lunes, diciembre 22, 2008

El calderón de ayer… y hoy

• La ruta del balazo
• Terror mexiquense…

Marcela Gomez Zalce

En las batallas, mi estimado, los que más miedo tienen son los que corren siempre el mayor peligro. Menudo inicio de semana para cerrar en breve este accidentado 2008. Con las temerarias declaraciones de Felipe Calderón aclarando que su (des)gobierno no negocia ni negociará con grupos y que el haber ignorado o pretendido administrar la delincuencia en lugar de enfrentarla con determinación en el pasado trajo consecuencias funestas para México basta y sobra para el listón del regalo navideño. La lindura de afirmación se dio en el marco de un desayuno de fin de año, ni más ni menos que… con integrantes de la Secretaría de Marina.
La aseveración presidencial, my friend, que además desencadenó una puntualísima respuesta del presidente de la Comisión de Seguridad en el Senado, Felipe González, solicitándole que porfa dé los nombres de quienes supuestamente administraron la organizada delincuencia reprochándole de pasadita, que no debe caer en lenguaje encriptado o en claves cuando se está hablando de un problema tan serio y delicado para el país, avienta una explosiva bolita de originales responsabilidades en momentos en donde, as we speak, la espiral de violencia está imparable y la impunidad es la reina sexenal.
Calderón ha abierto un emocionante debate culpando a administraciones anteriores del actual desmadre rojo dándose además un balazo en la sien.
¿Por qué? Simple.
La descontrolada cascada de ejecuciones, amable lector, comenzó en el sexenio de Vicente Fox y quienes estuvieron en las áreas de seguridad… son los mismos civiles que hoy están al frente de su mal llamada guerra contra el narcotráfico. Así que para qué tanta pirueta presidencial estando el suelo tan parejo, ¿no cree?
Porque si efectivamente se administró, toleró o ignoró el delicado problema, Felipe con su imprudente e irreflexiva perorata culpó a todos los titulares del sexenio de Fox incluyendo a… ¿nuestras fuerzas armadas?
Estupendo el tiro, yes?
La aseveración por sí sola no tiene madre porque Calderón, jugando al Tío Lolo, trata de desmarcarse de los escándalos que son epicentro de preocupación (y ocupación) bilateral con la maravillosa infiltración de la SSPF y de la PGR por los revoltosos cárteles que, con el cochinero de la Operación Limpieza y otras divertidas investigaciones, han demostrado que… efectivamente, en este sexenio se administra y se tolera al organizado crimen.
¿O cómo entender que los círculos cercanos de colaboradores de ambos titulares estén entre arraigados, presos, bajo severas investigaciones, a punto de ser extraditados y/o muertos…? ¿Quién puede explicar los cañonazos de miles de dólares mensuales que llegan puntuales a sus atractivos destinatarios de la red doméstica federal…? ¿En serio cree Felipe —o el ilustre genio del inservible Gymboree que se encargó de escribir sus palabras– que con su declaración de humo y su flamígero dedito (de la mano limpia, of course) bastó para deslindarse de responsabilidades…? ¿En qué cabecita cabe semejante estupidez…?
El asunto del narcotráfico y de su espléndida infiltración en el Estado mexicano, mi querido lector, no debe tratarse a la ligera con señalamientos que vienen de las vísceras presidenciales para ajustar cuentas azules con el pasado. Nada mejor como mostrar firmeza y determinación pero no en el micrófono (u chickenshit) sino con hechos contundentes para limpiar la casa de… arriba hacia abajo. Las pruebas sobran de las responsabilidades civiles —por omisión, pendejez, ingenuidad y/o complicidad– de quienes hoy están al frente de la excelsa estrategia que hace agua… todos los días.
Ya basta de simulaciones que con aventureros discursos pretenden maquillar la peligrosa realidad que le demuestra al mundo entero la incapacidad de este (des)gobierno para poner orden en su desorden.
La pregunta, my friend, sigue siendo ¡¡hasta cuándo…?!
Por la Mirilla
Uno.- En el Estado de México nadie se preocupa… ni ocupa de terminar con la impunidad de Los Zetas, que aterran a la ciudadanía indefensa ante sus constantes extorsiones para venderles protección. La volátil ola está fuera de control —Atizapán, Cuautitlán Izcalli, Huixquilucan– mientras el gobernador Peña Nieto gasta y gasta en su imagen apareciendo en reportajes sobre su frívola relación y de su equipo de colaboradores, ni hablar… ¿será porque justo ahí está el epicentro de tolerar y administrar al organizado crimen…?
Y dos.- Lo que faltaba… la Iglesia se pronuncia a favor de reclutar a los benditos narcos arrepentidos. Nooo, no... si Dios los hace y ellos se juntan, pues. Next!

gomezalce@aol.com

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