jueves, abril 16, 2009

Detrás de la Noticia ¿Días de guardar?





16 abril 2009




Quisiera ser ingenuo y pensar que de algo hayan servido las semanas Santa y de Pascua. Quiero decir de algo así como pensar en la paz, en el amor, en el bien común; en los males del otro y del modo en que podríamos contribuir a remediarlos.

Reflexionar tal vez en esta casa común que es México. En sus todavía profundos dolores: la injusticia, la discriminación y la pobreza lacerante. Y en cómo si distribuyéramos un poquito mejor los panes y los peces no tendríamos al hambre como habitante cotidiano en ciudades y pueblos de todas partes.

Ejercitar la memoria para acordarnos de tanta historia heroica que muchas naciones ricas quisieran comprar. Junto con nuestros milenios de culturas esplendentes que coincidieron inusitadamente en esta gran patria: teotihuacanos, aztecas, mayas, toltecas y olmecas, que todavía hoy siguen asombrando al mundo.

O mirar con detenimiento nuestro territorio para redescubrir la inmensidad de riquezas de que nos dotaron Dios y natura. Lo mismo metales preciosos que el petróleo de las entrañas de la tierra. Que las arenas doradas y los dones del mar en playas inacabables. Igual el trabajo de millones de manos que logran la magia de la transformación en talleres y fábricas.

Y concluir que no hay crisis que no pueda ser vencida por el potencial inmenso del país.

El problema es que hoy no gobiernan los patriotas. Ni los más aptos, sino los más fieles. No están en el poder los mejor dotados, sino los más amigos. Ahora la lealtad es mayor virtud que la inteligencia. La congruencia sucumbe ante la cortesanía. Y la integridad es avasallada por el oportunismo.

En los tiempos que corren la política está devaluada, arrinconada, avergonzada. En cambio la politiquería se ha impuesto a la gestión pública. Aquí nada importa cómo lo hayas hecho, sino si te has mantenido fiel a la cadena de mando. Los valores nada cuentan. Y los principios y las promesas duran tanto como el ofrecimiento del próximo hueso que roer, mientras dure.

Así que no creo que ni quienes nos gobiernan ni quienes nos representan hayan pensado mucho en conceptos como patriotismo, decencia, buena fe, capacidad, entrega, inteligencia y valentía. Menos ahora que los hombres y mujeres del poder se preparan para disputarse a tarascadas los nuevos botines del sexenio: el pastel inmenso de la Cámara de Diputados y los cotos feudales de varias y muy apetecibles gubernaturas.

Por tanto, es más probable que estos días de guardar hayan sido más bien días de transar. En lo oscurito, por supuesto. En la pura tiniebla. A ver cómo jodes al otro. A ver cómo revientas al de enfrente. Y en dónde le sorrajas al de junto. Pero eso sí, qué le puedes sacar a aquel, no importa que sea un pillo. Menos aún que sea un opuesto. Si está listo para la alianza momentánea repartidora de beneficios.

Y no importa el precio a pagar. Así se trate del odio, el encono o la discordia. O la indignidad y la abyección rastrera. En esta contienda, para ellos, sólo los números valen.

Vamos a ver qué decimos nosotros, los que votamos.

P.D. Para Javier Aguirre, con un abrazo fraterno.

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