lunes, octubre 27, 2008

¿Quién viola la ley?

Bernardo Bátiz V. jusbbv@hotmail.com

Sepulcros blanqueados

¿Quién viola la ley? En los medios de comunicación, periódicos de circulación nacional y programas de televisión hemos estado viendo durante estos días vehículos de color azul marino, marcados con grandes letras que dicen “Policía Federal”; tal policía, que ya está atemorizando ciudadanos en las calles, aún no existe legalmente: el proyecto de ley que la crea apenas fue enviado la semana pasada a la Cámara de Diputados, y todavía no se discute en comisiones cuando ya han surgido criticas, porque de aprobarse romperá nuestro esquema constitucional que distingue claramente la policía investigadora de la policía preventiva y porque atenta en contra de la soberanía de los estados de la Federación.
Estas patrullas de la inexistente, pero contundente “Policía Federal” salieron para enfrentarse a los ciudadanos y ciudadanas que conforme a los artículos sexto y noveno de la Constitución están manifestando sus ideas y convicciones respecto de la pretensión tramposa de manipular la industria petrolera a favor de los particulares y del sindicato corrupto, y están plantados en una asamblea que tiene por objeto hacer una petición y presentar una protesta a una autoridad, en este caso a la Cámara de Senadores. Pueden hacerlo y reprimirlos o evitar su reunión; será un agravio más al pueblo de parte de sus autoridades.
¿Quién viola la ley? El artículo 25 de la Constitución establece que el sector público tendrá a su cargo de manera exclusiva las áreas estratégicas que se señalan en el artículo 28, entre ellas el petróleo y los demás hidrocarburos; en los proyectos de ley que se discuten se incluyen lugares para el sindicato en el consejo de administración de Pemex, en forma indebida, puesto que ese organismo defensor, supuestamente, de los derechos de los trabajadores, no forma parte del sector público. Se pretende, también, en ese mismo paquete de leyes, en forma confusa y encubierta, que los particulares puedan llevar a cabo, a través de contratos no bien definidos, actividades relacionadas con la explotación de los recursos petroleros.
¿Quién viola la ley? El senador Beltrones anunció orondo, desde el día 22, que los integrantes de la bancada del PRI en la llamada cámara alta votarían en favor de los dictámenes presentados al pleno, contraviniendo los principios de libertad, igualdad y autonomía, bajo los que deben actuar los integrantes del Poder Legislativo, quienes son representantes de la nación, no de su partido ni de su distrito ni mucho menos de su coordinador. ¿Para qué es el Senado un cuerpo colegiado, si un solo individuo puede tomar y toma las decisiones por todos y antes del debate en el pleno decide cómo votarán sus compañeros?
Somos testigos de que, por un lado, ciudadanos conscientes, con gran valor civil, se enfrentan a una decisión violatoria de la Constitución y lo hacen mediante acciones pacíficas, reconocidas por la ley y los tratados internacionales, y por otro, funcionarios públicos, políticos oficialistas, fuerzas armadas y comunicadores les reclaman y amenazan por ello; sin embargo, pasan por alto violaciones graves a leyes y principios fundamentales.
Los derechos de manifestación de las ideas y de reunión son derechos fundamentales, de los llamados de primera generación, que no pueden ser puestos en tela de juicio; a pesar de ello, el gobierno y sus corifeos no dejan de señalar a estos ciudadanos como alborotadores y enemigos del orden. ¿Quién viola la ley?
Los poderosos de este país, que se sienten sus propietarios, se molestan porque los ciudadanos de a pie ejercen la democracia y se plantan en las calles para defender el patrimonio y la soberanía de la nación, pero no tienen ningún escrúpulo y se hacen los disimulados cuando efectivamente se violan las leyes, si quienes lo hacen pertenecen a la minoría privilegiada por los altos cargos, los abultados sueldos y los grandes negocios.
Ellos pueden violar las leyes, decir verdades a medias, hacer arreglos en la cúpula para su propio beneficio, mentir abiertamente y enturbiar la vida pública del país, pero ay de los ciudadanos independientes y patriotas que se atrevan a reclamarles; de inmediato se arman en su contra campañas de calumnias y de cargos amenazantes, para que se abstengan de molestar y se dediquen a cumplir con sus modestos trabajos, si es que los tienen. Nada de opinar sobre los altos y graves asuntos de la política y de la economía del país; eso se lo reservan para ellos, así lo hagan tan mal y tan torpemente como lo estamos viendo y sufriendo.
Son sepulcros blanqueados que toleran la violación de las leyes cuando con ello se beneficien sus intereses, pero se rasgan las vestiduras y ponen el grito en el cielo si los ciudadanos pretenden ejercer a plenitud sus derechos constitucionales.
La privatización descarada y abierta de Pemex se logró detener con la movilización popular, pero quedan puntos turbios en los proyectos discutidos que siguen poniendo en riesgo el patrimonio de todos, y es justo y correcto que nuevamente los ciudadanos alcen su voz y demuestren que no todo está perdido y que, a pesar del desastre económico, de la torpeza y soberbia de muchos de los gobernantes y grandes empresarios, la esperanza de salvar a México, su patrimonio y su futuro crece y se fortalece a despecho de los soberbios.
OTRO SÍ DIGO: Hasta luego a Gustavo Iruegas, compañero en el Gabinete Legítimo, hombre bueno, inteligente y patriota.

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