jueves, abril 09, 2009

Boletín Informativo ISA núm 673

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Sumario:

I. Desalojos contra mujeres, por Laura Itzel Castillo

II. Las facturas sin fin del señor Calderón, por Luis Linares Zapata

III. El que quiera azul celeste, que le cueste, por Mario Di Costanzo Armenta

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DESALOJOS CONTRA MUJERES

por Laura Itzel Castillo, Secretaria de Asentamientos Humanos y Vivienda del Gobierno Legítimo de México

(publicado en El Gráfico el 8 de abril de 2009)

El pasado 4 de abril en Tultepec, estado de México, la señora Leticia Blanco Pacheco fue desalojada de su casa no obstante su grave estado de salud. El caso estaba siendo defendido por el Consejo de Defensa de la Vivienda (CDV) en la mesa de trabajo que se mantiene semanalmente con el Infonavit. Hay que señalar que la derechohabiente afectada estaba programada para una cirugía, con el objeto de extirparle un tumor localizado en su pierna derecha.

Francisco Benavides, gerente de cobranza de la institución, se comprometió personalmente a establecer un compás de espera para la realización de un estudio socioeconómico, previamente acordado, que determinara la capacidad de pago de la trabajadora.

No obstante, el 22 de marzo el despacho jurídico Consultores Profesionales Corporativos (CPC), en voz de Alfredo García Garrido le informó a la convaleciente que sería lanzada de su departamento, sin importar lo que dijera el Infonavit, ni tampoco el delicado estado de salud de doña Leticia, con todo y operación en puerta. “A nosotros nos pagan por desalojo”, señaló el representante.

Hace algunos años, el Infonavit realizaba sus actividades de cobranza sin necesidad de contratar a los despachos externos. De acuerdo a sus informes, paga más de 300 millones de pesos anuales a estos despachos.

Además, gasta 5 mil millones de pesos de recursos fiscales en pura burocracia. ¿Qué institución absorbe la totalidad de recursos para sus funcionarios? ¡Qué dispendio e ineficiencia! ¿Cómo es posible que con el tamaño del Infonavit todavía se contrate a despachos jurídicos externos para amedrentar gente y pisotear los derechos de las acreditadas?

Definitivamente se pasan por el arco del triunfo los convenios internacionales firmados por México contra la violencia hacia las mujeres, así como el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos de Humanos, que señala: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure salud y bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios.”

Sin embargo, en México el sistema condena al sector laboral por haber perdido su trabajo. La política económica que impera en este país arroja al desempleo a 5 mil personas diariamente. Cuando un acreditado del Infonavit es despedido, pierde derechos. Así la señora Blanco Pacheco no puede acceder a un dictamen de incapacidad parcial permanente para ser liberada del crédito, como ordena el artículo 51 de la Ley del Infonavit.

En otras palabras, la pérdida del empleo implica no sólo pérdida del salario, sino de los derechos de previsión social que contempla la misma ley, lo cual es inconstitucional a todas luces. Por ahora, la acreditada está a las puertas de su casa, en silla de ruedas, acompañada por su hija y sus dos nietos, en espera de que se le haga justicia.

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LAS FACTURAS SIN FIN DEL SEÑOR CALDERÓN

por Luis Linares Zapata, Secretario de Desarrollo Económico y Ecología del Gobierno Legítimo de México

(publicado en La Jornada el 8 de abril de 2009)

El (des)gobierno del señor Calderón sangra a raudales por diversos lados, vitales algunos de ellos para la buena marcha de una administración. Para ocultarlos o, al menos, desviar la debida atención sobre ellos, desata, a través de su partido, una agresiva campaña difusiva que a pocos beneficia. Los daños colaterales de esta irresponsable forma de sacar raja electoral son mayúsculos. Pero el PAN, a través de su acólito iracundo, insiste, con fingido coraje, en contrariar al PRI y su abultada carga de pasado. En el proceso los panistas reciben el manipulado auxilio de influyentes medios de comunicación. El motivo seleccionado por el cuarto de guerra blanquiazul es la lucha contra el crimen organizado en su vertiente del narcotráfico. Confiados en éxitos pasados, extienden su campaña a otros terrenos de gran sensibilidad y peligro para un priísmo que se ha negado a cambiar y padece grave parálisis junto a profundas divisiones internas.

Tienen, el PAN y su (des)gobierno, la pretensión de circunscribir la disputa por las simpatías del futuro votante al único terreno donde el señor Calderón recibe interesados elogios y reconocimientos en cascada desde los centros de poder mundial. A la ya trágica crisis económica, según sus estrategas de bolsillo, tratarán de relegarla a planos secundarios, taparla con la alfombra de injustos males venidos de fuera. La crisis social derivada (desempleo y nulas oportunidades de mejoría) no hay necesidad de considerarla como prioridad, menos aún diseñar programas urgentes para, al menos, paliarla. El ninguneo (piensa el oficialismo completo) dejará a los desamparados en ese oscuro rincón donde se refugian en silencio y parálisis. La miseria y marginación crecientes se podrán observar pasadas las elecciones. Mientras eso sucede, los haberes públicos disminuyen con violencia, pero la burocracia crece y, en su cúspide, continúa bien cebada con los pingües pero intocables salarios de vergüenza pública.

El señor Calderón ha sido, sin embargo, eficaz en otros aspectos de su administración: puso en movimiento un generoso, desbocado subsidio financiero a sus patrocinadores y jefes reales. Para ellos consiguió el apoyo de las agencias internacionales (FMI) y del gobierno estadunidense. Con el Tesoro de Estados Unidos ha conseguido 30 mil millones de dólares (swaps), complementados con otros 47 mil millones en una línea de crédito que estarán ahí por si acaso se requiere. Con ello, el endeudamiento del país se eleva a más del doble del actual. No es tarea inútil recordar aquí aquella historia pasada de calumnias que desataron él y su equipo de ayudantes contra el gobierno de la ciudad de México (2006), acusándolo de endeudarse en demasía. Las cifras no les cuadraban pero, quitados de la pena, siguieron con su griterío para dejar sembrada la duda.

Hace poco todavía afirmaron, el señor Calderón y su inefable señor Carstens, que no usarían esos dineros, que sólo eran el blindaje necesario para reforzar la confianza y calmar la especulación contra el peso. Pero no resistieron las urgencias de sus patrocinadores ni la voracidad de los privilegiados de siempre. Los primeros 4 mil millones de dólares serán puestos a la disposición de aquellos barones de los negocios que los requieran para salvar sus endeudadas empresas. Son esos 4 miles de millones el ensayo que el señor Calderón hará para medir lo que ya nombran como la profundidad del mercado. A partir de ello se inyectarán cantidades adicionales y se sabrá hasta dónde será preciso continuar con los subsidios, ahora medidos en miles de millones de dólares. Nadie sabrá quiénes serán los finalmente beneficiados ni con cuánto se les sostendrá. Un denso manto les será extendido por el sistema bancario, que actuará como intermediario. Ellos negociarán plazos, intereses y demás condiciones (si se las ponen). Los nuevos deudores seguirán, qué duda cabe, al mando de sus empresas, con su influencia y buen nombre intactos. Seguirán también disfrutando de beneficios varios como el uso de sus lujosísimos aviones o helicópteros particulares y otras minucias como clubes o casas de descanso. Todo ello cargado al costo de sus productos o servicios. Onerosas facturas que Calderón todavía se siente obligado a pagar por los favores de campaña recibidos y por la necia decisión de seguir actuando bajo el depredador modelo neoliberal.

La sociedad mexicana poco sabe de las tribulaciones de los barones de los grandes negocios. El de Cemex (LZ), por ejemplo, maneja un conglomerado que ha crecido por el mundo con dinero prestado, apalancamiento le llaman. Goza de favores indebidos aquí en México. El principal es el desmedido precio que se permite al cemento y la tajante prohibición para importar ese indispensable producto. En tiempos normales, dichas ventajas (indebidas y hasta ilegales) le permitieron generar enormes utilidades que solidificaron su valor accionario de mercado. Tal capitalización la empleó el señor Zambrano como garantía de préstamos posteriores. Pero la crisis tomó a Cemex con fantásticos compromisos de pagos y sus ingresos (efectivo) disminuyeron de manera drástica por la parálisis del consumo. Ahora no puede responder a las consecuencias de su expansión desmedida y busca renegociar su deuda con los acreedores ante la negativa de desprenderse de activos, por lo demás, devaluados. No ha podido convencerlos, y por eso necesita que los contribuyentes nacionales le echen una mano repleta de dólares, o euros, forzados por el señor Calderón. Así, el señor Zambrano, su benefactor, seguirá siendo un empresario de éxito.

El caso de Vitro es todavía peor. La familia que posee la mayoría accionaria ha administrado muy mal la empresa. Ha usado y desusado sus recursos y está, prácticamente, quebrada. En este caso, como Barack Obama hizo con la General Motors, hay necesidad de disolver el capital de los accionistas a favor del contribuyente y despedir a todo el directorio de Vitro. Basta de tropelías y abusos. Pero el señor Calderón no hará tal cosa. Será benévolo con esos y otros empresarios adicionales y los salvará del naufragio. El pueblo pagará las cuentas de este tiradero que se quiere ocultar con un intrincado laberinto de arreglos bancarios y esa perversa campaña desatada por el PAN.

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EL QUE QUIERA AZUL CELESTE, QUE LE CUESTE

por Mario Di Costanzo Armenta, secretario de la Hacienda Pública del gobierno legítimo de México

(publicado en La Jornada el 5 de abril de 2009)

Resulta una verdad irrefutable que nuestro país enfrenta ya una de las crisis económicas más fuertes de su historia y, paralelamente, las llamadas "elecciones intermedias" están a la vuelta de la esquina.

De hecho, los tres principales partidos políticos se encuentran inmersos en verdaderas guerras internas —por la definición de candidaturas— y externas —por la difusión de spots televisivos y en Internet— en las que todos tratan de vender sus principales logros.

Sin embargo, y a pesar de lo que puedan decir en su propaganda, es un hecho que a poco más de ocho años de gestión panista los resultados obtenidos son alarmantemente graves: el poder adquisitivo de la gente se encuentra pulverizado y la economía se halla no sólo estancada, sino que durante el presente año se ha visto disminuida, mientras el desempleo es el más alto desde 2000.

De esta manera, con preocupación y coraje los mexicanos nos damos cuenta de que mientras en diciembre de 2000 un kilogramo de frijol nos costaba seis pesos, al mes de marzo del presente año debemos pagar por ese mismo kilo de frijol 22 pesos (y dicen que aumentará). O como en el caso de la tortilla, cuyo precio llegó a ser de 2.50 pesos por kilogramo y actualmente no se encuentra en menos de nueve pesos.

Esto es, que tan sólo estos dos alimentos esenciales en la dieta de los mexicanos han incrementado su precio en 266 por ciento y 260 por ciento, cada uno. Y no se diga otros productos, como el huevo, el arroz, el aceite o la gasolina, que durante ese mismo lapso han registrado incrementos de 223 por ciento, 104 por ciento, 213 por ciento y 46 por ciento, respectivamente.

Mientras tanto, el salario mínimo de un obrero se ha incrementado en sólo 44.6 por ciento, lo que en otras palabras nos dice que mientras en 2000 con un salario mínimo diario (37.90 pesos) un obrero podía adquirir un kilo de frijol, uno de arroz, otro de huevo, un litro de aceite y medio kilogramo de tortilla, para marzo de 2009 el salario mínimo diario (54.80 pesos) únicamente le permite adquirir la mitad de cada producto anteriormente señalado.

A esto hay que añadir que por concepto de "deuda pública", en 2000 cada mexicano debía aproximadamente 23 mil 700 pesos y en la actualidad esa cifra es de 35 mil 000 pesos. Esto, sin contar los 47 mil millones de dólares (658 mil millones de pesos) que recibiremos como "apoyo o línea de crédito" del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del cual por cierto, aún no sabemos las condiciones, bajo las que fue otorgado y mucho menos se ha explicitado el destino que tendrá.

No olvidemos que hasta ahora, las señales que ha enviado el "gobierno de la estabilidad y el empleo" indican que si bien están decididos a rescatar al sector financiero de la economía, no son claras las intenciones de rescatar al sector de la economía real, aún y a pesar de los absurdos comerciales que han sacado en la televisión.

Señalo lo anterior ya que de materializarse el "apoyo" del FMI la deuda per cápita de los mexicanos se incrementará en aproximadamente seis mil pesos, para llegar a un total de 41 mil pesos, con lo que habrá crecido 73 por ciento en los últimos 8 años, es decir, que hasta la deuda per cápita se ha incrementado más que el salario mínimo.

Contrariamente, por ejemplo, el salario de los "presidentes" aumenta de manera importante, pues en los Decretos de Presupuesto se observa que dicho sueldo creció en 52.46 por ciento, al pasar de 100 mil pesos en 2000 a 152 mil 467 pesos para el presente año. A esto hay que agregar que el tipo de cambio era de 9.45 pesos por dólar y en la actualidad supera los 14 pesos; es decir, nuestra moneda valía 48 por ciento más que en la actualidad.

Desde luego, esto no quiere decir que antes de los panistas estábamos mejor. El propio Carlos Salinas de Gortari se ha referido a una etapa de los priistas como La década perdida. Y basta recordar a Zedillo, el Fobaproa y los Pidiregas; a Salinas, el Tratado de Libre Comercio y sus privatizaciones…

En suma: quizá no fue lo mismo, pero el resultado fue igual: pobreza, desigualdad y atraso.

Así, ahora vemos a un PRI tratando de olvidar su pasado, mezclando a "juniors a los que les sobra copete" con "viejos dinosaurios a los que ya les falta pelo", pero con la misma idea: seguir protegiendo a los ricos y poderosos mediante un Estado que desde hace tiempo fue privatizado por los bancos y los grandes capitales.

Desafortunadamente, los revolucionarios democráticos bajo el mando de los Chuchos (Ortegas, Zambranos, Navarretes o Sotelos) no aseguran ser la opción que garantice que las cosas puedan cambiar. Baste señalar algunos capítulos de la reforma electoral o bien de la mal llamada reforma fiscal o la energética, en donde bajo la teoría "gatopardiana" se han modificado las cosas… para quedar igual.

Ante ello, los ciudadanos al menos debemos reflexionar y considerar otras opciones que representan la posibilidad de iniciar un nuevo proyecto de nación, mismo que está fundamentado en la liberación del Estado, en el rescate de sus instituciones y en el cambio del modelo económico.

Si bien estas opciones hoy, son relativamente pequeñas, - incluyendo algunas dentro de los propios revolucionarios democráticos -, se están consolidando como un valioso instrumento para llevar a cabo la transformación que este país urgentemente requiere.

Sin embargo, mientras reflexionamos sobre lo que ha sido nuestro pasado, lo que es nuestro presente y lo que será nuestro futuro, sólo me queda decir: el que quiera azul celeste, que le cueste.


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