domingo, febrero 22, 2009

Editorial.El conocimiento de la enfermedad es el principio de la cura .

Año 6, número 2530
Domingo 22, febrero del año 2009


Aplicable este axioma médico al devenir diario de lo que está sucediendo en materia de seguridad en nuestro México, podría decirse que mientras no se conozca el verdadero rostro de la delincuencia a la que el Gobierno se está enfrentando, poco es lo que podrá hacer para combatirla, con éxito.

Y una cosa son los narcotraficantes, es decir, los que se dedican, como su nombre claramente lo indica, al trasiego de las drogas; y otra muy distinta los delincuentes comunes, organizados o no.

Cabiendo aclarar que los “Z” es el nombre con el que se designa al cuerpo de elite del Ejército Mexicano, es fácil entender que no todos los que se dicen Zetas, lo son.

Decirse ex miembro de ese cuerpo, es como decirse experto, entre muchas otras cosas, en artes marciales y capacidad de supervivencia, para lo que se requiere de una condición física que a simple vista no se aprecia en la mayoría de los delincuentes que han detenido.

Pero aprovechan la distinción del nombre para atemorizar a la gente y extorsionarlas cobrándoles “cuotas de protección” (protección de los mismos que extorsionaban) que ya se acostumbraba en la Italia de los años 50s del Siglo pasado, por lo que en realidad les cobraban, no para protegerlos, sino para no hacerles daño.

Otros vivales querían hacer lo mismo y se metían en barrios ya “controlados” por otros mafiosos; y como los “clientes” no podían pagarles cuotas a dos, comenzaron los pleitos por los territorios.

Si algo les sobra a los narcotraficantes y a sus Zetas, es dinero. De hecho no saben qué hacer con tanto, no saben en qué gastar más. De recordar que Rafael Caro Quintero dijo que si lo dejaban “trabajar” él pagaba la deuda externa.

Pensar que quien tiene acceso a montañas de dinero, literalmente, como lo vimos con el chino de Las Lomas de Chapultepec, Shen Lee, cuyo nombre nunca se había escuchado hasta que sucedió el hecho que le dio la vuelta al mundo, va a andar cobrando o mandando cobrar “cuotas”, es desconocer la realidad de lo que está pasando.

Y por supuesto, la más clara evidencia del porqué estamos así. Y de que vamos a estar todavía más mal si no se endereza el rumbo. Precisamente ese rumbo por el que neciamente quiere continuar don Felipe Calderón.

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