domingo, octubre 12, 2008

El Agricultor en peligro de extinción

Resumen de la tragedia en los campos valencianos y de la crisis de precios en los alimentos.

Por Vicent Boix.
Escritor, autor de “El parque de las hamacas”. http://www.elparquedelashamacas.org/

El presente artículo no pretende ser un riguroso estudio científico sobre la causa de la crisis agrícola. Ni es el objetivo, ni su autor está capacitado para hacer semejante tarea faraónica. Se pretende únicamente dar una serie de datos que concitarán una serie de conclusiones personales. Para ello, se analiza someramente la crisis de la citricultura valenciana (España), que puede servir como muestra de otras crisis en otros lugares. El autor proviene de una familia fuertemente enraizada en la citricultura valenciana desde hace varias generaciones y durante los últimos años trabajó en un comercio de exportación de naranjas, lo que le permitió conocer y palpar la crisis y la zozobra en primera persona. Además ha vivido tres años en Centroamérica, lo que le ha permitido conocer en mayor o menos grado la crisis agrícola en dicho continente.

Justo cuando se estaba redactando este escrito se produjo la triste noticia del fallecimiento de Joan Brusca (secretario de la Unió de Llauradors i Ramaders). Sirva este artículo de homenaje y de recuerdo para este gran defensor del campo valenciano.

Las buenas épocas.

La naranja era fuente de riqueza que determinó la historia, progreso e idiosincrasia del País Valenciano. Fue motor durante aquellos años, no sólo de la economía valenciana, sino también de la española. Vicente Caballer, Catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia, afirma al respecto que: “Los españoles tienen una deuda histórica con los valencianos debido a que la producción, comercialización y exportación de naranjas y mandarinas puede ser considerada como la principal actividad económica de España a lo largo de todo el siglo XX si tenemos en cuenta la aportación al PIB, a la Balanza de Pagos y su carácter social…”. Según el mismo autor, las exportaciones de naranja suponían el 20% del total en España en el año 1930 y el 16% en 1962, época en la cual irrumpe el turismo y se moderniza la industria. En el año 2002, todas las exportaciones del País Valenciano supusieron el 12% del total de la nación.

De la misma manera, todas las labores asociadas al campo proporcionaron trabajo a infinidad de personas ocasionando grandes flujos migratorios hacia tierras valencianas. La naranja marcó también las tradiciones, el paisaje, la lengua y la cultura propia, condicionando festividades, aleccionando una serie de costumbres autóctonas, etc. Sin rubor se puede afirmar que la naranja generaba trabajo y futuro, y lo que es más importante, dicha riqueza se distribuía entre mucha gente por cuanto las explotaciones eran minifundios en manos de miles de pequeños agricultores. Los trabajos asociados al campo repartieron el patrimonio a mucha más gente.

La hecatombe.

La otrora brillante y espectacular agricultura valenciana no es ni sombra de lo que era. Las condiciones comerciales que sufren los agricultores (productores), son inaceptables en cualquier país desarrollado y democrático. Subrayar que la crisis la sufren los productores, porque el resto de cadena productiva, especialmente los distribuidores, gozan de excelente salud económica. Valgan algunas cifras y datos para entender la dimensión de la tragedia:

-En muchos casos, el agricultor no vende las naranjas con un precio prefijado al operador (comercio privado o cooperativa. Denominados también comerciantes. Compran las naranjas al agricultor, las confeccionan, las envasan y las venden a un distribuidor, mercado de abastos, centro comercial, supermercado, etc.). Existe un contrato de compra-venta, pero no siempre se usa. El agricultor entrega los cítricos y al final de temporada recibe una cantidad de dinero del operador. Expoliar la renta del agricultor bajo esta modalidad se denomina “Compra a resultas” o “Comercializar”.

Leer más...

No hay comentarios.: