martes, mayo 26, 2009

Columna Asimetrías. Desvaríos y Delirios


Por Fausto Fernández Ponte










26 mayo 2009


“La crisis en México no es un ciclo (económico), es un desastre”.

José Ángel Gurría.

I

El Presidente de Facto Felipe Calderón nos informa cual pitoniso de monta demagógica y lenguaje perogrullesco que ya se inició la recesión en la economía “etá en proceso de transición hacia la recuperación” (sic).

Pero es el secretario del Presidente de Facto en materia hacendaria, Agustín Carstens, quien, despojado de pudores intelectuales, hace las perogrulladas a un lado y recurre al cantinflismo al afirmar que es imprescindible realizar “reforma estructirales”.

Por supuesto, el registro de la realidad de don Felipe no coincide con el que tienen millones de mexicano. Por su parte, el señor Carstens entiende por “reformas estructurales” lo opuesto a reformar las estructuras económicas.

¿Desvaríos en Los Pinos? ¿Delirios en el despacho del secretario Carstens? Éste ya nos anunció además que, si el Partido (de) Acción Nacional obtiene mayoría en la Cámara de Diputados el 5 de julio aumentarán los impuestos.

¿Cómo es posible estar ya en la “transición hacia la recuperación” de la que habla el señor Calderón sin las “reformas estructurales” propuestas por don Agustín como imprescindibles? ¿Por qué se contradicen? Obvio: no saben qué hacer. Como en 1994.

Como supondríase hecho sabido, en 1994 Ernesto Zedillo y su secretario del despacho de Hacienda, Jaime Serra Puche, también economista como su jefe, le quitaron los alfileres que sujetaban precariamente a la economía de México.

Pero, admitámoslo, ese hecho no es muy sabido. La población de México tiene un promedio de edad de 27 años, lo que nos indicaría que en ese año de 1994 tendría, si acaso, una media de 12 años (usamos un referente estadístico promedio).

II

Prosigamos. Quitar los alfileres ocurrió al día 19 de iniciado el presidencialado del señor Zedillo –economista y político de pocas luces--, instalado en Los Pinos mediante cínico manipuleo de la conducta electoral por el asesinado de Luis Donaldo Colosio.

Menciónese que retirar los endebles alfileres que el predecesor de don Ernesto, Carlos Salinas, había fijado a la economía mexicana fue calificado por éste con reproche no exento de zumbonería como “el error de diciembre”.

De ello hará 15 años en unos meses. El secretario del despacho de Relaciones Exteriores de don Ernesto era el señor Gurría –autor del epígrafe de la entrega de hoy--, quien luego asumió la secretaría del despacho de Hacienda. No pudo revertir el daño.

El daño fue colosal y causó una recesión cuya fase primera duró ocho meses, aunque sus secuelas fueron los vectores que contribuyeron a la recesión que, al decir de don José Ángel, nos acogota desde hace 18 meses y continúa acentuándose.

Ello establece una relación dialéctica insoslayable entre lo ocurrido en 1994 y la recesión ocurrente –la de hoy-- que se remontaría, históricamente, cuando Miguel de la Madrid cambió de caballo a mitad del río, en 1982, ¡hace 27 años!

Por supuesto –aclárese-- don Miguel no fue el progenitor lato de éste esperpento que es la economía mexicana y su estado presente, pero sí una nodriza al decidir unilateralmente sustituir el modelo económico mexicano de entonces por otro.

Y el sustituto no fue uno nuevo, sino uno viejo, el neoliberal, que bajo guisas y disfraces aparentemente innovadores –como la de la globalización de las economías y el libre comercio, falacias ambas-- se nos impuso sin que se consultara a los mexicanos.

III

Ese modelo neoliberal no ha funcionado excepto para los dueños y operadores de capital y de medios de producción y explotadores del trabajo cuyos frutos se apropian mediante un marco jurídico-cultural creado por el Estado mexicano plutocrático.

Ello es espectacularmente cierto. Desde 1982 a la fecha, la canasta básica ha sido reducida en el número de componentes alimenticios y su precio al público ha subido en 130 por ciento. En lo que va del sexenio, ese aumento ha sido del 60 por ciento.

Más no solamente eso. Esos datos aquí citados –que son den un e la Universidad Obrera de México— se empatan con los del Inegi: el poder adquisitivo delsalario ha caído en 120 por ciento desde 1982. Desde 1994 la caída ha sido del 80 por ciento.

Y más: en los casi 30 meses del presidencialado de facto del señor Calderón, esa caída del poder adquisitivo del salario se ha reducido, según el Inegi, en un 60 por ciento. A ello súmase el rampante desempleo.

El modelo económico no le ha servido a los mexicanos, hoy más empobrecidos, pues ha ahondado los abismos de la desigualdad, la injusticia y el ejercicio inicuo del poder, la inseguridad social, incertidumbre (el desempleo) y desesperanza.

En ese sentido, el poder político del Estado mexicano ha transferido a éste su malogro político-moral, convirtiéndolo en un Estado socialmente fallido. Pero esa condición no es aceptada por muchos mexicanos, don Felipe incluido.

El por qué de no aceptar la condición fallida del poder político del Estado y, ergo, por contagio, de éste mismo, no reside en la ignorancia de los personeros cupulares panistas, priístas, perredistas y demás del Estado. No. Héte allí la perversidad.

ffponte@gmail.com

www.faustofernandezponte.com

Glosario:

Inegi: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. Entidad autónoma del Estado.

Lato: amplio, extenso, vasto. Sentido que por extensión se le da a las palabras.

Medios de producción: medios para producir satisfactores de necesidades humanas, tanto básicas y necesarias como superfluas e innecesarias. Los medios de producción, independientemente que sean de propiedad privada o social, son a su vez producto de un proceso de trabajo, es decir, han sido creados por el hombre. Los medios de producción son la tierra, máquinas, ganado materias primas, capital, Etc.

Modelo económico. Representación simplificada pero completa de una forma de organización económica dada y de la realidad económica de una sociedad durante un periodo determinado.

Modelo económico neoliberal: modelo económico surgido después de la Guerra Mundial II (1941-45) que pretende renovar el liberalismo del siglo XIX. Limita, si no es que elimina, la actividad económica del Estado y su papel rector y planificador estratégico de la economía, la cual es controlada por una oligarquía.

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