miércoles, abril 29, 2009

Una nueva concertacesión entre el PRI y el PAN

José Angel Miramontes Cordero

Sin duda el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional se han convertido, en esencia, de los años noventa para acá, en ramas de un mismo tronco, mugre de una misma uña, erupción purulenta de una misma piel, guacara de una misma cruda. Y aunque a veces hacen como que se pelean como pareja cotidiana, a la mera hora se olvidan de los agravios, olvidan todo, y vuelven a su tórrido romance.

El Pan de esta época, traicionando sus principios, los ideales de sus hombres ilustres: Gómez Morín, González Luna, Gutiérrez Lascuráin, Christlieb Ibarrola, Conchello, Clouthier del Rincón, entre otros; no se ha tentado el corazón para establecer componendas, negociaciones políticas que la vox populli ha denominado: concertacesiones que han sido dañinas para las y los mexicanos, principalmente para la gente más necesitada.

Los jóvenes de hoy deben saber que en el ’88, con Salinas –a cambio de reconocerlo, legitimarlo como presidente en medio de una elección fraudulenta- Acción Nacional negoció con el enanito de Agualeguas, Nuevo León; reformas (Agraria, Educativa, relación Iglesia-Estado, privatizaciones, TLC, etc.) que en su insensatez se ufanaron en llamarlas como una “victoria cultural” de ese partido. Hoy las consecuencias de esos cambios las padecen muchísimos campesinos que han visto como aquel pedazo de tierra que tan siquiera tenían como patrimonio, lo han perdido con el rentismo y su venta de garaje al mejor postor.

La separación Iglesia-Estado enmarcada desde la época Juarista con las Leyes de Reforma fue hecha añicos y ahora la ingerencia de las sectas religiosas, en especial la católica, en asuntos que antaño sólo competían al Estado, cada vez tiene menos límites. Lo mismo podemos decir de la venta a destajo que Salinas hizo de los bienes nacionales (la banca, teléfonos, siderúrgicas, ingenios azucareros, líneas aéreas, cadenas hoteleras, carreteras de cuota, etc.) a empresarios poderosos y amigos que muchos de ellos novatos en esos menesteres, tronaron para luego ser rescatados por el gobierno “amigo”.

También las nuevas generaciones deben estar enteradas que el TLC -negociado por el gobierno salinista con el aval de prominentes panistas de ese tiempo- a los únicos que ha beneficiado han sido a los grandes oligarcas que, gustosos, ya si no, le meten dinero a raudales a los candidatos del PRI y del PAN. A 25 años de entrada en vigor de este Tratado el campo está destrozado, diversidad de empresas grandes, medianas y pequeñas desaparecidas; los empleos prometidos siguen siendo eso: promesas; la inmigración, incontenible.

Por eso sostengo, como muchos otros, que la crisis económica que hoy se come al mundo y que hace estragos la economía nacional, no es más que la decadencia, el fracaso del modelo neoliberal y de ahí la gran responsabilidad que sobre sus hombros llevan tanto los gobiernos emanados del Revolucionario Institucional como de Acción Nacional.

En el Zedillato, los panistas siguieron su misma tónica de apuntalamiento de un régimen de derecha sin un gobernante emanado de sus filas. Es en esa etapa en la que se da la concertacesión más repugnante y más lesiva para la inmensa mayoría del pueblo mexicano: El Fobaproa; es decir, el robo más cínico que se haya cometido contra una nación del mundo entero. Latrocinio por el que este el gobierno pagará este año algo así como 30 mil millones de pesos de intereses a la banca rescatada.

Ahora bien, en el 2006 son los priistas quienes devuelven el favor a los panistas y son ellos los que se encargan de reconocer y legitimar al cuestionado gobierno de Felipe Calderón. Con un par de vividores (Beltrones y Gamboa) de la política, conocedores de todo lo hediondo que escurre por las cañerías de este régimen caduco, con este dúo nefasto a la cabeza, el tricolor se envuelve en un cálido abrazo con la ruindad y la hipocresía de un cuerpo deforme y macilento en que se ha convertido el partido blanquiazul, comandado por el marrullero, “bocazas” Martínez. Un rudo-rudísimo fajador que se ha convertido en la delicia de los chicos y grandes medios de comunicación quienes a diario nos dan cuenta de sus aventuras.

En ese contexto, ante los ataques viscerales de Germancito, los tricolores se ponen rezongones y, engallados, junto con los demás partidos opositores, niegan la aprobación de las cuentas públicas de los años 2002 y 2003 del ex presidente Fox por considerar que hay mucha lana gastada en ese período que no se sabe a dónde fue a parar. De ahí que en el intenso debate que se dio, el sinaloense Juan Guerra Ochoa les dijera en tribuna a los panistas que en el gobierno habían resultado iguales de corruptos como el PRI lo fue en 70 años, “sólo que más cínicos” (La Jornada 16/04/2009).

Y cuando la caca entre PRI y PAN más estaba a peso, cuando parecía que por fin los priistas dejarían de poner la otra mejilla ante la tupida diarrea verbal que a cada rato les embarraba el engolosinado “bocazas”, ándale que los tricolores hacen cambio de rieles y del brazo con el PAN votan juntos, en la Cámara de Diputados, no revisar las cuentas públicas del lengua larga guanajuatense de los años 2’’4-2005, dejando al resto de la oposición colgada de la brocha. Por eso, Manuel Cárdenas (otro sinaloense), de Nueva Alianza, comentó: “Hicieron un cambalache. Poco les importó la transparencia o aclarar las cuentas, la forma en que se gastó el dinero público en el pasado…” (El Universal 22/04/2009).
En fin, una nueva concertacesión entre estos dos partidos que: “se han convertido, en esencia, de los años noventa para acá, en ramas de un mismo tronco, mugre de una misma uña, erupción purulenta de una misma piel….”
Por eso y muchas otras cosas más, a la hora de votar…acuérdate.

profemira@hotmail.com

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