sábado, diciembre 27, 2008

Las Normales en la mira de su extinción con represiones

Alvaro Cepeda Neri
Prólogo Político

Desde que la maestra Gordillo dio la señal para acabar con las escuelas Normales, de larga y productiva tradición en la formación de maestros con conciencia nacional, republicana y democrática, se han escalonando represiones de todo tipo, como la brutal y sangrienta que tuvo lugar en la Escuela Vasco de Quiroga, en Michoacán, donde supuestamente el gobernador es de extracción del centro-izquierda de un PRD que avanza hacia el centro-derecha bajo conducción “chuchista” y el caos de su desintegración en grupos facciosos que darán al traste con esa opción electoral.
Así, los del PRI y del PAN se frotan las manos, salvo que el lópezobradorismo se reagrupe en algún otro partido (PT o Convergencia) e incluso forme, a todo vapor, un nuevo partido “popular” en términos de las disquisiciones teóricas de Stuart Mill en sus libros de reflexión política.
Van en serio las embestidas contra las escuelas de Normalistas (ya hubo ataques en el Estado de México, contra las once de Oaxaca; las 4 de Sonora, etc.). Lo que pasó en la Vasco de Quiroga, por órdenes de Leonel Godoy, el Tlatoani michoacano, fue un exceso de abuso del poder, ya que fueron golpeados los estudiantes con la característica brutalidad policiaca.
Ésta, nada preventiva, y sí totalmente represiva, cargó con todo contra alumnos y ciudadanos que apoyaban las protestas estudiantiles y que, el periodista Humberto Musacchio, en su análisis titulado: Gustavo Díaz Ordaz revive en Michoacán (Excélsior: 4/XII/08), califica de provocación gubernamental lo que pudo resolverse negociando, en lugar de a sangre y fuego sofocar la constitucional manifestación de los normalistas.
Los alumnos encarcelados ya fueron liberados, pero en su momento (“después de ahogado el niño, tapan el pozo”) aquello fue una represión al estilo del autoritarismo que utilizan los gobernantes cuando deciden aplastar las protestas.
El señor Godoy se extralimitó y como siempre no hay poder humano que haga posible una investigación imparcial y se deslinden responsabilidades a los funcionarios que, en lugar de diálogo y transacciones, de inmediato mandan a sus fuerzas policiacas a extirpar de raíz los conflictos. Estos, empero, no siempre concluyen y muchas veces generan más radicalismo. Los estudiantes de las Normales son mexicanos mucho muy concientizados y por lo general hacen cumplir sus derechos.
Se quiere extinguir a las Normales. Si la práctica de Godoy sigue en los demás estados, estallarán enfrentamientos más radicales y el país, con tantas crisis encima, no está como para echarle un cerillo a la pradera seca. Y menos apagar el incendio con gasolina.
A esto equivale aplastar a los normalistas con la furia policiaca. Clausurar las Normales es una medida equivocada. Faltan escuelas (bachilleratos, preparatorias, universidades y tecnológicos públicos) y todavía se quiere suprimir las escuelas que forman maestros. Algo anda mucho muy mal en la política educativa y las protestas pueden desviarse hacia la violencia total, porque no se han agotado los arreglos pacíficos.

cepedaneri@prodigy.net.mx

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