lunes, mayo 25, 2009

Nadie mete en cintura los cobros excesivos de los banqueros

Álvaro Cepeda Neri
Conjeturas

Los senadores, por voto directo y pluris, tomaron cartas en el asunto de los altísimos cobros por pago de servicios de los bancos. Lo que más tomaron en cuenta fueron las tarjetas o dinero de plástico a las que cargan exorbitantes comisiones que han llevado, en épocas de crisis económica, a lo que los voraces banqueros llaman (con los Enrique Krauze y fanáticos del libre mercado): “la cultura del no pago”.
En la pasada devaluación, Salinas-Zedillo llevaron al país a un desastre financiero que culminó con el robo-fraude a la Nación del FOBAPROA; lesionaron a millones de tarjeta-habientes y no pocos se suicidaron, otros perdieron sus casas, automóviles, etc.
Devueltos los bancos, con todos sus bienes, a los propietarios que los quebraron, luego los vendieron a firmas extranjeras (“el capital no tiene patria”) y ellas han impuesto un régimen particular y oligopólico, uniformando el cobro de los servicios, a partir de cheques expedidos y de ahí para el real, una vez que dependencias públicas y empresas privadas convocaron a sus usuarios para pagar sus recibos en los bancos.
Por el pago de cualquier servicio, los cajeros (empleados explotados por esos banqueros) advierten al cliente que agregarán al importe, entre 6 y 50 pesos que llaman “comisión” y que los banqueros suman al “jineteo” del dinero de esos pagos.
Cometen abusos mil los banqueros (incluyendo a Banorte que hace alarde de lo contrario, con su propietario de apellido González y apodado el “Maseco”). Y los senadores sólo hablan en tribuna, amenazan con meterlos en cintura, y todo queda en promesas.
Hay cadenas de supermercados que como gancho reciben ciertos pagos de servicios, pero de una u otra forma el cliente compra mercancía, lo que sale junto con pegado. Las tiendas de Slim sólo atienden “gratuitamente” el pago de sus servicios, pero resulta lo mismo: hay que comprarle lo que vende.
Los adoradores del libre mercado (como los Sergio Sarmiento) en cuanto pueden sueltan loas para que el consumidor no se escape de las reglas del capitalismo salvaje. Adornan con virtudes inexistentes a los banqueros, casi presentándolos como “damas de la caridad”, cuando los gobernantes, desde siempre, han intervenido para controlar sus excesos.
Pero, los senadores han dejado a los consumidores desamparados, por lo cual han de pagar las comisiones. Y es por esto que los reportes anuales de la banca, con bombo y platillo, anuncian sus enormes ganancias, por haber saqueado el bolsillo de quienes cubren, a duras penas, el importe de sus recibos y la comisión que enriquece a los banqueros que, como los políticos, viven a sus anchas dentro del entorno de la impunidad que los unifica como depredadores.
Además, en un sistema social donde se agudizan las desigualdades económicas y se está configurando “una situación (pre) revolucionaria”... y la ira popular se enciende a causa de la contradicción entre legalidad y legitimidad con la que la élite financiera ha incrementado fabulosamente su riqueza” (Ulrich Beck: La revuelta de la desigualdad).
cepedaneri@prodigy.net.mx

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