficial. De aquí los agradecimientos de Oscar al final del libro de 125 páginas con fondo negro, de elegante papel couché, donde dice: “a Mario y Roger Menéndez, por haberme apoyado siempre en mi trabajo en la revista POR QUE?, como fotógrafo de esa publicación en 1968.
Con los fotogramas de su película Aquí México, 2 de octubre, Oscar hizo una exposición financiada por la Universidad Autónoma de Morelos. La exhibición de alrededor de 40 fotos reproducidas electrónicamente, las frases y documentos incluidos, fueron exhibidos en la biblioteca de la Universidad en Cuernavaca en octubre de 2002, con singular éxito. Ahora la exposición se ha transformado en el libro Memoria del 68, fotografías y fotogramas. La edición es de La Rana del Sur, nueva empresa iniciada años ha como librería que ha ido creciendo como centro de reunión de la intelectualidad de izquierda de Morelos, presente en la presentación del libro realizada el 11 de julio en el agradable patio arbolado de la librería La Rana Sabia.
Las introducciones de Nacho López. José Revueltas y más adelante Raúl Alvarez, y del diario donde Oscar y otros compañeros hacen el suplemento El zapatista ilustrado, dan cuenta de los méritos del fotógrafo y cineasta, hasta su secuestro y encarcelamiento por protestar por el arrasamiento del exhotel Casino de la Selva, con todo y murales, árboles (como cien), manantial y edificio de Félix Candela, para construir una tienda Cotsco-Comercial Mexicana, ante la indiferencia de CONACULTA y el INBA.
En el prólogo Los usos del 68 procuró alentar el lado constructivo en lugar de las lamentaciones. Hago ver el ambiente de la época cargado de esperanzas en Cuba, en Vietnam, en las luchas armadas por toda América incluyendo Estados Unidos. La I Conferencia Nacional de Estudiantes Democráticos en mayo de 1963 en Morelia, declaró su apoyo a estas luchas y a sus concreciones nacionales en Saltillo, Puebla, Monterrey, Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Oaxaca. La organización de una educación democrática, científica y popular marcó a los universitarios en lucha, pese a persecuciones y asesinatos y dio lugar, por ejemplo, a la elección abierta del rector como práctica al uso en Oaxaca y al Autogobierno de Arquitectura en la UNAM y los cogobiernos de Antropología, de Ciencias, de Psicología y de Economía que, salvo el de la ENAH, no llegaron a consolidarse.
Especial acento hay que poner en la recuperación de los signos populares necesarios para responder a las satanizaciones de las grandes empresas mediáticas. Desde los “compañeros perros” como llamó Revueltas a los portadores involuntarios de camisetas con propaganda, hasta las pintas en los transportes públicos, las acciones de toque rojo en las palomas anunciantes de la Olimpiada de la Paz y los miles de volantes y carteles producidos por el Taller en la Escuela de Artes Plásticas de la UNAM coordinado por Adolfo Mexiac y Francisco Moreno Capdevilla, son mostrados en el libro como evidencia de ese patrimonio cultural ignorado por los historiadores y los sociólogos oficiales y oficiosos.
Dos revistas merecen mención especial: Política de Manuel Marcué Pardinas y POR QUE?, órgano casi oficial del Movimiento cuyos activistas la distribuyeron hasta alcanzarle un tiraje de casi un millón de ejemplares, número jamás repetido en México. Dice el poeta Leopoldo Ayala, constante en su significación combativa, que esto funda una tradición revolucionaria al poner una publicación al servicio de movimientos revolucionarios no sólo de México, como toda la serie reseñada en POR QUE?, con todos los riesgos asumidos.
Las páginas tienen fondo negro y están diseñadas con excelentes resultados visuales. Desde las fotos de contacto, las fotos componen la historia con caricaturas, carteles, frases de dirigentes, poemas, una cronología, los corridos de Judith Reyes, la crónica visual de los acontecimientos principales, las frases presidenciales, la nómina de funcionarios responsables, la carta a Sartre suscrita por Raúl Alvarez Garín y Luis González de Alba desde la cárcel y una relación de compañeros ya fallecidos iniciada con José Revueltas y terminada con Carlos Menéndez. Con la portada y la tapa azul y oro, cual corresponde a los colores emblemáticos de la UNAM, Memoria del 68, es el primer libro de una editorial ojalá con larga vida en beneficio de la historia sin censura.

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