martes, mayo 19, 2009

Columna Asimetrías. ¿Ha Llegado la Hora?


Por Fausto Fernández Ponte





19 mayo 2009


“No votemos para elegir diputados; crucemos las boletas con la frase “¡No más de lo mismo!”.Ese sería un mensaje poderoso para la clase poíítica que no quiere cambiar el modelo”.

Miguelina Alfonso Ochoa

I

La cara leyente Alfonso, cuyo sentir y parecer se consigna en el epígrafe de la entrega de hoy, también escribe: “Para muchos mexicanos es más que evidente que ha llegado la hora de cambiar la forma de organización no sólo económica de México (…), sino también la política e incluso nuestros hábitos sociales…

“Es hora de cambiar todo lo que no ha funcionado para la mayoría de los mexicanos, aunque le haya funcionado a unos cuantos, sobre todo los políticos y los que se aprovechan para su beneficio propio de la buena fe, la ingenuidad y hasta la credulidad de los mexicanos…

“Lo que no ha funcionado es todo, o casi todo; creo que en realidad nada ha funcionado desde que, como usted ha escrito, Miguel de la Madrid se dejó convencer por Carlos Salinas de permitir sin consultarle al pueblo la imposición de los valores y paradigmas del neoliberalismo imperial estadunidense…

“Por eso yo propongo que no nos abstengamos de votar el 5 de julio próximo, sino que votemos masivamente, pero, eso sí, pensando no en elegir a candidatos a diputados que son cabezas huecas y creen que nos engatusan con su propaganda (…) sino pensando en términos de un referéndum, que estamos refrendando o no…

“¿Qué estoy proponiendo concretamente? Que crucemos las boletas con un “sí” o un “no” como sugiere el señor Ilán Semo, diciéndole a la clase política a que no queremos que continúe causando estragos entre los mexicanos y que, por tanto, no los vamos a elegir como supuestos representantes nuestros; ya estamos hartos”.

Doña Miguelina –quien se abstiene de informarnos desde dónde y en qué medio difusor nos lee-- afirma: “Para los políticos mexicanos es más importante la difusión de videos denigratorios de sus opositores que ofrecer propuestas concretas a las varias crisis que, como usted dice, nos acogotan, nos tienen del gañote”.

II

Escribe: “Los libros de (Carlos) Ahumada y (Roberto) Madrazo y las revelaciones de (Luís) Téllez y (Miguel) de la Madrid acerca del sexenio y postsexenio de Salinas, y, meses antes, de (Manuel) Bartlett, indican que los políticos no están con nosotros, que el Sistema Político no sirve a México (ni) a los mexicanos, sino sólo a ellos”.

Señálese que por Sistema Político doña Miguelina se refiere, pensaríase, al poder político del Estado mexicano que, insoslayable es, ha caído en una vorágine de rampante e imparable descomposición general. Los personeros de ese poder político son panistas, priístas, perredistas y “convergentes” mayoritariamente.

Aclárese, antes de proseguir, acerca de lo que se entiende por poder político del Estado –cualquier Estado— según las teorías formuladas por los eruditos de la experiencia histórica. El poder político es uno de los elementos constitutivos del Estado, más no el principal.

El principal elemento constitutivo es –ya lo sabría el caro leyente— el pueblo. Otros elementos constitutivos del Estado son, según nos lo recuerda el pensador Rodrigo Borja, el territorio y la soberanía; ésta es, a no dudarlo, tan antigua como el pueblo mismo y, no se diga, el poder político.
Así, siendo el pueblo el elemento constitutivo principal del Estado, el poder político debe estar subordinado filosófica, estructural e infraestructuralmente a aquél. Los personeros del poder político –es decir, los políticos y burócratas-- son servidores del pueblo y deben atender los intereses de éste.

Más en el caso de México no ocurre así; de hecho, no ha ocurrido así desde hace los sexenios de Gustavo Díaz Ordaz y Luís Echeverría, pero acusadamente y no sin dramatismo desde el del señor De la Madrid (1982-88), quien abrió las puertas a un nuevo modelo económico asaz antisocial, el del neoliberalismo.

III

Ello evidenció, precisamente, la ausencia de correspondencia entre el poder político y el pueblo, aunque esas evidencias ya se manifestaban: fraudes electorales, dictadura (definida “perfecta” por Mario Vargas Llosa), autoritarismo, arbitrariedad, corrupción, abusos impunes y cínicos de poder y, sobre todo, simulación democrática.

Pero ello no trascendía a la ciudadanía, pues guardábase en los cenáculos del poder político del Estado –cuyos personeros son denominados, en conjunto, “clase política” que, por cierto, es un concepto de origen fascista--, sino hasta ahora. Son los propios personeros priístas de ese poder político del Estado los que exhiben su podredumbre.

Las más devastadoras revelaciones –semióticamente, delaciones-- fueron las del exPresidente De la Madrid, quien acusó al señor Salinas de estar vinculado al narcotráfico y haberse robado la muy gruesa partida secreta que hasta 1988 el Poder Legislativo, priísta hasta entonces, le asignaba al titular del Ejecutivo en turno.

Don Miguel, ya en vena de expiación pública, dijo a Carmen Aristegui que el poder político del Estado –el “Sistema”-- se nutre de la impunidad y el cinismo, éste vástago de aquella. Así ha sido desde Venustiano Carranza, cuyos epígonos “carranceaban” al erario, pero fue más notorio en el sexenio de Miguel Alemán (1946-52).

Al señor De la Madrid se le obligó, presumiblemente por don Carlos, a retractarse, declarándose demente públicamente y no sin humillación. Empero, prevalece en la psique colectiva su aserto acerca del señor Salinas. Los mexicanos somos testigos de la descomposición del poder político del Estado. ¿Es ya hora de fundar uno nuevo? Sí.

Pero, ¿es la vía comicial el camino para hacerle llegar al poder político nuestro sentir y parecer y cambiar al Sistema Político como requisito indispensable para un cambio del modelo económico? Es muy probable que el poder político ignore y hasta desestime lo que piensa la ciudadanía. La vía comicial es sçolo uno entre tantos vehículos.
ffponte@gmail.com

www.faustofernandezponte.com

Glosario:

“Carranceaban”: conjugación en tercera persona del plural de un verbo en el lenguaje vulgar y popular “carrancear”, de uso muy extendido en México durante el tiempo que Carranza (1859-1920) fue Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y Encargado de Poder Ejecutivo (1913-15) y luego Presidente de la República (1915-20). Fue asesinado en 1920.

Epígonos: vocablo plural. Hombre que sigue las huellas o el comportamiento o los logros de otro, de un estilo o una escuela de ideas o actos de un tercero, de una generación anterior; seguidor, partidario, emulante de otro.

Semióticamente: de semiótica. Estudio de los signos de la vida social. Teoría general de los signos y significados de éstos.

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