martes, diciembre 16, 2008

El festín de la banca


Concentrado en las tarjetas, el crédito al consumo constituye la principal vía de captación de utilidades de la banca "nacional", que cobra intereses de escándalo por este servicio, al que privilegia en detrimento del crédito para la actividad productiva. Las críticas hechas recientemente por Carlos Slim a los bancos por sus alucinantes comisiones y tasas de interés desató polémica sobre un problema que, por lo demás, ya todo mundo conocía. Si bien el dueño de Telmex y de Grupo Inbursa no descubrió el hilo negro, puso el dedo en la llaga en torno de un grave problema de abuso que convierte en cómplice al gobierno federal.Esta vez la crítica a los bancos, por sus abusos, no vino de la izquierda ni de la academia, de la prensa ni de políticos, legisladores y cuentahabientes, ni de deudores organizados; vaya, ni del Banco de México, que con tanto empeño ha señalado en los últimos años los excesos de las instituciones financieras, de entre las cuales, por cierto, son las extranjeras las que dominan el mercado.Los "villanos favoritos" del país -insertados así en la memoria colectiva desde que José López Portillo los acusó, junto al resto del gran empresariado, de saquear al país, por lo que decretó la estatización de la banca en 1982- fueron puestos en el banquillo de los acusados por otro hombre de la gran empresa, no ajeno él mismo al quehacer bancario -el banco Inbursa es parte de su emporio-: Carlos Slim Helú.En efecto, el segundo hombre más rico del planeta según la revista neoyorquina Forbes criticó y despotricó de tal manera contra los bancos, el pasado lunes 8, que causó un revuelo mediático y obligó a los encargados de la banca nacional -los dueños están en otros países- a responder y defenderse.No fue poco lo que Slim dijo ese día, en la XIX Convención del Mercado de Valores, como orador último de 13 conferenciantes, aunque él se "llevó el día", pues sus declaraciones ganaron los principales espacios informativos, dejando muy detrás al presidente Felipe Calderón y a los titulares de la Secretaría de Hacienda y del Banco de México.En síntesis: Los bancos no están contribuyendo a enfrentar responsablemente los efectos en México de la crisis financiera internacional, porque están cerrando la llave del crédito e impedirán con ello que se generen empleos y se conserve y aumente la masa salarial.Y una de las maneras de limitar el crédito es imponer tasas de interés muy altas. En el caso de las tarjetas de crédito -dijo Slim-, éstas son de escándalo: "exageradas", "insostenibles", "impagables"; atentan contra la economía doméstica y lo único que están logrando es aumentar el número de deudores que no pueden pagar.El magnate hacía todo un catálogo de recomendaciones para evitar que la crisis financiera haga estragos en el país y contamine a la economía real. Lo primero que hay que hacer, decía, es cuidar los empleos y la masa salarial. Eso es mucho más importante que el crecimiento del PIB. "No es importante el PIB; no es importante si crece 2%, 1% o menos 1%. De hecho, creo que, seguramente, el crecimiento del PIB este año será muy malo y el próximo también".Y para cuidar el empleo -argumentaba- lo primero que hay que hacer es cuidar el crédito. Pero no se puede cuidar éste si en tarjetas de crédito son muy altas las tasas de interés. "Son más de 10 veces lo que se capta. Eso es excesivo". Abundó: "Se habla de que hay competencia, pero todos sabemos que en las tarjetas de crédito no hay competencia porque los deudores o los tarjetahabientes tienen cinco o seis tarjetas y lo que hacen es manejarse de una a otra; entonces no tienen la forma de manejarse a la que menos tasa les cobra, porque tendrían que pagar las otras y no hay capacidad de pago". "Y lo peor -agregó- es que esas tasas de interés son insostenibles, impagables en la mayoría de los casos. Y aunque hay un aumento en la cartera vencida, que podría justificar que la tasa sea mayor, es un riesgo tenerla (la tasa) tan alta, porque lo que va a provocar es la falta de pago."Dijo que tener la tasa de interés en 10 veces la TIIE (Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio, que sirve de referencia), y que a veces llega a 12 o 14 veces, "es muchísimo". Sugirió que la tasa de interés debe ser cuando mucho de tres o cuatro veces la TIIE; "pero más de 10 veces es una exageración". (El jueves 11, la TIIE a 28 días estaba en 8.745% y a 91 días en 8.835%; la tasa de Cetes a 28 días en 8.04%).Recomendó -aunque dijo estar en contra de la regulación y en pro de la competencia y de dejar que los mercados funcionen- ponerle techo a las tasas de interés, en tarjeta y en todos los tipos de crédito. Ese fue uno de los puntos más polémicos de la crítica de Slim, y que hizo responder airadamente, dos días después, a los dirigentes de la banca del país. "¡Las tasas no se pueden bajar por decreto!", dijo Enrique Castillo Sánchez Mejorada, presidente de la Asociación Mexicana de Bancos (ABM) y director general del banco IXE. Ponerle techo a las tasas de interés -agregó en conferencia de prensa el miércoles 10, luego de la comida mensual de los directores de bancos en la sede de la ABM- lo único que haría es "disminuir la oferta de crédito, encareciéndolo, dejando a muchos mexicanos en la imposibilidad de que estén en el sector formal del crédito, es decir, obligándolos a regresar a los sectores informales", que son mucho más onerosos para la gente.Otra de las críticas de Slim a los bancos es que éstos sólo ven por su beneficio y en nada reparan en las necesidades y urgencias de los deudores. Los bancos deben cuidar al deudor, tenerlo muy presente, dijo, "para que no vuelva a pasar lo del Fobaproa, donde el deudor acabó perdiendo sus casas porque se vendieron las hipotecas a 11 centavos o 12 centavos a grupos que lo que querían era cobrar, en lugar de buscar darle al deudor".Lo que debe interesarle a los bancos es prestar y que les paguen el servicio de su crédito, no quedarse con las garantías para luego rematarlas, dijo. Algo que se podría hacer con los deudores es, por ejemplo, que "a lo mejor por tres años sólo paguen intereses. Banqueros y autoridades deben encontrar fórmulas que beneficien a los deudores. En el caso de los deudores hipotecarios, quizá los bancos puedan ofrecer subrogar la hipoteca".Insistió en que, en el caso de las tarjetas de crédito, los usuarios están entrampados, pues no pueden escoger la tarjeta que menos les cobra. "Escogen todas las que les dan", dijo. La Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (Condusef) ha sido enfática en señalar ese entrampamiento: el tarjetahabiente con unas paga otras, pero también completa su ingreso insuficiente.Dijo Slim: No hay competencia que permita bajar las tasas; el usuario usa todas, sin importar la diferencia de tasas, porque todas las necesita y todas se las dan fácilmente. "Las tasas están muy altas y le van a crear problemas a las personas que tienen tarjetas. Pero también le van a causar problemas graves a los bancos", sentenció.
Un negocio monumental
Lo curioso del caso es que Slim ni descubrió el "hilo negro" ni dijo nada nuevo. Lo relevante del caso es que fue él quien lo dijo. Puso en la mesa del debate lo que la gente -empresas y personas- padecen cotidianamente: los abusos de la banca a través, sobre todo, de excesivas tasas de interés y altas comisiones.Es un hecho que del crédito al consumo, particularmente en tarjetas de crédito, los bancos hacen su agosto día con día, y que de él generan la mayor parte de sus extraordinarias utilidades, las cuales hacen brincar de júbilo a los bancos matrices por los resultados de sus subsidiarias en México. Éstas contribuyen, en promedio, con casi una tercera parte de las ganancias netas de sus conglomerados.Ha sido el caso de los españoles BBVA y Santander, con Bancomer y Santander, respectivamente; del estadunidense Citigroup con Banamex; del inglés HSBC y el canadiense Scotiabank. Estos cinco bancos, junto con el mexicano Banorte, dominan el sistema bancario mexicano. Los seis -de entre 43 instituciones en total- concentran más de 80% de los activos, de la captación, de la cartera y, por supuesto, de las utilidades de la banca "nacional".El festín del crédito al consumo, apuntalado por las tarjetas de crédito, empezó cuando ya estaba plenamente extranjerizado el conjunto de bancos más fuertes del sistema, proceso que se inició a finales de la administración de Ernesto Zedillo y que concluyó en los primeros años del de Vicente Fox.Luego de un tiempo de reacomodo, y con el pretexto de "bancarizar" a la población, los bancos se dedicaron a colocar los créditos más fáciles, los de consumo, pues los que van a empresas les parecieron más complicados, de menor ganancia y más riesgo.Al menos eso es lo que indican los datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. En 2004, mientras el crédito al consumo creció 48% respecto de un año antes, el crédito a las empresas apenas subió 21%; en 2005, el de consumo creció 53% y el de empresas sólo 9%; en 2006, el de consumo 44% y el de empresas 27%. En 2007 ya empezaban a reflejarse los primeros efectos en México de la crisis financiera de Estados Unidos. Aun así, al final del año, el crédito al consumo creció 25% y el empresarial casi 32%. Para 2008 la historia ya es otra. El fin de la fiesta ya se asomó. Y fue el propio presidente de los banqueros, Enrique Castillo, quien, el miércoles 10, se encargó de dar las cifras que ponen en evidencia cómo está afectando la baja actividad económica derivada de la crisis financiera internacional:En general, el financiamiento al sector privado perdió dinamismo, pues en octubre creció sólo a 12% anual, cuando en los meses anteriores registraba incrementos anuales superiores a 20%. En el desglose, el crédito al consumo prácticamente se estancó y va a la baja: en octubre se ubicó en 495 mil millones de pesos, es decir, cayó 0.1% respecto del saldo de octubre de 2007. A su vez, el crédito a las empresas subió 20% de octubre de 2007 a octubre de 2008, cuando en diciembre registró un crecimiento de 30% anual.Otro dato que ilustra el menor interés que la banca ha tenido por el financiamiento a las empresas -para darle prioridad al más jugoso negocio del crédito al consumo, sobre todo a través de las tarjetas- lo da cada tres meses el Banco de México.En sus reportes trimestrales sobre la evolución del financiamiento a las empresas, una constante es que, antes que a los bancos, aquellas recurren preferentemente a sus propios proveedores para financiarse.En el más reciente, con los datos del tercer trimestre del año, el Banco de México informó que casi 70% de las empresas del país decidió no financiarse con créditos bancarios. Las razones: las altas tasas de interés y las mayores restricciones que los bancos imponen para otorgar préstamos, principalmente, aunque ahora agregan el deterioro en la situación económica. De acuerdo con el informe, sólo 30.2% de las empresas se financió con crédito bancario en el último trimestre.De las altas tasas de interés, sobre todo en tarjeta de crédito, han dado cuenta en los últimos meses el Banco de México y la Condusef. Un primer efecto del crédito caro es la poca penetración del financiamiento bancario en la economía. En México, dicho financiamiento equivale a menos de 15% del Producto Interno Bruto, muy por debajo de estándares internacionales. Sólo por comparar: en Chile, el crédito bancario al sector privado (empresas, consumo, vivienda, entidades financieras) es superior a 60% de su PIB; en Canadá, de casi 80%; en Corea, de casi 100%; en España, por arriba de 120%; en Inglaterra, superior a 160%; en Suiza, de más de 170% de su PIB.Aun con esa penetración tan baja, los bancos "mexicanos" destacan en el mundo por sus abultadas utilidades. Vale la pena mencionar los extremos: en 2002, apenas reconfigurada la banca "mexicana", encabezada por filiales de conglomerados financieros internacionales, las utilidades netas fueron de 11 mil 289 millones de pesos. Para 2007, éstas dieron un brinco espectacular: 69 mil 533 millones de pesos. Más de seis veces.En 2008, como efecto de la crisis internacional, los propios bancos auguran menores utilidades, pues hasta septiembre llevaban acumuladas ganancias netas por "apenas" 45 mil 304 millones de pesos. Aun así, sobran los comentarios sobre el jugoso negocio que es la banca

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