miércoles, noviembre 05, 2008

Columna Asimetrias.El Día Después...

Por Fausto Fernandez Ponte

05 noviembre 2008
Asimetrías (5,488)

"El imperialismo estadunidense no se acabará mañana; tomará muchos años".
Roberto Fernández Retamar

I

Independientemente del desenlace electoral en Estados Unidos, lo que antójase verismo es la aparente toma de conciencia en los cenáculos del poder real --el del dinero-- allí respecto del imperativo de alterar rumbo, aunque fuere sólo de forma y no de fondo.

¿Por qué? Por imperativos de supervivencia del Imperio mismo, cuyo declive tiene por hito cronológico histórico precisamente la crisis financiera ocurrente, entendida ésta como manifestación de la inviabilidad de un modelo económico brutalmente antisocial.

Acúdase a la metáfora didáctica para explicitar los componentes de ésta realidad y sus relaciones internas y externas y contradicciones estructurales: el Imperio --o imperialismo estadunidense, si se prefiere-- es un navío. Una nao.

Esa nave hállase a la deriva en una mar océana procelosa, azotada por vientos y corrientes y un oleajcuya intensidad aumenta. Así derivada, la nave ha perdido el rumbo; el capitán, su piloto, su navegador y hasta el grumete no saben dónde están.

Castigada a babor y estribor, a popa y a proa por el oleaje desordenado de un turbión feroz, la nave empieza a hacer agua; de hecho, la sentina y diríase que incluso algunos compartimentos otrora estancos ya están inundados. Es imposible achicar.

Es imposible izar velas porque el palo mayor y las vergas están rotas. Así, es también imposible dar un golpe de timón y emprender una singladura porque la pala no responde a los movimientos descontrolados de la caña o la rueda sin timonel.

II

Por añadidura, la brújula enloqueció. Además, el cielo encapotado --negruzco, preñado de agua-- no permite fijar y discernir una posición y, aunque ello fuere posible (que no lo es), sin timón no es dable gobernar la nave.

Para colmo, no hay mando a bordo. El capitán está a punto de ser lanzado por la borda y la tripulación ha elegido ya su sucesor, quien, empero, asumirá funciones hasta el 20 de enero. La nave seguirá haciendo agua y arriesgar más su flotabilidad.

Y para colmo, algunos tripulantes conspiran para que el próximo capitán --elegido precisamente ayer, martes-- no pueda nombrar nueva tripulación y organizar las tareas de destrabar el timón y conectarlo a la caña o la rueda, y reparar velámen.

Ésta nave --el imperio-- derivada por las fuerzas (viento, corrientes, oleaje) de la historia puede ir a dar al arrecife y destruirse prematuramente. La decadencia de los imperios es tan larga como el ascenso mismo, aunque el apogeo sea breve.

El apogeo del imperio de EU fue cortísimo, si se le sitúa en una perspectiva esquemática: de 1945 a la fecha. Pero el ascenso tampoco fue largo, a diferencia de otros imperios (Roma, España, Albión): desde el Gran Robo territorial a México, en 1846-48.

Con ese despojo a México, cometido mediante una guerra de agresión y rapiña, el Imperio estadunidense duplicó casi su territorio, y el posterior control de la porción sur --la confederada-- de su geografía consolidaron el afán imperialista.

III

Hoy, con el declive ya evidente, el Imperio parece no tener conciencia plena, aun, de su inexorabilidad histórica, aunque ésta sea lenta. La decadencia puede durar tantos años como el ascenso, si no es que más, con coletazos a diestra y siniestra.

Y esos coletazos --muchos de ellos reflejo nervioso-- afectan ya a buena parte del mundo, en particular el "hinterland" estadunidense histórico --los vecinos, como México-- que, sin atenuantes como los de la metrópoli misma, sufren duro castigo.

Señálese que aun reparado el timón y el velámen, y con viento en popa y sin meteoros de pronóstico severo, la nave --el Imperio estadunidense-- tendrá que alterar rumbo: desechar antiguos portulanos y procurarse nuevos. Nueva política. Nuevo lenguaje.

Si no fuere así, el timón ya muy vulnerado volverá a romperse y el velámen caerá sobre cubierta. Un cambio de rumbo puede alargar el declive del Imperio y durar, dígase, todo éste siglo XXI, en cuyo horizonte inmediato distínguense el orto de otros.

La metafórica nave del Imperio estadunidense, ya con su nuevo capitán y novel tripulación, tiene que replantearse, a la luz de la experiencia histórica, si los "happy days" --los del himno del Partido Demócrata-- han vuelto otra vez o no. No volverán.

El reto para el nuevo capitán es el de administrar la decadencia del Imperio y evitar que el porrazo de la caída, de por sí espectacular, no arrastre consigo a gran parte del mundo --México incluido-- y haga del XXI un siglo de oscuridades.

El Imperio tiene que vivir el porvenir con conciencia plena de su declive imparable, para extenderlo lo más posible, y morir en paz, sin estertores violentos, rapiñescos, de geopolítica. Que desfaga entuertos bélicos propios. Ese podrìa ser su legado.

ffponte@gmail.com

Glosario:

Desfaga: del verbo desfacer. Deshacer. Resolver. Solucionar.

"Hinterland": zona de influencia.

Orto: amanecer.

Pala (de timón): superficie plana de madera, acero --o ferrocemento-- y plástico u otro material duro sumergida, colocado por la popa del navío.

Portulanos: cartas de navegación; guías náuticas. Mapas marinos.

Sentina: cavidad inferior de una nave que está sobre la quilla.

Singladura: rumbo.

Vergas: en marinería, perchas, palos, varas, mástiles horizontales.

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